Por Santiago Orozco
Hace unos días
falleció en Puerto Real don Salvador García Cebada, ganadero que en pocos años
hizo nacer un encaste propio sin doblegarse al sistemita de la toreabilidad, formando una vacada en el sur con
aires y predicamentos norteños.
Un toro de Cebada para Pamplona (Foto: Encastes bravos) |
Formó esta
vacada al amparo de otro insigne ganadero como fue don Álvaro Domecq, en el
término gaditano de Medina Sidonia, en plena ruta del toro.
Se dice que el
carácter del toro bravo es muy similar al de su criador, pues bien, en este
caso se cumple, y se cumple por la casta que éste ganadero imprimió a su
ganadería, eludiendo entrar en el “bombo” de los hierros comerciales, de ahí que hoy en día su ganadería cuente con
el prestigio de las zonas más exigentes y toristas como son el norte de España,
parte del sur de Francia y plazas con solera. De ahí que en estos tiempos éste
hierro no se prodigue en carteles confeccionados con figuras del toreo; una pena y toda una contradicción más de nuestra
actual fiesta, cuando ésta se encuentra tan carente de casta y emoción. Por eso
desde aquí le queremos hacer nuestro humilde homenaje a tan encastado ganadero
–para bien y para mal-, que siempre supo llevar las riendas de su hierro y
mandar en su casa, sin ceder a las imposiciones del taurinismo reinante,
transmitiéndole sus conocimientos y su hombría de bien a sus hijos, de los que
esperamos sepan defender el saber y el legado ganadero que les deja su padre.
Estamos
inmersos en plena feria de San Isidro y en las pocas tardes que se han
celebrado festejos, no se ha vislumbrado esa casta a la que hoy homenajeamos.
A pesar de lo
difícil de estos momentos, deberían servirnos a todos los que componemos la
fiesta para seguir reflexionando sobre el toro que estamos permitiendo se lidie
hoy en día. Va por usted ganadero.
Otro toro de Cebada Gago (Foto: Encastes bravos) |
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