Es Marcial hombre extraordinariamente afable, agradable,
educado, con esa dulzura gallega tan característica, que une a sus prendas personales la cualidad de gran artista del
pincel. Discípulo de Luis Quintas Goyanes y Profesor de Bellas Artes, es un
gallego, además, de los pies a la cabeza. Enamorado de los paisajes de su
tierra, de esa luz desbordante que –cuando el tiempo lo permite, en frase
taurina- inunda los rincones de una Galicia verde y exuberante, nos regala mil
rincones bellos, evocadores sin cuento de leyendas autóctonas, vibrantes y
vivos de una tierra que fue el extremo del mundo, donde tras de ella sólo podía
esconderse el abismo, en clara metáfora a su belleza sin par. Y aficionado a la
fiesta de los toros, pasional, visceral, profundamente arraigada en su propio
ser; no desprecia ocasión alguna de manifestarlo públicamente, como hizo
recientemente saliendo en defensa de la fiesta de La Coruña, en un manifiesto
firmado por más de un millar aficionados y en la que su rúbrica es una de los
promotoras de la idea (http://www.laopinioncoruna.es/coruna/2011/11/18/taurinos-contraatacan/552250.html).
Pero Marcial, gran aficionado desde su más tierna infancia –no
por algo es hijo de un buen novillero gallego que adoptó el nombre de Zitro, Ortiz
al revés- no ha desdeñado nunca adentrarse por el proceloso y complicado mundo
de los toros, dejándonos óleos de diferentes tamaños que recogen la realidad de
la fiesta, desde la capea castellana hasta la corrida de toros con Bombita, Manolete
o el mismo José Tomás.
Creo, y no me mueve sólo la amistad, que puede catalogarse
su obra como una de las más brillantes del panorama pictórico español actual en
la materia. Su perfecto conocimiento y manejo del color, la huída de cromatismo
plano, el manejo de luces y sombras en la profundidad óptica le destacan sobre
tantos artistas que han dedicado el pincel a trazar el mundo de la fiesta
brava. No por algo siempre ha defendido que la estación por excelencia para la
pintura es el otoño, cuando “la gama de colores que se dan es excepcional”,
como reconoció en una entrevista en la Voz de Galicia. Su enorme afición,
además, le cualifica de forma especial en el tratamiento de formas y fondos, en
el auténtico volumen y geometría de la corrida de toros, en su propio ser. Unan
a ello que tampoco desdeña, en tantos –como le hemos podido contemplar- bodegones
y naturalezas muertas , la introducción de objetos cotidianos relacionados con
los toros, allí una fotografía, acá un programa de mano, más allá una entrada
al festejo…, todo lo que evoque una fiesta que también en Galicia hundió sus
raíces de forma profunda aunque se haya desarraigado un tanto en las últimas
décadas.
Entren, por favor, y vean, la obra de Marcial en su preciosa
página que pueden consultar en esta dirección: http://marcialortiz.nixiweb.com/.
Marcial es y ha sido, ilustrador tanto de obras taurinas,
como de portadas de libros, programas y folletos o de esos carteles que mencionábamos de varias de
las últimas ferias coruñesas. Un artista que cabría colocar junto a los ya
consagrados en activo, a su buen amigo José Luis Galicia –otro gallego
aficionado ejemplar-, Vicente Arnás, Pastor, Humberto Parra, Diego Ramos,
Calderón Jacome, Fernando Botero, y tantos que siguen contribuyendo a dar
lustre y color a la fiesta de los toros y a la cultura taurina.
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