Hoy en día, y a la vista están los carteles de San Isidro pasado, reunir en una sola tarde a tres figuras del máximo atractivo, es poco menos que imposible. Sólo contando con las pérdidas perfectamente asumibles por la Comunidad Autónoma –corrida de la Beneficencia… de toreros, que ya no de los pobres enfermos del Hospital Provincial a quienes se destinaba hace décadas, y aun más de un siglo y de dos, los productos de la plaza de toros de la capital-, o como reclamo dentro de una feria –contrastando aquella tarde con otras mil de nulo o escaso interés- podrá un empresario hacer frente al mismo.
La plaza de Las Ventas hace tres o cuatro décadas |
Como ven, si sólo los toreros se llevan unos 80-90 kilos, la ganadería unos 10-15 más, y otros gastos (incluido la parte correspondiente del canon) otros 10 kilos más como mínimo, las cuentas no salen en ese festejo aislado. Una primera figura, por tanto, viene a cobrar alrededor de un 30% del total máximo posible de ingresos de Las Ventas en la actualidad.
Tamaña desproporción jamás se ha producido en la historia de la primera plaza de Madrid (sea la actual, la que estuvo situada en el actual Palacio de los Deportes en la calle Felipe II, o las primitivas de la puerta de Alcalá, desde 1739 a 1874). Pongamos algún ejemplo.
En 1769, con la plaza de la Puerta de Alcalá, el padre de Pedro Romero cobró 1.200 reales, Miguel Gálvez “el Lechero” –un torero segundón- 1.000 más, “Costillares” padre 900 y Antonio Palacios o Juan Bueno, espadas menores, 600 reales por cabeza. Un picador de primera fila (ahora sus honorarios están integrados en el precio de los toreros) podía andar entre los 1.200 y los 800 reales (en función de si actuaba sólo por la tarde o todo el día) y los menos buenos, unos 400 a 600 reales. Un banderillero cobraba en esa época entre 300 y 400 reales (por ejemplo, fueron 300 los que cobró “Costillares” hijo, a las órdenes de su padre). Los ingresos máximos de la plaza (la cuenta la hacían los propios Hospitales propietarios del coso) eran de 80.254 reales, que subieron hasta unos casi 89.000 al año siguiente, al aumentar los precios de taquilla. Suponiendo que Juan Romero llevase a sus órdenes tres banderilleros (1.200 reales más que sumar a los suyos), y con él actuaran dos picadores (2.000 reales más, aunque éstos se contrataban por libre, por los Hospitales, y no dependían de la cuadrilla), el coste total de esa primera figura de la época y su cuadrilla sería de 4.400 reales, trabajando mañana y tarde en un festejo con 18 toros (de los que él mataba entre cuatro y seis por fiesta). Y eso, con respecto a la entrada de la plaza, suponía alrededor de un 5,48% en 1769, o un 4,94% al año siguiente, pongamos un 5% de media.
Unos años más tarde, en 1790, vemos en Madrid al famoso Joaquín Rodríguez “Costillares” (ya es el hijo) cobrando 2.000 reales, junto a “Pepe Hillo” que recibe otro tanto y Francisco Garcés (un torero interesante, pero que no llega a su nivel) que cobra 1.200 reales. Los picadores no han variado sus emolumentos (alrededor de los mil reales, más o menos) y los banderilleros ya están en 400 reales por cabeza. Una cuadrilla, tal y como la entendemos hoy (2 picadores y 3 banderilleros) cobraría unos 5.200 reales, y como las recaudaciones (y los precios de las entradas) han subido hasta unos 105.000 reales por corrida de mañana y tarde, ello supone alrededor de un 4,95% de coste por cada una de las máximas figuras. En 1796, el no menos famoso Pedro Romero cobra algo más que aquellos, 2.800 reales, por ser vos quién sois, y con varilargueros y rehileteros el total podría estar en el entorno de unos 6.000 reales (toda la hipotética cuadrilla), lo que supone sobre unos ingresos máximos de taquilla e ingresos adyacentes similares alrededor de un 5,71%. Tres toreros de primerísima fila, por tanto, en estos años, apenas supondrían un 15 a 18% del total de ingresos del festejo.
