El
comentario de Ángel Arranz
Ser
Estamos en un modelo de sociedad-suciedad que
poco o nada es lo que parece.
La tiranía de la competitividad –los tiranos que
la mantienen o potencian para ser exactos- obliga a traiciones, renuncias
frustraciones morbos, miserias, ostentaciones, inmovilismos, algarabías… contradictorias
y sin analizar, y se toman decisiones que causan trágicos y evitables
estragos en el género humano, en su entorno y en sus circunstancias.
Trágicos por que la inmediatez para no se sabe
que, atropellando la razón.
Evitables porque hay soluciones civilizadas o
menos malas al impresentable desconcierto en el que nos movemos y mareamos:
promover y compartir con generosidad, responsabilidad y equidad –sin grandes
diferencias en todos los casos- los frutos de la naturaleza y de la creatividad
humana y solidaria.
Todo lo demás son miedos, amenazas, mentiras,
pamplinas.
¿Donde están las elites de la ética, de la
ciencia y de la conciencia? ¿Compradas, negociadas, desmoralizadas, marginadas?
Estamos en la catastrófica y delirante era de la
propaganda-ruido, de la simulación, del todo vale para hacer caja… que corrompe,
contamina y enferma a todos los sectores, rincones y “protagonistas”. Y que
solo favorece a las elites contaminantes y venenosas.
Esa peste también salpica a La Tauromaquia.
Me cuesta llamar “creadores de riqueza” a grupos
y personas que usan su influencia y poder para controlar el actual
romanticismo oscuro del toreo cuando son como Juan Palomo por el lado que les
interesa. Son capaces de vender, difamar, negar o sacrificar sus propias
sombras antes que discurrir y rectificar.
Me cuesta llamar toreros a los que se quedan en
frívolos o ambiguos animadores.
Ni los unos, ni los otros le hacen ningún favor
al ocio-negocio del melodrama en el ruedo. No hay prólogo, argumento y
desenlace que justifique ni su ser, ni su aparentar.
Como dice el agudo y reconocido José Mota: las
“gallinas” que entran por las que salen. Hay especuladores y animadores que “meten”
en los graderíos “x” cotillas eventuales para mirar a sus “ídolos”, y “matan”
la fidelidad de los aficionados. Sí, es como las reformas, recortes y el bla,
bla, bla de presuntos chorizos y cenizos disfrazados de presumibles o
presumidos “políeconomistas”… para que todo siga igual o peor.
El ser o no ser, depende mucho de los medios de
“comunicación o contaminación”, y los hay, que producen náuseas, vómitos,
borreguismo y pornografía mental… Hay que mandarlos a… Son mangantes,
celebridades, valedores tan reaccionarios como la destructiva y falsa
competitividad. Me da repelús este “liberalismo y progreso”.
Ejemplo: cualquier parecido entre lo que vimos
poco más de la mitad del aforo de Las Ventas, y una corrida de toros de las
que hacen afición o quedas bien con un compromiso, es pura coincidencia.
Cinco toros “amables de cara”, noblotes, blandos, sositos –como los
animadores- de El Torreón, y uno de Los Bayones desbravado, con trapío para
plaza de primera… que asustó a sus lidiadores. Claro, están mal
acostumbrados… con toritos cornigachos, broches y no sé si afeitados.
¿La terna?, con más de 1.000 -¿corridas o bolos?-
paseíllos cada uno de ellos. Sí, sí, esas figuras mediáticas -¿o mediocres y
maniáticas?- han “toreado”, por separado, más que Manolete y José Tomás
juntos. Y entre los tres han participado en cerca de 4.000 “galas”.
La desgracia es que seleccionamos los quince
mejores lances que hayan “pegado” en su trayectoria, los sumamos, y no dan
para cortar dos orejas al mismo toro en Las Ventas... desde ningún punto de
vista. Manuel Díaz y Francisco Rivera –me niego a poner apodos- se llaman los
“simpáticos y guapos” animadores El esforzado David Fandila “El Fandi” les
hace el juego en muchas, en demasiadas tardes de rifas chapuceras.
La mayoría de toreros torean, a veces destorean.
Ayer torearon más los toros a los toreros que al revés. Hubo una oreja de
tómbola. Con lo que deshicieron en
Madrid salen a hombros en plazas de toros portátiles y en las monumentales de
tercera categoría. La última corrida de la Feria de Arte y Cultura fue la
negación de la dignidad, de la credibilidad, de la pantomima en estadísticas
y encuestas, de las artes y de las culturas. Esta falta de respeto al mérito
de La Tauromaquia, cuestiona al único arte vivo que hay. Fue la muestra osada
y palpable de la farsa globalizadora que nos asfixia dentro y fuera de los
ruedos. ¿Hay algo que rascar o rescatar? ¡Qué ruina!
Tiránico no es titánico
Tronar no es tronío
Mangante no es magnate
Valedor no es valor
Celeridad no es celebridad
Animar no es torear
Botarate no es arte
¡No confundamos ser y simular!
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario