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viernes, 31 de mayo de 2013

Toros, toreros y toreos

El comentario de Ángel Arranz
  

Cabezas
La cabeza del quinto toro de la tarde es de las que dan miedo, peor aún dan pavor... hasta disecadas.
Entras por primera vez en una taberna de esas con saber y sabor añejo, y mientras preparan el cocido vas recorriendo con la mirada fotografías taurinas históricas, y allí al fondo, a la derecha, casi en la penumbra, ves una cabeza disecada como la del quinto toro y tiemblan la cabeza, el tronco y las extremidades del tío o la tía más audaz.
El cabezón de marras se llamaba: PUCHERO.
Sugiero al presidente del gobierno actual o venidero que, a poder ser, hagan las negociaciones X con la Merkel, Obama, F.M.I., Trilateral o el B.C.E., o las que le echen, en esa posible taberna.
Por si acaso, no les quedaría más remedio que escuchar o tragar.
No sé si en el mundo mundial quedan cabezas con cerebro, pero con pitones exagerados, hay para asustar y exportar a medio mundo. O más.
La corrida de Samuel Flores fue destartalada, desequilibrada y aparatosa solo por delante. En vez de toros bravos parecían distantes animales vacunos con caretas de carnaval. Y los que no eran de Samuel… también. Sí, pitones para exponer pero nada más, sin raza, sin identidad, sin casta, sin buenas, regulares o malas intenciones. Toros desbravados de trote cochinero, en las pocas veces que obedecían a las llamadas de los toreros apenas tenían fijeza, nobleza picante o codicia. Iban, venían o pasaban por allí sin embestidas verdaderas.
Claro que tenían peligro, pero eran amenazas sin futuro porque no dejaron satisfechos al público, lidiadores o ganadero.
Qué mal está lo de Samuel, nos acordamos mucho de sus anteriores toros premiados.
A pesar del pesadísimo tostón que ofrecieron los bueyes con aspecto de bravo, el confirmante de alternativa Pérez Mota estuvo con tanta entrega y responsabilidad que casi corta una oreja al más cornudo de la tarde. Un respeto.
Respeto para Antón Cortés que nada o casi nada pudo hacer con animales a contraestilo.
Y respeto a Rubén Pinar que lo intentó con el valor y las ganas de sus mejores actuaciones, su segundo toro, último de la tarde, batió casi todas las marcas de mansedumbre. Un regalito envenenado para estrellarse. Hizo aire y frío siberiano.
La ganadería está a años luz de cuando cosechaba éxitos en ferias de postín, y con toreros que torean poco, es una certera y fatídica crónica más que anunciada.
A la misma hora, en el mismo escenario, seis toros y tres toreros, anteayer nos elevaron a los cielos, pero ayer… nos devolvieron al limbo o a los infiernos.
MANICOMIO, se llamaba el toro que cerró plaza. Con eso está todo dicho.

            Qué incertidumbre en la vida
            Las lógicas van en caída
            Su reflejo en los alberos
            Es como el de los chusqueros
            Dan chicharros por meros
            ¿Es desgana de casi todos?
            ¡Se han perdido los modos!
            ¿Culpables? Hay dirigentes
            De opacas o nulas mentes.

P.D. Por un error de interpretación o comunicación, no se público esta crónica hace dos días, pido disculpas, y la pongo a disposición de los amables lectores. Muchas gracias.

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