Por Santiago Orozco
Desde el
inicio de la Feria
de San Isidro hasta el momento lamentablemente muy poco, por no decir casi nada
podemos destacar en el aspecto positivo de éste ciclo. Sólo de los trece
festejos que se han celebrado, exceptuando la corrida de rejones, dos de ellas,
las de Victoriano del Río y Alcurrucén merecen ser destacadas del resto por su
pareja presentación. Las demás han sido una cadena de despropósitos desde el
apartado a la lidia. Muchas de ellas remendadas y toros aprobados por la
autoridad bajo la presión de la empresa, para de éste modo, evitar la
devolución de entradas en taquilla; aún a sabiendas que no contaban con el
remate suficiente para saltar al ruedo venteño. Otras corridas de toros han
sido rechazadas en su totalidad, como es el caso de la corrida de Manolo
González y Peñajara. En el resto de tardes isidriles, se ha llegado a dar el
esperpento de ver saltar al ruedo toros de hasta cuatro hierros distintos, y yo
me pregunto: ¿cómo puede ocurrir esto en la primera plaza del mundo?, cuando
desgraciadamente hay en el campo bravo un excedente y preocupante número de
toros con trapío suficiente y buenas hechuras para ser lidiados, quizás los
veamos más adelante en plazas como Pamplona, Bilbao o alguna otra de menor entidad,
que por el contrario, si que cuidan con celo el animal que se lidia en sus
ruedos.
Un Guardiola sobrado de trapío, en El Toruño, en 2008 |
En base a lo expuesto, les planteo una segunda reflexión: ¿Para que
quiere la empresa “del tripartito” tanto veedor que hasta ahora –y a las
pruebas me remito- lo que llevan visto la afición, no lo ve nada claro?; y es
que siempre es bueno que haya “niños” para que cierta parte de la prensa y de
la empresa tengan a quien culpar bordeando el meollo de la cuestión. Bastante
tienen los veedores embarcando a destajo y a la desesperada tanto toro al filo
de la edad reglamentaria para enviarlos al matadero y no a la primera plaza del
orbe taurino -observen si no, el número de cinqueños que ha saltado al ruedo
hasta la fecha-. Tampoco se entiende que para aprobar seis toros y los dos
sobreros reglamentarios para un festejo sean desembarcados y reconocidos hasta
treinta bureles en un día ¿por qué los sobreros de cada tarde, no pertenecen al
mismo hierro de ganadería a lidiar?; elemental querido Watson, por el maldito
parné, y por el maldito parné está viendo la afición lo que la empresa no ve.
Llegados a
este punto, yo me vuelvo a preguntar: ¿pero la Comunidad no ha rebajado
el canon de licitación a la empresa?, ¿no le ha permitido que aumente el precio
de las localidades? SI, ¿y qué?, dirá la empresa: comprar saldos es legal, aunque no sea ético ni moral.
Aún viendo el
importante número de sufridos aficionados que asisten cada tarde a Las Ventas,
y los que seguimos las retransmisiones desde casa, a través del PPV, no se entiende como la empresa no
da un giro de 180º y rectifica, porque rectificar es de sabios. Pero claro, ¿qué se puede esperar del verdadero enemigo de la fiesta? Ellos a llenar la bolsa, a
hacer en mayo su propio agosto, sin invertir en los pilares fundamentales de la
fiesta: El toro y las figuras del toreo. Sigan ustedes así, llenando la bolsa
sin pensar en lo que nos deparará el futuro, así nos va. Eso sí, como la Fiesta ya está en cultura,
organizan ustedes, actos rimbombantes de arte
y cultura, que están muy bien para tapar bocas de cara a la galería e
intentar justificar lo injustificable; dejen de gastar tanto dinero en
transporte para toros de ida y vuelta y gasten de una puñetera vez el dinero en
un producto acorde a la categoría de la plaza que tienen la suerte de regentar
y por que no decirlo, acorde a los beneficios que obtienen por ello.
Un afectuoso
saludo y que Dios reparta suerte, que con este “tripartito” la vamos a necesitar. Continuará….
Óle
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