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domingo, 19 de mayo de 2013

Ni toros, ni torero


Madrid, 18 de mayo de 2013. Lleno completo. 6 toros de Victorino Martín, mal presentados, justos de casta y alguno sin ella, mansos, de juego desigual, destacando el boyante y noble tercero. Alejandro Talavante, que actuaba como único espada, silencio, silencio, ovación (aviso), silencio, silencio y bronca.

La corrida estrella de esta feria de San Isidro 2013 acabó estrellada. En su desarrollo también se estrellaron las ilusiones de quienes pretendíamos contemplar una gesta como aquella del Cid en Bilbao en 2007. El gesto de Talavante –que a priori lo era, no les quepa duda- se quedó en rictus, una mueca traducida en una cara de estupefacción desde que salió el primer bicho –pretendidamente toro- de la antigua, brava y encastada ganadería de don Victorino Martín Andrés y que hoy gobierna con mano trémula su primogénito. Y ese rictus fue haciéndose patente a lo largo de todo el festejo en una cara de ausente ante la adversidad que nada bueno predecía y que acabó con las esperanzas de cualquiera. No cabe, como ha declarado el espada, decir que “ninguno embistió por derecho”, porque sí que los hubo que lo hicieron y parece que nos toma a todos por tontos; no caben excusas ante su nula voluntad de agradar, no caben disculpas ante su nulidad capotera (un solo quite por chicuelinas en toda la tarde), por su menos que limitado repertorio con el percal, por su vulgaridad en la muleta, por su mínima capacidad de concentración, por su ramplona actitud lidiadora con la franela, con su pésima actuación con el estoque.

Premonitoria imagen del Programa de mano de ayer (Foto: las-ventas.com; ilustración de  Miguel Ángel Hervás)
Se está o no se está preparado para este gesto, y ayer Talavante demostró que no lo estaba. ¡Qué no le embistió ninguno por derecho…! Vaya tomadura de pelo, vaya excusa de muy mal pagador. Pues que no le den los 360.000 euros de los que se comenta recibiría por el “gesto”; eso sí que sería un gesto auténtico, eso... o destinarlos a Caritas… Lo que resulta inconcebible es que se apunte a una corrida en solitario y no intente, cuando menos, mostrar todo un repertorio artístico a la altura de la circunstancia: variedad y diversidad en quites –y es que no lo intentó más que una única vez en las 13 míseras varas que la corrida recibió, tras el primer puyazo al cuarto-; que no muestre tener más variedad con la muleta, que no intente, frente al toro complicado –que ayer no lo hubo en general-, doblarse y lidiar…, que se tire a matar saliéndose de la suerte –hubo varias cuchilladas, pero las dos estocadas que hicieron un palmo de guardia, apareciendo la punta por el costillar izquierdo son irrefutable muestra del aserto mentado-. 


El segundo... ¡vaya pintoncillos!, un animal sin trapío para Madrid de 505 kilos (Foto: las-ventas.com)
Y si no estaba dispuesto a todo ello, o no tiene capacidad para tal, ¿por qué se apunta frente a seis toros de Victorino o de cualquier vacada que no sea la de los borreguitos de Norit? Si su actitud se centraba tan sólo en acompañar las embestidas del toro “que embistiera por derecho”, ¿por qué se anuncia frente a una ganadería pretendidamente encastada? Que lo hubiera hecho, una vez más, frente a los de Núñez del Cuvillo, ejemplo de degeneración en los últimos años del toro de lidia, aunque, claro, ya lo hizo en 2009, en este mismo coso –un 12 de abril-, y aquello se saldó con  ovación, silencio, silencio, pitos, silencio y bronca, exactamente igual que ayer. ¿Qué es, pues, lo que falla, lo que no cuadra en este asunto? Ganado diferente, entre la pretendida casta y la borreguez absoluta, tardes distintas, diversas condiciones meteorológicas, público cariñosísimo que te aplaude en el paseiíllo, tras el mismo, que da ánimos constantes, y ni entonces, ni ahora un solo triunfo en un solo y aislado toro…
¡Vaya timo! Y los corifeos de turno, seguro que justificando todo ello… Esta es la fiesta que defienden, la del fracaso con excusas, la de la justificación a ultranza, nunca la de la responsabilidad máxima, el sacrificio o el esfuerzo. Defienden la fiesta del paso atrás, del quitarse cuando viene el toro cediéndole tu terreno, la de la estocada entera por donde entre (o salga, como ayer), la de las figuritas de mazapán incapaces de hacer frente a compromisos francos, acostumbrados al torito de cartón o de nubes de algodón, mientras juzgan severos a tantos esforzados diestros que a diario se enfrentan a las ganaderías duras y encastadas, que demanda la afición y frente a las que el riesgo es máximo. Cuando aparece una figura por el portón de cuadrillas, ya tienen preparadas las excusas; me cuentan –no lo he leído- que ayer un famoso portal taurino ya andaba diciendo en el tercero que la corrida era durísima y sin posibilidades; pero ¡qué memez! ¡Vaya un modo de falsear la verdad! El periodismo taurino convertido exclusivamente en medio de propaganda comprado; sí, comprado por equis miles de euros en publicidad anual del diestro, de su apoderado o de la empresa de turno. Libertad, ecuanimidad y ética, sí señor.


