La obra, con el patrocinio de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, ha sido publicada en España por Turner, en 1999, en tamaño octavo mayor y con 300 páginas y dos hojas, en una edición sencilla con un pliego central dedicado a ilustraciones (quizá hubiese requerido un tamaño de letra algo mayor y más amplios márgenes, pero los que nos hemos dedicado a esto de la edición sabemos de costes y lo comprendemos). El precio, consecuentemente, es perfectamente asumible como corresponde a una edición casi de bolsillo.
Para el autor el toreo no es sólo un fenómeno tradicional, una costumbre, un espectáculo hondamente anclado y arraigado en nuestras costumbres nacionales; no. En buena parte existen manifestaciones populares que pudieran serlo, pero la corrida de toros es un proceso fundamentado en unos presupuestos económicos inequívocos, un espectáculo de masas de pago con intereses que el autor va desgranando a lo largo de la obra. Junto a ello, es cierto, existe una clara manipulación del mismo desde el poder, al menos hasta finales del siglo XIX y con connotaciones también subrayadas en la etapa franquista.
El autor, profesor de Historia en la Universidad de York, en Toronto (Canadá), al margen de poseer una encomienda de la Orden de Mérito Civil, entregada por nuestro monarca, tiene dos trabajos previos sobre la lidia, que le sirvieron de base para el presente trabajo.
El desarrollo del libro es bastante atractivo, centrado en el estudio de diversos aspectos que conforman el espectáculo desde divergentes puntos de vista: "Negocio", "Toreros", "Género", "Muchedumbres", "Reglamento" y "Política", al margen de un epílogo tomando como base sustentatoria a la muerte de Manolete y un apartado final con unos apéndices (en forma de cuadros) y el apoyo bibliográfico y notas de toda la obra.
Shubert parece decantarse por una visión bastante progresista de la corrida de toros, centrada en los aspectos económicos del fenómeno y en el aparato político que siempre rodeó al espectáculo, haciendo especial hincapié en tales aspectos frente a lo que pudiera ser la evolución estética del festejo, los gustos en ganaderías y diestros por parte del público, el desarrollo de la lidia y las hondas convicciones y profundas raíces y valores que acompañaron y acompañan al mismo. De hecho es "una historia social", más que una historia estética o ética de la fiesta. Quizá ahí le echemos algo más en falta.
Las fuentes utilizadas lo son, en muchas ocasiones, de primera mano (ha utilizado con profusión, por ejemplo, fuentes del Archivo Histórico Nacional recolectadas en su día por Natividad Moreno Garbayo), documentación archivística o periodística de enorme interés. Pero, en una obra que intenta abarcar tanto, muchas veces el apoyo documental es frágil, algo deslabazado, sin la necesaria continuidad temporal, aunque siempre -repetimos- original, de primera mano y valioso en conjunto.
El mayor "pero" que debiera ponérsele, es la incorrección en bastantes datos históricos, la confusión a veces de fechas, sucesos o nombres (homónimos), que oscurece y parece poner en tela de juicio algunas de sus opiniones; en este sentido debería haberse repasado la obra más críticamente. Ello, no desdice de su tesis principal, y por otro lado tampoco modifica el discurso pretendido, pero disminuye el valor del conjunto, una pena.
Cada cual, después, entenderá, en función de sus conocimientos, el valor de los asertos vertidos en los distintos capítulos. Para mí, por ejemplo, la tauromaquia femenina -abordada en el capítulo "Género" -en el que se basa en dos o tres conocidas obras a las que no cita en demasía- no ha dejado de ser algo marginal siempre, y su éxito no tanto cifrado en los valores intrínsecos del toreo de aquellas pioneras, sino en lo extravagante del asunto, lo inusual y hasta lo morboso de aquello (hay autor extranjero que refiere el fenómeno, en el XIX, de esa manera, subrayando el que los públicos acudían al espectáculo por ver los frecuentes revolcones de las toreras y hasta las enaguas o quién sabe si más, de más de una de aquellas intrépidas toreras pero no demasiado doctas en tauromaquia). Hoy en día, sin ir más lejos, los espectadores contemporáneos siguen valorando más benévolamente lo realizado por mujeres que por hombres. Yo siempre he defendido que en ello no debe hacerse "distingos", y que a una mujer, como a un hombre, se les ha de medir por lo que son y lo que muestran, no tras el filtro del género (en positivo o en negativo); pero ya saben que hablar de esto en la actualidad es casi tabú.
Grabado de la obra de un viajero francés por España en 1875 |
A nosotros, siempre entusiastas de la historia, nos hubiera gustado que hubiera apoyado algunas de las teorías que expone en el libro con otro aparato documental, con otras obras de gran valor histórico, especialmente publicadas en la segunda mitad del siglo XX, pero comprendemos que la obra es hija de cada cual. Quizá, como le pasa a tantos autores ligados al mundo anglosajón, a la brillante exposición de la tesis le falte, en definitiva, un mayor peso en las conclusiones finales, pero no por ello deja de ser una de las historias de la tauromaquia más brillantes publicadas en los últimos años. Obra siempre recomendable, de agradable y amena lectura, pero que no ha de tomarse ciegamente como dogma de fe, sino como tesis muy fundamentada y una magnífica aproximación a esa historia social que pretende.
Don Rafael: Creo que es precisamente lo que apunta en el último párrafo de su comentario a la obra del profesor Shubert lo que la afecta, o quizás la valoriza como tal: la visión de un anglosajón de un fenómeno social que es ajeno a su manera de entender la vida.
ResponderEliminarSi bien el profesor Shubert es un académico que debiera (en teoría), estar despojado de esos prejuicios "geopolíticos", considero que la "deformación" que la propia cultura ejerce sobre la manera en la que entendemos las cosas es algo que difícilmente nos podemos quitar de encima y eso queda evidentemente plasmado en el estudio por él publicado.
No obstante, coincido con Usted en que "A las cinco de la tarde..." es efectivamente una brillante aproximación a la historia de de esta fiesta, tan propensa al vilipendio.
Con mi respeto, desde Aguascalientes, México.