Por Ángel Arranz Izquierdo
La técnica es imprescindible para la regularidad en las
lidias; la técnica es el denominador común de los que se ponen ante los toros,
pero a partir de esa regla sin excepción, hay que imprimir al arte de torear la
personalidad, estilo, temperamento, improvisación, motivos y sentimientos de
cada cual.
Otra sugerencia a los toreros; cuando hablen o se explique,
borren de su vocabulario las palabras “divertir” o “disfrutar”, y que no sea banal
la palabra “importancia”. El personal –incluidos ustedes- disfrutan y se
divierten con amigos, romances, hijos, nietos, con gracioso espontáneos o
profesionales, hubo tiempos en que casi todos también nos divertíamos con los
fantásticos, entretenidos y casi olvidados toreros cómicos en fiestas y
verbenas.
Ustedes son protagonistas de un ritual melodramático que
para definirlo y sentirlo de verdad requiere de palabras más profundas,
completas, rotundas y casi enigmáticas. Y eso de: “he estado importante” o “mi
faena ha sido importante”, es… primaria pedantería. Aunque sea cierto, la
importancia la han de dar los compañeros, espectadores y observadores… y usted
se siente orgulloso, realizado o satisfecho de ser torero. Las frivolidades
están fuera de lugar, siempre, en los acontecimientos taurinos.
Belmonte en Pamplona, cuando era más importante torear que "disfrutar" |
Los toreros no deben olvidar que su evolución ha de ser de
menos a más en todos los órdenes, y más, para llegar a las metas que solo la
solera da a las obras y artistas que lo merecen. Otros asuntos, son, que las
ambiciones o las circunstancias sean propicias para llegar y mantenerse. Pero,
los principios y responsabilidades han de ser respetuosas y transparentes con
el único arte vivo que hay.
Hay que ser sensatos, tonterías… las menos o las justas.
Opinar de novilleros y becerristas es casi imposible por los enredos,
oportunistas, oportunidades y dineros que se manejan en su formación. Los
dirigentes y asesores del galimatías montado y desmontado son los que tienen
que dar explicaciones. Sí, el panorama es borroso y desolador, hay un páramo
lleno de confusión y carencias… como los gérmenes del sistema casi integral y
global que nos camela, insulta, reprime y oprime. ¿O no? Sí, hay libertad de
expresión, la prueba son estas reflexiones que suscribo, pero no sirven para
nada, o sirven para que algún cobarde intente agredirme.
Paco Camino... "otra" forma de citar, cargar, mandar... y torear. Técnica y estética puestas al servicio del toreo |
Los toreos son derivados de los toros y de los toreros.
Afortunadamente, dentro del erial que he descrito, quedan ¿residuos? del toreo
trascendente, auténtico y bello. Mérito y honor a los que lo practican porque
la tendencia es el destoreo. Esa pierna contraria escondida; esos múltiples
pasos atrás o a los lados; esos pitones que no llegan o se pasan en tamaño y…;
ese enlazar los pases al hilo de las astas; ese “toreo” en paralelo o hacia las
afueras; esa cicatería en el toreo de capote; esos inicios de faena sin probar
y dominar a los toros; ese desconocimiento de la lidia más elemental; esa
reducción de tres actos –puyas, banderillas estoques y todas las suertes que
enriquecen, complementan y adornan los “trastos” de torear- a la faena de
muleta es un error y un horror para el futuro de los toreros. Es más, sin esos
ingredientes precisos y auténticos el toreo no es el toreo, es un sucedáneo que
lo aproxima al destoreo. Es decir, lo que fue y ya no es. ¿Quién dice que la
inmensa mayoría de toreros torea mejor que nunca? ¿Quién me asegura que
interpretar treinta lances puros de capote y de muleta tiene más riesgo que
pegar sesenta muletazos? ¿El toro es mítico y el torero héroe?
Con y sin ánimo de ofender, hemos presenciado más el
pegapasismo que el arte de torear. El público no es tonto, ha ido de más a
menos en las taquillas.
