Por Ángel Arranz Izquierdo
“Lo prometido es deuda”, se dice desde la antigüedad y
universalidad. Pero la modernidad, esta modernidad global no respeta lo formal
y clásico. Es un continuo atropello a la razón.
Las promesas, todas a poder ser, se hacen para cumplirse. Y
yo firmé que haría un balance final del ciclo primaveral taurino en Las Ventas.
Tres observaciones como prólogo o declaración de intenciones
y principios.
1ª) La crítica, con sus virtudes y defectos, que suelo
hacer, es siempre a partir del máximo respeto a la generalidad de los
profesionales de la Tauromaquia, y en particular a los que se ponen delante de
los toros.
La crítica taurina, es o debe ser, como los casi milagros
que de vez en cuando viven algunos toreros. La noche anterior al triunfo
–puerta grande en la isidrada cortando tres o las cuatro de dos toros- han
dormido, intentando dormir o descansando en un hotel modesto, y horas después
de la gloriosa salida a hombros no sabe donde dormirá. Quizá lo haga en el
hotelito, o quizá en otro escenario más tentador o lujoso.
Lo cierto es que en doce horas, ese joven torero da el salto
más rápido y directo de todos los posibles –en ninguna profesión global ocurre
ese fenómeno en menos tiempo- para pasar de la nada o casi nada a todo o casi
todo.
Otra cosa es como se administre el bote. Cuidado con los
vértigos. En ese amplio panorama de posibilidades, hay licencia para poner,
hoy, “a caer de un burro”, a un toro, torero y toreo, y mañana “poner por las
nubes” al mismo ganadero y torero. Sin complicidades ni medias tintas en todos
los casos.
El toro... ese ausente en tantas corridas (en este caso un "pablorromero" de Partido de Resina) (Foto RCB) |
2ª) Mi opinión, faltaría más, es solo mi opinión, ni mejor
ni peor que otras… pero independiente, sin ninguna clase de contaminación. Eso
sí, pongo mi condición de aficionado práctico por encima de todas las demás
consideraciones. Creo, sinceramente que lo mismo hace mi paciente acogedor
Rafael Cabrera Bonet. No pertenecemos a ningún grupo o grupillo que nos
condicione. Ojalá, mejor dicho, hemos de exigir que en todos los sectores
–políticos, económicos, sociales, etc.- de control y de opinión, haya expertos
independientes y contrastados con voz en el mismo foro, y así poder ahondar en
los argumentos de los expertos involucrados en lo que se esté debatiendo.
En líneas casi totales, algunos profesionales han cometido y
cometen tantas barbaridades en sus “juicios” que para mí, ya no son referencia
de verdades ni de futuros. El boca a boca, limpias por favor, es más necesario
que nunca. Lo cierto es que demasiados dirigentes y voceros establecidos,
taurinos en este caso, están llevando a La Tauromaquia a los índices de
aceptación más bajos de su historia. ¿Hay que revisar la información y
formación taurina? ¿Dónde han quedado las promesas de los toros y la televisión?
Revista "El Fenómeno"... ¿alguien se imagina una crítica así hoy en día? (Colección personal) |
3ª) En mis comentarios, suelo hacer referencias, ¿fuera de
lugar?, a personajes o personajillos de otras actividades. Creo que hay una
interdependencia y paralelismo de casi todo con casi todos, y me satisface
reflejar el panorama donde se ubican, desarrollan y desenvuelven los dichos y
hechos taurinos. Lo voy a seguir haciendo, he llegado a la conclusión que:
cuando los presidentes de gobierno –en teoría nuestra máxima autoridad, no sé
si en la práctica también- mienten, tergiversan, corrompen o se corrompen sin
dar explicaciones convincentes, están dando licencia para que todos los
presidentes sean iguales… desde el presidente de la comunidad de vecinos al
presidente de la patronal, pasando por los presidentes de las plazas de toros…
Las excepciones no son suficientes para salir de la provocada y dramática crisis
de crisis que estamos padeciendo. ¿Por qué, cuándo y cómo se superará? No, no
quiero mentir a mis hijos y a mis nietos, en todo caso son o serán aficionados
a la tauromaquia; no, no tragarán con la taurolandia que proponen los
mercaderes.
Hecho el prólogo, y desde la realidad o casi realidad
expuesta: ¿Cómo están los toros, los toreros y los toreos?
