El
comentario de Ángel Arranz
Chapuzas
Sientes curiosidad por la majestuosidad y
grandiosidad de las mejores óperas y de sus intérpretes. Pero estás casi
canino. Ves difícil alcanzar uno de tus sueños por la carencia y carestía de
las butacas más solicitadas.
De pronto, te llega una invitación inesperada y
privilegiada para asistir a una representación en el monumental Teatro de la
Ópera de París.
Te entra como un agradable cosquilleo en la
espera y el deseo. Antes de tiempo, te has puesto las mejores galas. Estrenas
ropa interior y exterior, baño mejor que ducha, perfume mejor que fragancia.
Pareces más guapo o más guapa. ¡Que ilusión!
Vas predispuesto o predispuesta al placer… a lo
que haga falta.
Mucha elegancia en la entrada. Pasillos y otros
espacios cargados de historia y gloria. La unidad de todo el marco es otra
belleza. ¡Que gozada!
Cruzas la puerta hacia los palcos, bullicio
refinado, cuando llegas a tu asiento, miras al Norte, Sur, Este y Oeste del
aforo. Por fin, ves y te fijas en el escenario.
¿Qué ocurre?
Afanosos trabajadores y trabajadoras mal pagados
y en precario, están fregando el suelo, quitando musarañas, y en algunos
momentos, tirándose de los pelos. Esperas media hora en el limbo en vez de en
el cielo. ¡Que chapuzas!
Chiringuitos al margen, una puesta a punta
ocurrió ayer en Las Ventas… referencia museística y mundial de la
Tauromaquia.
Señoras y señores responsables o irresponsables
de la Marca España, no basta con la intención para lograrla. Hace falta
categoría, formación, calidad, ejemplaridad y precisión para dar credibilidad
a su realización. ¡Pido su dimisión!
Del resto de la función, informa mi compañero
Rafael Cabrera Bonet “El Doctor”
San Isidro es taquillero
Las Ventas gozosa y llena
Pero la puesta en escena
Es de rastrillo, tractor y gamuza
Van de selectos ¿y son catetos o gentuza?
Treinta minutos de espera, qué pena
Para acondicionar el albero
¡Qué embusteros y chapuzas!
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