¿Qué destacar de la feria de San Isidro, corrida de la Prensa,
corrida de la Beneficencia y de las verbenas del “Arte y la Cultura o de la
Comunidad”?
Fernando Sánchez en su sensacional para al último de Cuadri (Foto: las-ventas.com) |
Dos imágenes inéditas o casi inéditas para los anales de la
historia de Las Ventas y de la Tauromaquia. Una, el “chulesco”, original,
andarín y garboso par de banderillas de Fernando Sánchez, digno de llevarlo a
la ilustración de carteles por parte de pintores y fotógrafos para
inmortalizarlo. Dos, Fernando Sánchez y sus compañeros de cuadrilla, menos un
picador, dando la vuelta al ruedo como premio a su excelsa labor con el
consentimiento y generosidad de Javier Castaño, su jefe de filas, que esperaba
muleta en mano para continuar la lidia. ¿Qué me parece? Inédito, no se si fue
correcta la vuelta, pero cada lidia tiene tres tercios o actos - como algunas
representaciones escénicas- y hay que premiarlos juntos y por separado. Esas
suertes de banderillas, varas y lidia obligan a superarse a los toreros de
plata, y descalifican para siempre jamás a las “jóvenes generaciones” –palabras
textuales de un buen mozo y compañero mío de tertulia radiofónica- que
fundamentalmente valoran el toreo de muleta y la estocada. ¡Cómo están
demasiadas muletas y estoques!
Lo demás, algo menos mal que el “San Isidro 2012. La peor feria de
la historia”, título de un libro firmado por Rafael Cabrera Bonet y un
servidor, donde explicamos y demostramos el fiasco del tripartito fracasado. No, no sé si Rafael estará de acuerdo en
publicar otro con el continente y contenido de este año. Sería interesante para
que mañana sepan dónde estamos y de dónde venimos. Los voceros del sistema son
menos fiables.
2013 ha sido una feria de ferias y de verbenas normalita.
Digo normalita porque el que tres figuras corten un total de cuatro orejas es
normal. Que otras corten una, en dos o tres tardes, es menos que normal. O que
una corte dos orejas a un toro de los ocho que ha lidiado no es para tirar
cohetes. No hace tanto esos porcentajes de orejas se superaban con creces. Sí,
me alegro que varios toreros españoles y “forasteros” hayan tenido éxitos en
sus actuaciones. Se lo han trabajado, hace falta renovar y reciclar los
escalafones superiores. ¡Ánimo a Fandiño, a todos los toreros heridos y
dolidos!
Ocurre que estamos tan caninos de toros, toreros y toreos –y
tantas otras cosas- que algunos cómplices o aprendices de opinión y divulgación
pretenden hacer lo ordinario -de normal, común y frecuente- algo
extraordinario. Liantes: ¿bien o mal intencionados?
Los resultados del ciclo primaveral 2013 han sido los
mínimos que se pueden pedir a un acontecimiento taurino de ese calibre. De ahí
para arriba el ritual de las siete de la tarde mantiene o crea afición. De ahí
para abajo crea malestar y decepción en abonados y aficionados. “Al loro” con
las urgentes y necesarias maniobras que se han de realizar de abajo hacia
arriba y no de arriba hacia abajo o como les da la gana; es lo que han venido
haciendo y hacen dirigentes fatuos, hundidos y caducados. Hay que estar “al
loro” desde el coro de los graderíos. Y “al loro” con el toro, torero y toreos
falsos. Y miremos el panorama con inmediatez, pero sin perder perspectivas,
todavía el arte de torear está en las manos de los de siempre, de sus vástagos
y sus ¿fieles? Analicemos lo que han logrado. Esa es la cuestión a tratar y
desmontar.
Como
primavera sin flores
Como otoño sin colores
Como
verano sediento
Como
invierno hambriento
Sin clima,
sin filosofía
Con pocas
alegrías
Así están
las torerías
Como campo
helado
Como genio
olvidado
Como nido
sin crías
Como
alimentos sin garantía
Con pocas
simpatías
Está la
ciudadanía
Sin moral,
sin señal
Todo, casi
todo es artificial
Hay que volver
al manantial.
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