Pedro Romero (por Manuel de la Cruz Cano y Olmedilla) |
Esto es, en aquel entonces, a finales del siglo XVIII Pepe-Hillo podía recibir por corrida el sueldo anual de un oficial carpintero, sombrerero o guarnicionero, Pedro Romero algo más y así también “Costillares”. En una sola corrida de las celebradas en Madrid el sueldo anual de un trabajador cualificado, sumen la temporada entera (unas 20 corridas poco más o menos en esos años) más las que toreaban fuera de la Corte (que podían sumar otro tanto y a veces más). El 70% de los habitantes de la capital tenían entonces menos de 2.000 reales de ingresos anuales (un peón podía andar entre los 700 y 1.000 reales cada año). Los más prósperos comerciantes de los Cinco Gremios madrileños obtenían entonces unos ingresos de entre 17.500 y 37.500 reales, algo que superaban con creces los tres diestros citados a lo largo de la temporada madrileña. Y lo mismo sucedía con la media de ingresos del Cuerpo de la Nobleza madrileña, que se situaba en unos 44.000 reales en ingresos derivados de la Villa.
Francisco Montes "Paquiro" |
A medida que Montes triunfa, y con ello sus honorarios ascienden, llegará a percibir hasta 3000 reales (por ejemplo en 1838) o 4.000 reales en la década siguiente hasta 1850. Pues bien, “Paquiro” con tres banderilleros (cada uno a 600 reales, y dos picadores, a 1.200 reales, porque todos eran de primera línea) suponía un coste de unos 8.200 reales y la recaudación máxima en 1850 se sitúa en 92.216 reales en una de las corridas de Madrid. Esto, por ende, es un 8,89% del total posible de ingresos por festejo. Montes y dos toreros de su supuesta altura, en conjunto, apenas sumarían un 27% poco más o menos de los posibles ingresos máximos por taquilla.
Cinco años más tarde, “Cúchares” cobrará 4.500 reales por corrida (en 1847 sólo cobraba 3.800 los mismos que “el Chiclanero”), lo que unido a dos picadores de primera y tres rehileteros sumaría unos 8.700 reales, que sobre unos ingresos posibles de un máximo de 95.000 reales era un 9,15%. El portero del Banco de Isabel II (precursor con el de San Fernando del Banco de España) cobraba 2.000 reales al año... aunque no se jugara la vida, como dirían hoy en día. “Lagartijo”, en 1871 a los seis años de su alternativa (tengo las escrituras en mi poder), cobró 8.275 reales por festejo; ese mismo año, el famoso “Frascuelo” recibiría 8.000 reales por festejo y “Currito” hijo de “Cúchares”, sólo 5.600 reales. En estas cantidades van incluidas ya sus respectivas cuadrillas de tres peones y dos varilargueros. Como la plaza ingresaba ya algo más de 100.000 reales por corrida con el aforo al completo, eso supondría casi un 9% de la cantidad total recaudada. (Continuará)
Cinco años más tarde, “Cúchares” cobrará 4.500 reales por corrida (en 1847 sólo cobraba 3.800 los mismos que “el Chiclanero”), lo que unido a dos picadores de primera y tres rehileteros sumaría unos 8.700 reales, que sobre unos ingresos posibles de un máximo de 95.000 reales era un 9,15%. El portero del Banco de Isabel II (precursor con el de San Fernando del Banco de España) cobraba 2.000 reales al año... aunque no se jugara la vida, como dirían hoy en día. “Lagartijo”, en 1871 a los seis años de su alternativa (tengo las escrituras en mi poder), cobró 8.275 reales por festejo; ese mismo año, el famoso “Frascuelo” recibiría 8.000 reales por festejo y “Currito” hijo de “Cúchares”, sólo 5.600 reales. En estas cantidades van incluidas ya sus respectivas cuadrillas de tres peones y dos varilargueros. Como la plaza ingresaba ya algo más de 100.000 reales por corrida con el aforo al completo, eso supondría casi un 9% de la cantidad total recaudada. (Continuará)
Enhorabuena por la documentación! Se agradecen estas cosas, más que nada porque no se sabe de donde sacarlas, ni de donde las sacas Vd.
ResponderEliminarLo dicho, enhorabuena!