El
comentario de Ángel Arranz
Silencios
En todas las lidias de todos y cada uno de los
toros, el público participa en el veredicto final. Es una especie de añeja y
espontánea asamblea tan democrática como certera. Sí, existen bastantes
observadores cultos –de cultura y de cultivo-
en los graderíos de las plazas de toros. El presidente es, o debe ser
un moderador justo y capaz.
En la mayoría de espectáculos masivos, los
espectadores son pasivos. O faltones y violentos como los fanáticos del
balompié. ¿Sobran los cerebros?
Y hay una amplia y rica variedad en las
“sentencias” que “dicta” el respetable con respecto a los méritos o
desméritos en el comportamiento individual y dual de hombre y animal.
Variedad que va desde la petición de indulto para
el toro, a homenajearle con vuelta al ruedo, pasando por ovacionarle,
silenciarle o pitarle en el arrastre.
Variedad que va desde otorgar los máximos trofeos
al lidiador a reclamar los tres avisos por sus contratiempos en los fallos
con los aceros a la hora de la verdad… o suerte suprema. Ojalá dichos
veredictos fuesen tan ágiles, ajustados y transparentes a la hora de
enjuiciar a las “elites” en general y a los políticos en particular.
Ojalá…pero abundan los silencios. Como el
silencio de la dictadura capitalista: oír, mirar y callar. No tiene nada en
común con escuchar, ver y participar.
¿Nos imaginamos 25.000 personas en directo,
expertas, o normalmente capacitadas, sentenciando las vaguedades,
abstracciones y mentiras de los “mandamases” de la economía, la política o la
justicia?
Las pitadas, y los tres avisos o vuelta al toril,
estarían a la orden del día.
Pero estamos en la era de los silencios, aunque
haya suaves “voces” discrepantes como
las del 15M.
Sí, los silencios en el ciclo taurino primaveral
de Las Ventas, igualan o superan al resto de consideraciones. También,
también va pasando con la abstención en las elecciones.
Hay silencios de comprensión, de prudencia, de
respeto…el lidiador no ha tenido toros…el lidiador ha pinchado en demasía…el
toro se ha venido abajo en la muleta…el toro no ha tenido suerte con el
lidiador…toro y torero no se han acoplado…tal torero o cual ganadería no
están en buen momento…
Lo preocupante son los silencios por no tener que
decir o que hacer…por complicidad… por las indiferencias.
Sí, son muy intrigantes, patéticos y amenazadores
los silencios que más abultan y abundan. Hay que cavilar y “mojarse” acerca
de las aspiraciones de las “elites profesionalizadas” que “administran” un
ocio-negocio que llegó a ser metáfora ejemplar de vivencias y supervivencias.
Ese bagaje ha quedado, en: ¿coge el
dinero y corre?
¿Los toros de Carriquiri? Una traca de cinco
petardos – con matices en la muleta porque la torería de Frascuelo y la
voluntad de Garibay fueron insuficientes para ponerlos a prueba-, hasta el
tercio de varas en el sexto. De nombre Flamenco. ¿Fue bravo o manso? ¿O no
fue ni bravo ni manso sino todo lo contrario? ¿Tenía la vista cansada? A mi
me pareció un toro silvestre, de esos en extinción que no se sabe por donde
va a entrar y salir. Genuino, sin etiquetas. Hasta la primera vara parecía el
petardazo final de la traca. Silencios a granel. Y el inteligente Javier Castaño, experimentó. Para el segundo puyazo lo deja en los medios, el
“silvestre aflamencado”se dirige al caballo como un obús -633 kilos-, no
pelea en bravo, pero repite con el mismo ímpetu otras dos veces. Emoción y
conmoción. Ovación de gala a toro, torero, caballo y picador. Ovación de gala
a dos pares de cartel de David Aladid –simpático pareado-, ovación a la
unidad de maestro y cuadrilla. El toro encuentra en Castaño la
responsabilidad y el pundonor de un hombre firme y gallardo. Faena a la
clásica y ortodoxa usanza. De someter, de dominar, de poder a poder por los
dos pitones, sin frivolidades, ni concesiones. Justifica con creces las
expectativas propias y ajenas que le rodean. Media defectuosa y descabello le
condicionan un premio más gordo. En diez minutos nos hemos puesto de pié, más
veces, que en toda la feria. Vuelta triunfal.
Silencio en las
masas
Silencio en las
mesas
Silencio en las
misas
Silencio en las
musas
Conversar es
entenderse
¿Solo se larga,
o se ladra, de Ronaldo y Messi?
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