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domingo, 27 de mayo de 2012

Birlibirloqueando 3






Por Fernando Bergamín Arniches

Creo que desde mi última nota publicada en este entrañable blog de Rafael Cabrera, han pasado siete Corridas de Toros de esta lamentable Feria de San Isidro del 2012. Muy pocas cosas para comentar, por lo que de antemano pido disculpas a mis lectores, si es que los tengo. Sólo algo para reflexionar.
Esta Feria he decidido bautizarla como Feria de la Oportunidad, recordando aquellas famosas  novilladas organizadas en la inolvidable Plaza de Vistalegre, por el no menos inolvidable amigo y torero de gran dinastía Domingo Dominguín... ¡El gran Domingo! En aquella importante Plaza de Carabanchel, hoy convertida en siniestro supermercado taurino, vimos y vivimos allí tardes que han quedado para el recuerdo de todo aficionado o visionario del toreo. Porque en aquel entonces, además de "oportunidades" como sucede ahora en Las Ventas (revise el lector los carteles actuales, compruebe los actuantes y juzgue), se ofrecían magníficos carteles toreros en la Plaza de los Dominguín.
Uno de esos carteles de Vista Alegre con interés...
Pues bien, el día 23 de Mayo decepción total de la corrida de Juan Pedro Domecq. Un Morante siempre pleno de torería, poco pudo hacer con los Juan Pedro, sólo un gran quite del perdón (aunque nada había que perdonarle): dos verónicas soberbias y una media frustrada. Mató mal y desganado. Un Talavante correcto pero frio... que sustituía al mediático Cayetano. Además del desconocido mexicano Juan Pablo Sánchez que cumplió sin "decir nada", salvo un cierto sentido del temple que más bien creo que se debió a la notable invalidez de los Domecq. Así pasó uno de los tres carteles aceptables de esta Feria. La Plaza no se ha llenado de verdad más que con Los Caballos... ¿En qué San Isidro había sucedido esto? Muy mal va la cosa, seriamente mal.
El resto de las corridas hasta hoy domingo 27, fracaso ganadero y pura medianía de los toreros anunciados en esta "oportunidad" venteña.
Para terminar, quisiera hacer un breve comentario sobre el "montón" de toreros mexicanos que nos han intentado vender como gran atractivo de este serial, y créanme que al hacerlo siento un gran dolor y tristeza. He vivido - aunque muy joven, niño aún - la edad de oro del toreo de aquel país: allí vivía entonces, y sigo sintiendo por México mi mayor admiración y respeto. No voy a dar ahora nombres de aquellos inmensos toreros de entonces, porque quiero hacerlo en otra ocasión largo y despacio. Pero sí quiero señalar ahora que, hoy por hoy, no existe el toreo mexicano si los presentados este año en Madrid son realmente las figuras. Llegan a España y se españolizan en el peor sentido de la palabra. Sus mentores les aconsejan olvidarse del capote - en el toreo mexicano imprescindible -, a "cerrar el compás" y limitarse a los dos pases, como nos decía siempre el gran Cañabate. Se convierten en vulgares "pegapases". Para eso, aquí ya tenemos bastantes. ¡Pobre México! Como se decía, "tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos". Ahora parecen cumplirse estas palabras. Hagamos una pequeña excepción para salvar la chispa y pellizco que por ahora sólo ha dejado "el chaparrito" Joselito Adame. En cualquier caso deseamos que se revele ese cierto misterio: ¿por qué van los toreros españoles a México y vuelven toreando mejor, y templando mucho más? En otra ocasión seguiremos. Por ahora vamos a continuar esperando... aunque como decía Apollinaire: "¡Qué violenta es la esperanza!". Y lo digo además por el futuro  de todo el Arte del Toreo.

Domingo 27 de Mayo de 2012

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