Talavante en el segundo: el bicho sigue la muleta sin rechistar... (Foto: las-ventas.com)
Lo de ayer de Talavante fue un FRACASO, un auténtico, genuino, verdadero, completo y rotundo fracaso.  Le hemos visto tardes buenas, nos ha gustado en muchas ocasiones, pero lo de ayer tarde fue un auténtico desengaño, un chasco, una decepción absoluta. ¡Esperar a que un toro le embistiera por derecho…! ¿Y al público quién le devuelve el importe de los que no quisieron –a su juicio- embestir por derecho para que se estirara en tres muletazos seguidos? ¿Cuándo pudimos ver verdadero compromiso, interés por solventar dificultades o contrariedades en la lidia, sufrimiento o afán de superación, poner en juego toda suerte de recursos y técnicas para hacerse con los toros? La corrida fue un auténtico fiasco de principio a fin, y el aserto de que “ni uno embistió por derechomás falso que el beso de Judas, aun cuando no saliera la corrida encastada que todos confiábamos saldría de chiqueros.
Y vayamos con el otro protagonista del evento, el ganadero. Otra estafa. ¿dónde ha quedado el trapío para una plaza como la de Madrid? ¿En qué se parecen estos bichos, lidiados ayer, con los que el Cid triunfó en Bilbao en 2007? ¿Tienen alguna semejanza en trapío, en cornamenta, en comportamiento? Aquellos fueron toros, toros. Éstos, entre novillos y borregos del día. ¿Dónde ha ido a parar la casta, la bravura, el poder? ¿Se dieron cuenta de cuántos volvieron la cara en la suerte de varas, ante el segundo cite? ¿Cuáles fueron las aviesas intenciones de alguno, con la única excepción del sexto con todo el pescado vendido y que el diestro no quiso ni ver, ni lidiar? Si éste es el futuro de la vacada, Dios nos ampare, hemos perdido un mito; una ganadería que ha entrado en la senda del “juanopedrismo” absoluto.


