Por Santiago Orozco
Concluyó hace
unos días el ciclo mal denominado del arte y la cultura, que en esta nueva
andadura bautizó la empresa de Madrid. Arte hubo muy poco, toros, casi todos
brillaron por su ausencia y algunos toreros que se subieron al carro del
triunfalismo barato, que no a triunfos rotundos para abrir la puerta grande de
la primera plaza del mundo. Se ha demostrado en este ciclo que hubo un
considerable bajón de público y que algunos matadores no arrastran a la plaza
ni a sus propias familias y que cada día interesan menos al público en general,
porque al aficionado hace tiempo que dejaron de interesarles. Entre col y col, la Corrida de la Beneficiencia , en la
que Talavante abrió la Puerta
Grande, a la que sólo le queda el nombre y que se salvó en último minuto y de
penalti, aunque por fin se abriese. También ocurrió el día anterior con la
salida a hombros de David Mora tras cortar una oreja a cada toro. Ambos trofeos
a la vulgaridad y al destoreo actual.
La corrida
estrella –Cuvillo- también resultó remendada con dos toros de Victoriano del
Río –llegándose a reconocer hasta doce toros titulares- dejando la autoridad
pasar cuatro cuvillos de escasa
presencia.
El sexto de Valdefresno, el día de la puerta grande de David Mora. A la escasa presencia sumó una condición perfectamente boyar (Foto: las-ventas.com) |
Algunos del
Puerto de San Lorenzo fueron toros de matadero y no de Las Ventas del Espíritu
Santo. El nos asista en estos momentos de tanta dificultad. Luque cortó una
oreja.
Alberto
Aguilar cortó otra oreja en la corrida de Victorino, aunque la corrida no fue
lo que se esperaba ni en juego ni en presentación y tampoco el público
respondió a la llamada del ganadero de Galapagar, ya que hubo media plaza.
El quinto de Victorino (Foto: las-ventas.com) |
Con los datos
en la mano hay que darle la enhorabuena a la empresa porque casi todas las
tardes ha dejado buenas estocadas a la afición y a la fiesta. Sería de desear
que alguien ponga orden a tantos despropósitos, que no deberían ocurrir pero
siguen ocurriendo y con su pan se lo coman. Pero que tengan en cuenta, los
organizadores y las autoridades, el daño irreparable que se le está haciendo a la Fiesta. También la que
hace una parte de la prensa especializada, unos por ir con el paso cambiado y otros
por mirar hacia otro lado. ¿Dónde va a llegar esta fiesta…?, o mejor dicho, ¿dónde
hemos llegado ya? Los hechos son irrefutables, así que desde aquí pedimos menos
cuentos, más cultura taurina y más casta.
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