El
comentario de Ángel Arranz
Que me perdonen los expertos en
mecanismos médicos. Es un poco grueso llamar tuercas a los sofisticados y
meritísimos métodos y aparatos que los cirujanos manejan con precisión
matemática para proteger y salvar sentidos, órganos y vidas. Con la mejor
intención, creo que todos entendemos el título de esta croniquilla. Juan José
Padilla, en la Feria del Pilar del año 2011 y Manuel Escribano en septiembre
del 2013 lo pueden comprobar y atestiguar. Sus accidentes laborales fueron de
tal calibre y consecuencias, que solo los hombres extraordinarios son capaces
de superar desde el punto de vista físico y síquico. Bravo, bravísimo por los
dos, porque se han “crecido en el castigo”. Las manos, las ciencias que los
atendieron y cuidaron son casi milagrosas.
Padilla ve y saborea su vida y
su profesión de forma más clara y apetitosa. Ayer con la birria de los toros
de su lote no lo pudo demostrar. Y es un excelente relaciones públicas; brindó
a Adolfo Suarez (hijo), aplausos; a la Infanta Elena, palmitas… y le brindó
Manuel Escribano… por aquello de los buenos ánimos en las adversidades.
Escribano, intenta ir de menos
a más en su recuperación para conseguir sus sueños. Por su constancia,
disposición y trayectoria en la temporada anterior lo merece. De los varios
toros que le tocaron y le soltaron ayer… no colaboró para el éxito ni uno.
Joselito Adame tampoco se libra
de las enfermerías. Empezó a justificar su categoría de posible figura en
España, Francia y México la temporada pasada al obtener éxitos en la Feria de
San Isidro y de Otoño en Madrid. Si echa un pasito más adelante –cuando las
circunstancias lo admitan- en la cara y perpendicular de los toros… lo
conseguirá y… pasará de éxitos a triunfos. Ayer estuvo en maestro toda la
tarde-noche, en especial con “Estudiante”, así se llamaba el primer sobrero y
primero que lidió completo. A mi modo de ver y entender, el presidente le
birló una oreja.
Ojo, un éxito es relativamente
“fácil” de conseguir. El triunfo, los triunfos es la suma de éxitos
frecuentes cortando las dos orejas a un mismo toro en las plazas y ferias más
catalogadas y cotizadas del universo taurino.
Claro, hubo, hay y habrá
grandes o genuinos toreros que han protagonizado imágenes imborrables en el
ruedo sin poner en marcha los tornillos y las tuercas que abren y cierran las
puertas grandes… pero eso otra página.
Lo más importante para el arte
de torear, es que las roscas de tuercas y tornillos aprieten en su justa
medida y densidad. Ayer fue un desbarajuste. Lo mismo pasa con apretar o
aflojar los machos.
Los toros de la corrida titular
fueron pestosos y blandísimos… como pasteles podridos. Se llamaban Diligente, Resultón, Campeón, Laborioso,
Jaleo y Hacendoso y eran de “La
Palmosilla” con “encaste” J. P. Domecq Solís. De los tres sobreros, solo
aprobó el examen el llamado Estudiante, también de la familia Domecq.
La corrida duró tres horas
menos cinco minutos… casi hubo tiempo para que creciera un pino. ¡Qué cosas!
Como torero, Juan José Padilla
No es paradigma de maravillas
Es animoso, además pone
banderillas
Manuel Escribano, aspira a ser
torero sano
El empeño de ayer resultó vano
Con los toros negros y los meanos
Joselito Adame, nuevo ídolo
mejicano
Lo mejor del continente americano
Cuando puede, como los buenos
hermanos
P.D. Machos: borlas que
cuelgan, adornan y ajustan los cordones que sostienen la taleguilla.
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