Madrid, 26 de mayo de
2014. Media plaza. 3 novillos de Guadaira (1º, 2º y 3º), mal presentados, sin cabeza aparente, con
dos a especie de platanillos por cuernos, mansos, de condición desigual entre
el complicado y brusco primero, el noble segundo o el corto y reponedor
tercero. 3 novillos de Montealto, bien
presentados, mansos, entre la nobleza del
cuarto y la brusquedad del quinto, descastado éste. Román, silencio y silencio. Gonzalo
Caballero, ovación y silencio. Posada
de Maravillas, silencio y silencio (aviso).
La novillada que estaba por completo rechazada el día
anterior, pese a los ocho novillos de refresco que trajo el hierro de Montealto,
hubo de componerse con tres originales repescados… imagínense la seriedad del
reconocimiento. Tres de Guadaira con cabezas impresentables para plaza de
primera, incluyendo a uno estrecho de sienes, con dos platanillos, brochos propios
para una becerrada en Argamasilla de Ligazón. Fantástica labor, sin duda, que
da a Madrid prestigio y seriedad como la primera plaza del orbe ovino (sí, han leído
bien, sin “b”). La empresa, sin duda, feliz, porque así no hay suspensión… y
total qué más da el cambio de ganado, si nadie sabe lo que se lidia cada tarde
y sólo unos cuantos aficionados conocen a priori el cartel y éstos no devuelven
el billete… Y, [capten la ironía], la Comunidad atenta a estos desmanes para poner
coto a los mismos de cara a la próxima renovación del pliego… ¡ah, no, que no,
que ya se la han dado desde antes que empiece la temporada 2014…, qué error!
El ganado, en suma, salió desigual, pero hubo reses de
posible triunfo, que desperdiciaron los del “futuro de la fiesta” y qué Dios
nos ampare. Destaquemos por su bondad innata al segundo “guadairo” al que
Caballero dejó escapar con las orejas puestas; quizá al tercero del mismo
hierro, al que Posada se dejaba constantemente debajo y por ello le reponía y
se revolvía haciéndole perder terreno; al cuarto, de Montealto, que aunque se
vino a menos al final tuvo muchísimo más que decir de lo que le sacó Román; y
al sexto “montealto”, por encima de Posada, que sólo le dio pases sin historia
y sin cuento…
Revolcón a Román, sin consecuencias, en el primero (Foto: las-ventas.com) |
El panorama, como no haya mejores repuestos, visto lo
visto, es desolador para la fiesta. A Román, que había estado interesante, en
novillero, en una pasada novillada madrileña, le vimos tan desangelado como
incapaz, devolviendo no ya la oreja cortada, sino muchas más que le apuntamos en
el debe. Faena descubriéndose mucho en su primero, con exageración del pico,
sustos constantes y porque el bicho era un infeliz en su corta arrancada… Una
estocada caída y silencio. Suciedad y toreo deslavazado en el cuarto, uno de
los potables de la tarde, retorcido por momentos y sin aprovechar las
cualidades del novillo, faena totalmente prescindible de principio (estatuarios
sin calidad) a fin (unos a modo de doblones, todo al revés). Una entera
tendida, con pérdida del trapo y a otra cosa. Quitó al tercero, de Posada, por
chicuelinas y un lance a una mano con sabor añejo.
Caballero en el breve momento brillante de su primera faena (Foto: las-ventas.com) |
Gonzalo Caballero empezó con buen tono en su primero,
un poco fuera, pero con suavidad y delicadeza, templando y llevando al novillo,
metiéndoselo algo a la espalda aunque toreara de perfil. Lances algo
desmayados, de lo mejor que, artísticamente, se ha visto en la ya larga y plúmbea
feria. Cambió a la mano zurda, abusó del pico, se lo echó para fuera, y el
trasteo se vino literalmente abajo. Una pena, morena. Unas inevitables bernardinas
–lances que se han hecho obligatorios en la tauromaquia contemporánea-
ajustadas, sin más, antes de media atravesada, con el inevitable desarme, y dos
descabellos. Nada hizo en el quinto, entre desarmes de muleta y descaste del animal,
entre otras cosas porque remataba por alto casi todo, ante la debilidad de la res,
ensuciando el trasteo de forma notable. Recurso al encimismo final, sin respuesta
popular, y una estocada caída para acabar con el bicho aculado en tablas y nuevos
sendos descabellos. Quitó con interés en los novillos de Román.
Posada en unas verónicas salpicadas al tercero (Foto: las-ventas.com) |
A Posada sólo le vimos esporádicamente el recurso a la
pose, sin más. Una primera faena llena de enganchones, sucia, sin temple, no
sabiendo rematar al novillo para alejárselo y no dejarlo debajo, para terminar
en las cercanías -por incapacidad-, un desarme y lances de uno en uno. Un
pinchazo sin creérselo y una entera más abajo y trasera que la chalequera… y
orgulloso de camino a casa. Lo mismo en el sexto y último suplicio de la tarde,
un novillo al que –como a otros- se le simuló la suerte de varas. Pases sin
historia para una faena triste, compungida, sucia, con mucho gesto de cara a la
galería pero sin poder, ni someter, ni torear al animalito. Una estocada desprendida,
con desarme, peregrinación que pasando por chiqueros llega al cinco, un aviso por
la lentísima agonía infringida por no utilizar el descabello, y muerte final
del novillo sin nadie que le llore ni le cante…
Triste futuro nos espera como la cosa no cambie radicalmente…
Los hermanos menores de los que salieron estos días:
1º.- Impositor, de Guadaira, 475 kilos, negro,
delantero, poca cosa de trapío y menos aun de cara, manso, complicado, corto y
brusco.
2º.- Opresor, también de Guadaira, 497
kilos, castaño, delantero de paupérrima cabeza, muy manso en varas, pero noble
y embestidor en la muleta.
3º.- Jipío, del hierro titular, castaño, 454
kilos, una birria de trapío y cornamenta, brocho y estrecho de sienes, manso, embestidor,
corto y reponiendo algo por acortar distancias y no darle la salida suficiente.
4º.- Halagado, de Montealto, 500 kilos, castaño
listón, delantero de cuerna, manso, embestidor y algo a menos al fin.
5º.- Dormilona (sic), de lo mismo, 486
kilos, negro salpicado, delantero, manso, corto, brusquito y descastado.
6º.- Zurito, de Montealto asimismo, 491
kilos, negro listón, delantero de cuerna, manso, algo brusco, pero embestidor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario