Por Pepe Campos
6 novillos de la ganadería de Murteira Grave, de Alentejo, Portugal (hierro con antigüedad de 1964). Novillos bien presentados, si bien algunos mostraron los pitones escobillados. Mansos, con movilidad y casta, aunque blandos. Nobles. Largos. Alguno escurrido. Predominaron los colorados. En la suerte de varas salieron sueltos, un comportamiento que mantuvieron a lo largo de desacertadas lidias. Les faltó fijeza en los engaños, un defecto no resuelto por la falta de experiencia de los novilleros que se anunciaron en el festejo.
El segundo, responsable de la cogida (Foto: las-ventas.com) |
Primera cita del Ciclo de Novilladas con picadores del mes de julio, ya tradicional en Las Ventas, que no ha respondido casi nunca, observado el resultado, a una cuidada selección entre el plantel de la novillería en la elección de los actuantes, a pesar de que podamos pensar que el nivel de los aspirantes a matadores de toros de los tiempos actuales esté tocando fondo. Esta primera novillada de 1 de julio de 2012 fue adelantada dos horas -se celebró a las seis de la tarde- sobre su horario fijado debido a que coincidía con la final de la Eurocopa de fútbol donde jugaba la selección española. Por ello, se podría entender que el cuarto de entrada que registró la plaza no fue desalentador.
A Manuel Fernández “Mazzantini”, se le vio como un novillero falto de recursos y con un planteamiento taurómaco afín a la neotauromaquia que hoy impera, es decir, muchos pases, la mayoría con la derecha, siempre con la pierna de salida retrasada y sacando al novillo hacia las afueras. Faenas largas sin ajuste ni medida ni mando. Con esas maneras es muy difícil que se pueda transmitir a los tendidos que se quiere ser en la profesión, no aludimos al término vocación porque sería algo que no iría con esas formas. A la hora de matar no hizo honor a su sobrenombre, pues se reiteró en multitud de pinchazos y cuando caló el acero lo hizo de manera contraria, tendida y desprendida, un guión que repitió casi de manera exacta en los cuatro novillos que tuvo que matar. En el modo de atacar las estocadas, puso la mano por delante y se echó hacia afuera.
Ángel Puerta, también dio muchos muletazos, más con la derecha, sin mando. Habría que resaltar que en su segundo novillo, en la distancia corta tan querida por los toreros desde hace algunas décadas, en el clásico arrimón, aunque en este caso sin exageraciones, le sacó algo de partido al novillo cuando ya estaba quedado y entregado. Con la espada tampoco destacó, aunque fue eficaz al matar a su segundo mediante una estocada caída y tendida.
Mayor disposición, pero no mejor planteamiento, ni acierto, se vislumbró en Jesús Fernández en el único novillo que intentó matar, el segundo de la tarde, al que recibió en la muleta de rodillas en los medios, con cierto arrojo, que una vez de pie se transmutó en la consabida colocación de la pierna atrás. Al inicio de una tanda con la izquierda recibió una cornada en el muslo izquierdo, para seguir después toreando con la derecha, enrabietado, mientras cabeceaba el novillo, y lució más limpio en la última tanda con la diestra. Al entrar a matar sufrió otra cogida en esta ocasión en el muslo derecho. Sin llegar a matar al novillo, se le trasladó a la enfermería.
Ángel Puerta, también dio muchos muletazos, más con la derecha, sin mando. Habría que resaltar que en su segundo novillo, en la distancia corta tan querida por los toreros desde hace algunas décadas, en el clásico arrimón, aunque en este caso sin exageraciones, le sacó algo de partido al novillo cuando ya estaba quedado y entregado. Con la espada tampoco destacó, aunque fue eficaz al matar a su segundo mediante una estocada caída y tendida.
La cogida de Jesús Fernández al entrar a matar (Foto: las-ventas.com) |
Experimentamos en la novillada el gusto en la actualidad por la neotauromaquia de la ‘pierna atrás’ que parece la única manera de torear en los momentos que nos tocan vivir, se dice que es por aquello de colocarse mejor, el torero, para el siguiente muletazo, y alargarlo y ligarlo. Aún así, si de ello lo que se trasluce es la falta de autenticidad, poco puede emocionar dicho asunto. Y si no hay emoción, ya sabemos. Es un aspecto éste, la ausencia de rigor -de colocación- en el toreo, que podría corregirse si se lidiara ganado de poder que posiblemente no permitiría pensar en escenografías repletas de pases, toques, colocaciones e insulsas ligazones que están llevando al espectáculo taurino a un definitivo aburrimiento.
Digamos como compensación que la culpa de lo que ocurre no está en lo que quieren poner en práctica los novilleros de hoy, sino que se encuentra en las formas defendidas a ultranza, y a destajo, por las figuras que encabezan el escalafón de matadores de toros. Tales usos están alejados de la verdadera tauromaquia clásica (cargar la suerte, temple, mando, torería) pero parecen identificarse con los criterios de los públicos que hoy van a los toros con poca ilusión y escasa afición.
Digamos como compensación que la culpa de lo que ocurre no está en lo que quieren poner en práctica los novilleros de hoy, sino que se encuentra en las formas defendidas a ultranza, y a destajo, por las figuras que encabezan el escalafón de matadores de toros. Tales usos están alejados de la verdadera tauromaquia clásica (cargar la suerte, temple, mando, torería) pero parecen identificarse con los criterios de los públicos que hoy van a los toros con poca ilusión y escasa afición.
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