Así me comentaba esta mañana una voz presidencial que
estaban siendo los reconocimientos en la plaza de toros de Las Ventas este San
Isidro 2012.
Al cúmulo de despropósitos del nuevo tripartito, Choperita-Casas-Matilla,
habremos de sumar los constantes conflictos en los corrales de la primera plaza
del mundo. Camiones cargados de ganado pasan cada mañana como si del abasto
cárnico madrileño se tratara.
Apunten, hasta 20 supuestos toros de Peñajara habrían
reconocido los veterinarios para mañana mismo, sin aprobar corrida alguna, y un
nuevo camión con una corrida de Joselito (toros de El Tajo y de La Reina) llevaba
el mismo camino. Seguro que, uno y otro hierro, acaban apareciendo por alguna
de las plazas del Norte de España con sendas corridas de verdaderos toros,
Bilbao o Pamplona, pongan por ejemplo; ya veremos los carteles. Y entonces qué,
porqué no tienen reses para Madrid. Sencillamente porque en Madrid los precios
que se pagan no son ni los de Pamplona ni los de Bilbao, por si queda algún
incauto por el mundo. Aquí se pagan a precio de carne y poco más, y por ello
los ganaderos mandan lo que mandan..., que también manda... narices. A que también aparecen tres, cinco o quince
reses este verano con alguno de estos hierros, descomunales y con trapío para dos plazas de toros, en las
calles de Valencia, Castellón o Teruel, a que sí…
Al margen de los múltiples remiendos en lo que llevamos de
feria isidril, se han echado para atrás, piaras completas de reses indignamente
presentadas para una plaza de la categoría de la de Las Ventas. Lo del día de El
Vellosino, con esa componenda de cuatro de Valdefresno, era de juzgado de
guardia, y eso después de 24 toros reconocidos… 24 reses para esa indecencia,
esos gatos con sombrero. La de Manolo González, entera para atrás ayer mismo, y
eso que también vieron otra buena porción de ellos, antes de aprobar los de
Bohórquez dichosos que pudieron contemplarse. Para mañana, nuevo escándalo
previsto. Hoy, al parecer, también ha habido sus más y sus menos en los
corrales venteños; aunque al fin se lidiarán seis del hierro titular de
Torrestrella.
Ya no les cuento de casta –la bravura, inexistente, si acaso
con una única excepción-, simplemente el trapío de las corridas ofrecidas por
la empresa del tripartito está siendo piedra de toque del taurinismo en contra
de la afición y de la dignidad de la fiesta. Si claudicamos, si claudican los
equipos veterinarios y presidenciales, con ello perderá la fiesta muy buena
parte de su ética… y eso que Madrid era casi una isla en el océano de la
mercachiflería taurina.
Toro de Partido de Resina (Pablo Romero) que no tendría problemas de trapío en Madrid (Foto: Salva) |
Los malos gestos, las palabras más altas que otras,
las discusiones, las presiones, están siendo tónica común de los reconocimientos
veterinarios de este año; esperemos, como lo muestran las palabras de esa
persona que, en primerísima persona me lo ha contado, que sepan defender a la
afición, al público que pasa por taquilla, a la dignidad de la plaza y a la
fiesta, en definitiva, como aquellos valientes trescientos que dieron su vida
por Esparta, por una forma de vida, por la libertad frente al imperio persa
opresor. Atenas y otras ciudades-estado griegas entonces, como la Comunidad
ahora, casi se lavó las manos ante el ataque a una de las suyas, anduvo esperando poco menos que impasible
como entregaban su vida los héroes de la gesta y acabaría sucumbiendo ante la invasión asiática; traidores hubo hasta en las
propias filas de los espartanos, vendidos al oro de Jerjes. Pero al fin, la
historia no recuerda ni a unos, ni a otros, sino a los valientes que dieron su
vida en pro del ideal, elevando la abnegación y el sacrifico a la épica
universal. Otro tanto confiamos ocurra este año en Las Ventas y que los equipos
presidenciales aguanten impertérritos los ataques, los embates y las escaramuzas
en contra del toro de lidia y de la fiesta nacional. Desde esta tribuna de
retaguardia, me sumo a ello. Las Termópilas… ¡au, au!
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