Como dicen muchos taurinos profesionales: “está como
siempre”. Y llevan razón, hay toros, toreros y toreos buenos, regulares y
malos, dicho de otro modo: hay para todos los gustos y disgustos. “Es lo que
hay”… sentencian, lo que les descalifica es que no desmenuzan los porcentajes
que hay de cada en los cimientos y principios que sostienen La Tauromaquia. Y
lo que abunda es lo mediocre, o menos, hasta límites preocupantes.
El porcentaje de toros bravos que salen por toriles es bajo,
bajísimo. Lo que sale son, ¿toros?, casi uniformes para toreros casi… uniformados.
Toros mansos, blandos, bobos, malignos, parados, insulsos,
insuficientes, poco o nada que ver con el temperamento y sentido del mítico
toro bravo. Sí, dan cornadas, como cornadas o accidentes proporcionan las
becerras –inolvidable Antonio Bienvenida-, o dan en la cola del sangriento
paro. Solo hay que leer las reseñas de las crónicas, es tan evidente que hasta lo
dicen en sus apuntes los informadores taurina y políticamente correctos. Y de
la misma forma que hay toreros que han tenido mala suerte con los toros; hay
toros que han tenido mala suerte con los toreros.
Alguna vez también saltan toros de encastes comerciales con trapío... muchas menos de las que desearíamos... (Foto: las-ventas.com) |
Toros, de procedencia Domecq que ocupan más de la mitad de
los toros que anuncian los carteles. Procedencia o laboratorio interesante, que
dio sus frutos, pero que se les ha ido o se les está yendo de las manos. No se
si les falla la medida, el tiempo o la selección pero algo no funciona en ese proyecto
más de monopolio que de monolítico. Hay que meditar o rectificar los planes.
La minoría en el porcentaje torista es más atractiva a medio
y largo plazo. Las procedencias Núñez, Atanasio o Albaserrada están en periodos
experimentales. Los primeros, tienen la incertidumbre de ser regulares hasta la
suerte de varas y buenos para la muleta; lo curioso es que también salen buenos
hasta la suerte de varas y regulares después. Hay que encontrar el equilibrio.
Los segundos, igual nos brindan un petardo como la corrida de Victorino, que
nos brindan sorpresas y emoción como la corrida de su pariente Adolfo… pero
siempre captando la atención hacia sí mismos y la atención de los unos y de los
otros. Toros exigentes y con personalidad propia para lo bueno, lo regular y lo
malo. Sin perder sus características hay que subir el porcentaje de los toros
que ponen a prueba de verdad el valor y el valer de los toreros. Pasar
desapercibido con esos toros no marca la trayectoria de un torero, pero los
triunfos tienen coraje y mérito añadidos.
Sí, los toros han de ser ofensivos, sin embargo hay muchos
más a la defensiva. Y esa actitud y aptitud no han sido, son, ni serán
beneficiosas para su futuro. No, no es lo mismo citar a un toro que responda
con cinco embestidas que citarlo cinco veces para arrancarle media acometida.
Es como la emoción y la decepción en lo que a sensaciones se refiere.
Toro de Adolfo Martín este pasado San Isidro 2013... todo un tío de encaste Albaserrada (Foto: las-ventas.com) |
Y hay que recuperar y potenciar otros encastes y
procedencias casi desaparecidas o en desuso. Un torero que se prueba y aprueba
con todos los encastes es un maestro, un torero que se enfrenta a encastes
limitados es un especialista aunque tenga o le den el tratamiento de figura. El
público cabal sabe o sabrá valorar los matices.
El porcentaje de toreros bravos –repito, a partir del máximo
respeto a todos- es similar al de los toros bravos. No olvidemos que el torero
es el primer derivado de los toros. Y hay como un amaneramiento en las
estrategias y conceptos de la lidia. Da igual que el toro sea bravo que manso,
con movilidad o sin ella, tardo o pronto, con o sin fijeza… Casi por norma los
reciben con tanteos de capote hacia atrás y sin convicción que resultan tan
repetitivos como aburridos y rechazables. Un suspenso. En esos casos: ¿para qué
están los peones de confianza? ¿Dónde ver lances y verónicas a pies juntos,
abriendo el compás o rodilla en tierra desde las tablas a los medios? ¿Cómo es
posible que intenten dar largas cambiadas a puerta toriles cuando muchos toros
salen desorientados o a la expectativa? ¿Y la continuidad de esos lances?
¿Dónde está el sello y la firma que deberían tener todos o casi todos los
toreros? ¿Y el toque diferencial o de distinción?
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