El
comentario de Ángel Arranz
Confusión
Con más o menos intensidad, la confusión es
compañera de viaje en la marcha del mundo mundial. Pero hay grados. Llevamos
un tiempo que la confusión ha llegado al límite de preocupar y desorientar.
Las contradicciones y equivocaciones de la clase dirigente son el pan o el
ayuno de cada día. La claridad brilla por su ausencia.
Sesudos españoles y forasteros dijeron y dicen
que la Tauromaquia es el reflejo de la sociedad. ¿O al revés? El caso es que
hay un paralelismo tangible.
Hay toros tardos que se citan de lejos. Hay toros
pronto que se citan de cerca. A casi todos los toros, sean bravos –los menos-
o mansos, duros o blandos, se les plantea la misma y cansina “composición” de
la faena. Eso, sin contar las faenas descompuestas.
Es como hacen los dirigentes-lidiadores de otras
responsabilidades transcendentes; los verdaderos problemas inmediatos los
aparcan hasta que se pudren o dan largas para solucionarlos. A los problemas
superficiales les dan clarines y timbales como si fuesen importantes… quizá para
que no veamos más allá de sospechosas cortinas de humo. Es cierto, los
dirigentes que manejan la confusión están muy por debajo de los dirigidos.
Estamos hasta la montera de demagogias y de la
burla entre dichos y hechos.
La superación del caos, –si es posible- pasa por
la exigencia del toro bravo auténtico en la plaza, y del verdadero toro
democrático en los tejemanejes electorales. Y pasa por el transparente y
capacitado pundonor de todos. Eso, o se eterniza el más de lo mismo…o peor.
Aquí ya no caben dudas.
Mientras tanto, sigue la confusión en el ruedo y
en el todo de Las Ventas.
El patio de arrastre y el callejón huele a botellón. En el tendido 5 y cercanías hay muchas localidades
vacías. El tendido 7 está muy calladete. El palco lo frecuenta algún manco.
Al reconocimiento va algún jumento. Se confunde el toreo bonito con el toreo
puro, que es el bello, etc. etc.
El “trifracaso” –Rafael Cabrera lo llama, el
tripartito- ha sido un chasco de principio a fin.
Exigimos que la confianza sea sin tapujos.
Exigimos a los que nos exigen. Exigimos prestaciones, expresiones y
realidades nítidas y ejemplares, sin tramas, ni trampas, ni cartones.
Exigimos luz y precisión.
Ayer en la
última corrida de toros de San Isidro 2012
también hubo confusión. Lo de Adolfo Martín tuvo historia en dos
toros. El segundo, bueno integral, o casi, lo aprovechó con soltura,
vistosidad y variedad Juán Bautista en su capote. Pero no hubo bautizo
rumboso en la muleta. Creo que un toro bravo y noble con movilidad y fijeza hay que
lucirlo en los medios y a las distancias oportunas. El francés, dio pasos y
pases semiencimistas en el tercio y asfixió a Madroñito, por cierto, hizo
honor a su pariente Madroño de hace unos años.
Fandiño lidió el cornúpeta más feo de la feria… pero
hermoso por dentro cuando llegó a la pañosa. El vasco, estuvo firme, seguro,
con hambre de aspirar a uno de los primeros puestos del escalafón y de la
cotización. Faena por el pitón derecho –el izquierdo no tenía un pase- con
cites en los medios a máxima distancia, varios muletazos de cartel merecían
premio… pero falló a espadas. Los otros cuatro toros en la línea estándar y
decadente de casi todas las ganaderías. José Luis Moreno estuvo dubitativo
con el menos malo y quiso arreglarlo con el malo-malo.
La Feria de San Isidro casi perdida. O nos
aclaramos, o acabamos no entendiendo nada de nada. Aquí solo ganan los
confusionistas Esa es la primerísima cuestión a tratar, curar y cuidar para
seguir adelante.
Confusión en las casas
Confusión en los casos
Confusión en las cosas
Confusión en los cosos
Confusión no es conferir
Confusión no es confiar
Confusión no es convencer
Conferir, confiar y convencer es resolver.
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