El impresentable tercero de la tarde... por mucho que tuviera (eso decía la tablilla) 576 kilos (Foto: las-ventas.com)
Pero detengámonos, aunque sea brevemente, en cada uno de ellos, para ver la falacia de los argumentos de los justificadores a ultranza, de las plumas pagadas.
Un primero, Boticario, saltó a la arena con 534 kilos, cárdeno, veleto, manso en varas, con un buen pitón derecho, embistiendo. El toro se come crudo a Talavante en los lances de recibo; sale suelto de ambos puyazos, dejándose pegar y con la cara alta; pero llega a la muleta aparentemente sin problemas, sólo necesitaba que le bajaran la mano y tirar de él en series cortas rematándolo más largo. Talavante, al hilo al principio –luego fuera-, lo pasa en paralelo, superficial, abusando del pico. No lo toca apenas con la zurda, salvo en dos amagos, ayudados, donde el toro se revuelve y desiste el espada. Por fin, en la quinta serie, se decide a bajar la mano y llevarlo toreado, y el bicho responde como era de esperar, mete la cara y sigue el engaño sin problemas, sin revolverse como cuando lo ha llevado a media altura. Un pase y poco más, porque al siguiente muletazo vuelve a subir la mano y tiene que agarrarse al lomo para salir de aquello… Fantástica labor. Primera puñalada de la tarde, por arriba pero muy atravesada, sale una cuarta por el costado del toro; repite y deja otra entera desprendida. El público aguarda expectante tras un silencio más que respetuoso.
El segundo pasa por Murallón, otro cárdeno–como toda la corrida en diferentes tonalidades- de 505 kilos, veleto pero una raspa escurrida por detrás que no cumple con el trapío mínimo de la plaza, aunque hubiera pasado en Ajalvir, pongamos por ejemplo. Manso en los caballos, embiste aun más claro que el primero. Nada de nada con el percal, unos lances perdiendo terreno hacia los medios para quitarse al bicho de en medio. Suelto saldrá de los tres encuentros con la caballería, en los que empuja un poco sobre un pitón o se deja dar; el matador pierde el capote lo mismo que un peón en un achuchón. Fenomenal. El toro repite en los lances de tanteo, y Talavante se decide a tirar por bajo en un derechazo en la siguiente tanda, respondiendo el bicho sin complicaciones. Se descubre bastante en el de pecho y el toro sólo le mira, no hace por él. Al hilo, la labor no dice nada, insulsa: un muletazo, parón, otros dos sueltos y el de pecho. Poco compromiso. No se encuentra a gusto el espada; el bicho escarba, pero no tiene malas intenciones, nada con la diestra. Coge la zurda y desde fuera se ayuda con el estoque desplazando el toro por las afueras, como remata los lances –no por bajo- a media altura el toro se le revuelve y tiene que corregir terrenos. Uf, demasiado. A por la espada. Una estocada por arriba, con pérdida de muleta, algo atravesada necesita de un descabello. Nuevo silencio ante el nulo compromiso.


Lo mejor de la tarde vino al natural en el tercero (Foto: las-ventas.com)
El tercero, Matacanas, será el más claro y boyante del encierro. 576 kilos para unos platanitos como de juguete, ¡qué manera de presentar una corrida en Madrid, exactamente como en Bilbao! Manso pero encastado, ¡por fin uno que tiene bríos y juego prometedor!, meterá la cara por el pitón izquierdo con clase y largura. Nada con el capote, se cae dos veces en el primer tercio. En los caballos parece que empuja algo –con un pitón- en el primer encuentro, pero rehúsa volver a entrar en el segundo y lo meten debajo, cabeceando y saliendo a la primera invitación. El toro acude a la muleta generoso, se remata lejos y baja el hocico. Bueno por la zurda, Talavante tira de él en dos muletazos al natural, en series cortas –cuando el toro podía más-, colocado al hilo. La gente está con él, le aplaude con mayor entrega aun que la del toro, parece que la corrida remonta, pero es una faena llena de altibajos –en calidad en colocación, en el uso del engaño y en los remates-, y sólo le vemos decidirse a tirar del toro en contadas ocasiones, llevándolo por bajo y rematándolo atrás como requiere éste. Al menos ha habido transmisión, y el toro ha mostrado algunas bondades. Se tira a matar con ganas y cobra… una nueva estocada por arriba pero atravesada. Suena un aviso tras el primer intento de descabello –estas estocadas cruzadas no hacen efecto-, un nuevo descabello y desarme del espada, se pierde la opción a un magnánimo trofeo, tres golpes más y el toro decide echarse por su pie, desesperado. Ovación y nuevos ánimos al espada que ve como se difumina el triunfo.
El cuarto, Majito, es un dije de 508 kilos, propio para la plaza de Sanlúcar, cortito, bajito, justo de hechuras, sin trapío para la Monumental de Las Ventas. Manso, éste sin clase alguna, embistiendo siempre con la cara alta y peor por el derecho. Nada con el capote, pero nada de nada en el saludo, aunque luego quita el pacense por chicuelinas, ¡qué variedad! ¡Vaya sorpresa! ¡Qué capotazo tan original! ¿Se acuerdan de cuántos quites diferentes hizo José Miguel Arroyo, Joselito, el dos de mayo de 1996? ¿O vivimos de cuentos de la prehistoria? Otro toro que rehúsa en el segundo encuentro y que sale suelto de ambas varas, quitándose el palo en la segundo, ¡qué bravura, Dios mío! ¿Quién te ha visto y quién te ve, Victorino? Buen par de Miguel Martín, como bueno será también uno de Carretero y la lidia de éste toda la santa tarde, qué paupérrimo panorama. El tanteo con la franela no promete, se lo saca a medios, justo donde más puede molestar el aire, como hará en los restantes… ¿buscando acaso nuevas excusas? Los papeles están en el 10 y en el 1, y el diestro busca terrenos entre las dos puertas –grande y de cuadrillas- que es donde más viento hay –de siempre- en la plaza de Madrid. Muy bien, camarada… Embiste el bichejo con la cara más alta que sus hermanos, no tira derrotes al principio, pero pronto muestra un cabeceo defensivo. ¿Lo puede, se dobla, lo lidia de alguna manera? Nada de nada, lo abandona a su suerte, luego retoma otra serie con la zurda y acaba por quitar unas tres o cuatro moscas despistadas por la cara, sin ganas y sin capacidad. Una entera desprendida y silencio decepcionado.


