El
comentario de Ángel Arranz
Idiomas
El idioma taurino es tan singular como extenso y
gráfico a la hora de comparar imágenes, dichos, hechos, sentencias y
alegorías propias con el idem de idem de las luces y sombras en las muertes y
en las vidas. En alguno de mis libros he tratado con cierta atención este
curioso asunto.
Ojo, lo de idioma quizá sea un poco exagerado,
vamos a dejarlo en… dialecto propio y casi universal, porque hay dialectos
localistas o de poco suelo y vuelo. Universal porque la mayoría de símiles se
ajustan a las vivencias, sueños y sentimientos de personas sin fronteras. Y
propio, porque muchas de sus secuencias y significaciones son de creación
taurófila y han sido asumidas por todos los vocabularios cotidianos
enriqueciéndolos en vivacidad, imaginación y reflejos. “Hay gente para todo”,
“más cornada da el hambre”, “no tiene un pase”, “hasta la bola”…
Claro, La Tauromaquia está basada en arriesgadas
técnicas artesanales, y en previsiones e improvisaciones, que producen
sensaciones límite. La necesidad y la singularidad agudizan el ingenio.
Con esos cimientos tan sólidos y solventes del
idioma –dialecto- taurino, no entiendo que haya ¿pipiolos o indocumentados?
que por norma hablen o escriban de toros con “palabros” tan intrusos como
horteras.
Encajar por ceñir o acoplar; encajado por
embraguetado; remate por adorno; disfrutar y divertir por sentir y emocionar;
pegar pases por interpretar, personalizar o recrear el toreo; regateos, por
quiebros y requiebros; campeón por cortar un trofeo etc. etc. Y luego está lo
bélico: lucha, batalla, guerra, derrota, etc. en vez de mano a mano, cuerpo a
cuerpo, de poder a poder, de pitón a pitón…en fin.
La torerísima palabra “recorte” -Rafael Cabrera
da el significado y distinción que merece la cabecera de estas páginas- la
han desprestigiado los politicastros, suena a abuso, a desamparo. Desde los
ancestros, “recorte”, se decía al ardid del hombre para burlar a cuerpo
limpio, a veces también con el capote, las embestidas del toro. Siempre se ha
hecho en capeas, encierros, etc. Quiebro, era y es, burlar la embestida con el
cuerpo, capote o muleta modificando la trayectoria del toro y dándole salida
por el lado opuesto al pretendido. Requiebro burlarlas varias veces seguidas.
Y, “remate”, la han hundido los “mercaderes” porque suena a rebajas,
ventajas, liquidaciones, a pelotazos varios.
¿Qué fue de la corrida del viernes en Las Ventas?
Cuadri, presentó una corrida dura, madura, encastada, fuerte de cabeza y de
riñones con varios toros bravos. Bravura o casi, nobleza con picante y
sentido, nada de blanda, sosa y boba. Para marcar un antes y un después de
los toreros en la feria más exigente del mundo. Ojo, los toros los pueden ver
o no ver de igual o parecida forma los ganaderos, los toreros, los críticos,
los aficionados… A mí en conjunto me pareció una corrida de toros para
calibrar el mérito y la autenticidad de la lidia y el arte de torear.
Solo Javier Castaño estuvo a la altura de las
circunstancias en el único toro que lidió. Rafaelillo, desconfiado y
desconocido, a la defensiva. Bolívar, más ceremonioso que sabroso, más
superficial que fundamental, en pegapases con dos toros para ascender de
categoría. Sí, el murciano con más voluntad que acierto, y el colombiano, muy
por debajo de los toros; uno y otro lejos de sus respetables niveles. El
“pequeño” Camarote de 528 kilos –cuatro de sus hermanos superaron con creces
los 600- lidiado en tercer lugar-, debería haber sido candidato a los premios
de la feria.
Es verdad, todos toreamos mejor desde la barrera
que en el ruedo. Pero es compatible y necesaria la crítica desde el respeto.
Obliga a superarnos.
Recorte suena a retal ¿Cómo la reforma laboral?
Remate suena a subasta ¡poco que ver con la casta!
Son “palabros” para cuentas o descuentos de Chacón y Cospedal
Parar, templar, mandar o adornar, ensalzan el tauromágico ritual
Recortes y remates suena a caciques, a parados, a voceros, a bacanal.
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