El
comentario de Ángel Arranz
Carteles
En teoría el cartel es de garantía. El poderío de El Cid, la ética de
Fandiño, la estética de César Jiménez y los padrinos de la feria. Y tres toros
con nombres marchosos: Enrollado, Ilustrado y Codiciado. Esos tres y los
demás parecían toros bravos pero… sólo eran bultos variopintos. Defensivos,
blandos, sosos, abantos, “rajaos”. Sin compromiso con la casta, ni con su
especie y menos con la cultura. Otra corrida-parada, sin mérito ni emoción.
El primer toro, en la primera vara, casi se queda dormido. Hubo dos
horas de bostezos desde las barreras a las andanadas. Fandiño, en el último
toro, casi nos despertó. Otro “espectáculo” pseudotaurino de los que echan a
la afición.
Fernando Arrabal, en el teatro,
es un aval
Fernando Sabater,
en filosofía, es el saber
Fernando Sánchez
Dragó, en palabrería, es un as
Don Mario, es
Premio Nobel
En sapiencia,
grande y caro es el cartel
¡Ojo! En la sombra
de la cultura, hay mucho caradura.
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