El
comentario de Ángel Arranz
Misterios
Ayer comenzó la Feria del Arte y la Cultura. La
relación Arte –de maestría y técnica-, y Cultura –de conocimiento y
tradición-, con La Tauromaquia es casi tan antigua como los juegos del hombre
con toros más o menos mansos, moruchos o temperamentales. Nos podríamos
remontar a Mesopotamia o Creta.
Y van los nuevos - viejos lumbreras de la
“industria taurina” y las venden como si de un invento o evento propio se tratara.
No dan una a izquierdas; quiero decir, ahondar en la filosofía zurda y su
imprescindible participación en Las Artes, Las Culturas y todo lo
trascendente. Sí, cuando les conviene –hay excepciones- hacen referencia a
algún que otro nombre… pero se les nota como un poso o caspa de olvido y
molestia… sobre todo a los más fanáticos.
Fanáticos que tampoco dan una a derechas, porque
la fructífera Plaza de Las Ventas, este San Isidro, ha perdido dos mil abonos
y pico, en demasiadas tardes de feria faltaban cinco mil o seis mil espectadores
para llenar el principal coso taurino del mundo. No, no les salen las cuentas
a la derecha y su única filosofía: “los negocios están para ganar dinero”.
Ayer no llegó a media entrada, ese, creo yo, será el límite para cubrir
gastos. No, no aciertan con ninguna de las dos manos. ¿Y si se
complementaran?
Poco arte y cultura están sembrando para que la
plaza esté medio llena como dicen los optimistas, o medio vacía como dicen
los pesimistas. Y eso que ayer la Sorayita, dio el movimiento del paro, casi
se crearon cien mil puestos de trabajo el mes pasado. Si no fuese por lo
dramático de la situación, los chistes al respecto, no cabrían en el Cossío.
El caso, es que en Las Ventas no se notó la buena
nueva. Y el cartel tenía cierto atractivo:
Antonio Ferrera venía de su reciente y mejor actuación
en su trayectoria de Madrid. Serafín Marín, el torero catalán que más luchó
para evitar el cierre de su plaza barcelonesa. Joselito Adame uno de los
jóvenes toreros mexicanos con más
argumentos para subir escalones en la profesión. Menos interés tenían los
Toros de “El Montecillo”, procedencia
del casi monopolio ganadero y de sus incontables fracasos.
Los toreros al asomarse en el patio de cuadrillas
y ver el ambiente en las gradas se preguntarían: ¿Qué ha pasado aquí? ¿Cómo
es que hay tan pocos espectadores? Se me ocurre, que en esos casos, los
ánimos, las ilusiones, las motivaciones… se vienen abajo.
¿Hay poca afición? ¿Hay saturación de festejos en
pocas semanas? ¿Asistir a los toros solo forma parte de un compromiso o de un
acto social en las ferias y fiestas de pueblos y ciudades? ¿La “industria”
está dando lo que el público presiente… o lo que le conviene? ¿Misterios,
reflexiones? ¿Es una Tauromaquia seria y solemne en arte y cultura, o es una
taurolandia de consumo o de usar y tirar... lo que nos ofrecen un día sí y
casi todos también?
Se construye desde la realidad y la crítica,
jamás desde la ficción y las palmaditas en la espalda.
Los toros de ayer fueron una ruina en todos los
órdenes y desórdenes. Ferrera salió del compromiso con oficio y contrariedad.
Serafín, que siempre se ha caracterizado por la entrega, ni eso se le notó en
su aparente decepción. El menos contaminado de y por el sistema es el joven
Joselito Adame, firme y decidido, se entretuvo en cortar una oreja benévola
en su primero, y otra de más fuste si acierta con el estoque, en su segundo.
Alternó variedad, cantidad, aciertos –convicción-, y desaciertos –irse a
toriles para una larga cambiada con la mansada que salía por allí, inicio de
la segunda faena-, en su actuación, con pasajes de toreo moderno –paso
atrás-, y de toreo eterno –paso adelante-. A la casi salida a hombros le
sacará provecho, fundamentalmente en su país, y le abre las puertas de otras
plazas. Queda la duda de si se decantará por lo moderno o lo eterno.
Seamos positivos, quedan varias tardes de arte y
cultura… en el ruedo y… en la carpa. Lo contaremos con datos, señales y
pelos.
El toro, misterio
El torero, serio
El toreo, magisterio
El toro, desazón
El torero, razón
El toreo, convicción
El toro embiste
El torero resiste
El toreo persiste
…la industria no
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