El
comentario de Ángel Arranz
Detalles
Cualquier ciudadano normalmente capacitado sabe
que lo más relevante en un acontecimiento de medio o largo recorrido suele
ser la apertura y la clausura del mismo. Es decir, se da por hecho que el
contenido del evento tiene categoría, justificación y solera como para
satisfacer tanto a los protagonistas como a los asistentes. Eso pasa, o
debería de pasar en todo tipo de encuentros, reuniones, congresos,
convenciones, cumbres, ferias, certámenes etc. etc.
Pero, en demasiadas ocasiones no se cuidan las
formas ni tienen fondo o fondos los contenidos. En efecto, las consecuencias
o resultados son los que son, o son frustrantes por más de lo mismo o peor.
Hay ejemplos para todos los gustos y disgustos.
La primera y principal plaza y feria taurina del
mundo tiene que tener muy en cuenta esos matices decisivos.
¿Cómo es posible tropezar casi siempre en la
misma piedra?
El balance del cartel de inauguración de la
isidrada 2013 es casi una fotocopia
del cartel de inauguración del año 2012.
Leo la reseña que Rafael Cabrera hace en el libro
que hemos firmado juntos: SAN ISIDRO 2012 LA PEOR FERIA DE LA HISTORIA, y
continúan los errores, la rutina, la dejadez, la…decadencia.
Escribe Rafael: 10/5/2012. Toros desiguales en
hechuras, mansos y descastados. Y seis silencios cosechan los toreros.
9/5/2013
Ídem de ídem, añado por mi cuenta. Y mil personas menos en los
graderíos para ver una corrida pasada de edad donde sobresalieron Miguel
Martín y L. C. Aranda en brega y banderillas o Héctor Piña en varas. Los
espadas, a partir de todos los respetos, lidiaron… entre el suspenso y el aprobadillo ramplón.
No, un cartel de toros y toreros más completo o
redondo no garantiza el éxito de la inauguración, pero la solemnidad de la
puesta en escena… ayuda. Es una obligación ética y estética intentarlo. Son
detalles que marcan la diferencia entre lo rumboso y lo ruinoso.
Algunos taurinos “profesionales”
Cuándo se van a enterar
Que el dar gato por liebre
Lo que produce es fiebre
Y… ni hay ganas de alternar
Ni de tirar los… caudales.
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