Madrid, 25 de mayo de
2014. Menos de dos tercios de plaza. 3 toros de Peñajara (1º, 2º y 6º), bien presentados,
mansos, inválidos de solemnidad, descastados. 1 toro de Los Chospes (3º), manso, brusco, complicado. 1 toro del Conde de la Maza (4º), escurrido de
carnes, manso, complicado y con casta. 1 toro de La Rosaleda (5º), mal presentado, manso, con casta, de embestida en
la distancia y peor en las cercanías. Saltaron además dos toros retirados, de El Cortijillo
(1º bis) y Torrealba (3º bis), y
tres de la ganadería titular que volvieron camino de toriles. Víctor Puerto, silencio y silencio. Eugenio de Mora, silencio y vuelta. Alberto Lamelas, ovación (aviso) y
silencio.
Trabajo a destajo para los areneros. Entre su quehacer
habitual, y las veces que tuvieron que salir a recoger la incontinencia fecal
de los cabestros, ayer se ganaron el sueldo más que con creces. No me hubiera
extrañado que, en una de esas, hubiesen recogido también alguna asquerosidad de
eso que llaman toro para Madrid… Cinco devoluciones de ganado de distinto
cariz, ganadería y pintas… que bien pudieran haber sido tres más (las de los
tres del hierro original que se lidiaron, completamente podridos de fuerzas) y
que al presidente se le olvidó devolver. Que alguien me explique, por favor,
cómo es posible que los cabestros continúen en su defecatoria labor, cinco
veces consecutivas… como no sea como protesta hacia esta empresa absolutamente
detestable. Y si salen los tres más que deberían haberse devuelto… ¿hubiesen
manifestado también su protesta?
Eso mismo, que es lo que pensábamos todos los
aficionados y, ¡sorpresa!, el público de aluvión, lo manifestaron de forma
patente, ostentosa, olorosa y majestuosamente los bueyes de Florito. La primera plaza del mundo la
han convertido en una m. No es, sin embargo, la primera vez que ocurre y, me
temo, que volverá a ocurrir. Días de once toros los ha habido, no muchos, pero
sí algunos, en la historia madrileña, pero al menos no se sacaba pecho entonces
como ahora. Por cierto, ¡vaya publiquito el de este domingo de resacón copero futbolístico
y electoral! Parecía el de la entrada regalada por el primitivamente regalado
con la entrada. Vamos, regalo de segunda o tercera generación… Se aplaudieron,
¡oiga!, pares dejados en el santo suelo, bajonazos a un palmo del hoyo de las
agujas, lances enganchados como del mástil de la flameante bandera, series de
trapazos y otras lindezas de una tauromaquia ayer ausente. Quizá se tratase de
compensar con ello las protestas ante tanto bicho inútil e incapaz, y la
pérdida absoluta y constante de tiempo en algo que debiera ser un espectáculo
dinámico, para evitar el aburrimiento desesperante. El lío de ganado era tal, que
hubo parón entre toro y toro que llegó casi
a los veinte minutos (devolución incluida, no sé qué harían los del
Plus, ni a quien tendrían que alabar en ese larguísimo lapso…).
Revolcón de Lamelas, sin consecuencias, tras una lamentable y prescindible bernardina (Foto: las-ventas.com) |
Puerto saludando al primero... (Foto: las-ventas.com) |
Eugenio de Mora achuchado una vez más por el de La Rosaleda (Foto: las-ventas.com) |
Lamelas en el tercero tris, de Los Chospes (Foto: las-ventas.com) |
Muchas más de éstas, y las corridas desaparecen por ellas
mismas. Enhorabuena a la familia Choperita
(varios cientos de kilos a sus espaldas) y a los compañeros mártires de la
Legión Tebana (“te van a” tomar el
pelo, sin duda).
Lo menos malo de lo infumable de ayer tarde:
1º.- Aguacero, el tercer bicho que
saltaba al ruedo, del hierro titular, 572 kilos, negro bragado meano corrido y axibklanco,
regordío y delantero, manso e inválido por completo.
2º.- Astillo, también de Peñajara, que
hacía el quinto que saltaba a la arena, 569 kilos, negro bragado, meano corrido
y axiblanco, tocado y casi veleto de pitones, manso e inválido total.
3º.- Chinato, de Los Chospes, octavo toro
que salía de chiqueros, 515 kilos, negro, delantero de cuerna, manso en varas, complicado
y brusco pero interesante para el aficionado.
4º.- Costurero, del Conde de la Maza,
enésimo toro y segundo sobrero titular, 530 kilos, castaño salpicado y
ojinegro, muy escurrido de carnes pero con dos velas como los toros de
Castellanos, un bicho a la antigua, sin duda, manso y complicado, pero con casta.
5º.- Indio, de La Rosaleda, perdida ya la
cuenta creo que era el décimo en saltar al ruedo, 527 kilos, colorado y ojo de
perdiz, una croqueta con dos pitones delanteros, manso, con su castita pero
mejor en la distancia larga que en la corta.
6º.- Argentino, titular en su casa, 540
kilos, negro bragado y meano corrido y axiblanco, tocado de cuerna, manso, flojo,
complicado y sin casta.
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