Una verónica en el quinto... por fin torea de capa en el saludo (Foto: las-ventas.com)
En el quinto más jarabe de palo. Plazajero se llama el novillo con sombrero que pisa el albero madrileño, 503 exagerados kilos en la tablilla, manso pero con posibilidades por el pitón zurdo, el bueno del torillo. Le vemos, por fin, algún toreo de capa, ¡en el quinto de la tarde!, sólo ha necesitado cinco toros para torear algo de salida… Unas verónicas rematadas con media, vuelven a animar al público, al bondadosísimo público madrileño. El toro mete la cara con clase y se remata lejos, sin problemas… pero cambia en banderillas, tras mansear en varas.  Mira, espera y no termina de pasar por el derecho en garapullos, y llega a la muleta con complicaciones por ese lado. Pero por la izquierda se deja; Talavante, al hilo, se ciñe el toro en un par de naturales, cuando el bicho acude con casta y recorrido, pero lo hace sin continuidad y con menos fe aún, la faena se disuelve cual azucarillo. Como alguno de sus hermanos, necesita de mano baja y que tiren largo de él, y el diestro está a otra cosa, retoma la derecha para mostrarnos las complicaciones -¡oiga, que el pitón bueno es el otro!-, y ni se dobla, ni lo lidia, ni lo castiga, ni “na”. Un pinchazo en el cuello, una entera caída que vuelve a hacer clamorosa guardia, otro pinchazo caído saliéndose, como antes, de la suerte, media desprendida y un descabello. El malísimo y muy severo público de Madrid guarda silencio…
Sale el último, una nueva ovación intenta motivar al ausente Talavante. Jaquita se llama, 530 kilos, veleto, manso y complicado, éste sí. El toro se come crudo al espada en el recibimiento, casi lo desborda, lances perdiendo terreno hacia los medios para quitarse de en medio a la fiera. De la primera vara, donde no aprieta más que con un pitón y cabecea, sale el toro con la cara alta y al paso. Le cuento a mi vecino de localidad que habrá bronca segura, ¡hay testigos de ello! Sin colocar en el segundo encuentro, el animal va con la cara alta y sale suelto. No se emplea en el capote en el segundo tercio y Talavante sale con la espada de verdad a vérselas con el bicho. Cortito, de poco viaje, con la cara mirando las nubes, el pacense ni se centra ni quiere hacerlo, mucho movimiento en unos amagos –ni ese nombre merecen- de naturales; hace un intento en una segunda serie, más quieto, pero en cuanto el toro le aprieta algo, lo cuadra y entre la bronca prometida le arrea un sartenazo chalequero que no acabará con él. Un descabello y llueven las almohadillas. La empresa, tuerta, ciega, sorda u obnubilada, nos remite un “silencio” en el SMS tras el festejo. Pero claro… son sus apoderados. Así ha de escribirse la historia. ¡Qué decepción! ¡Vaya tomadura de pelo! 

3 comentarios:

  1. Es la crónica más dura que he leído sobre "la gesta",como se ha vendido algo que debería ser obligación de verdaderas figuras del toreo.Pero ni mucho menos la más injusta.Diría más:Justísima.
    Llamar a las cosas por su nombre es lo mínimo que se debería exigir a los que se dedican a informar a los demás,cobren en sobre,especie, con un digno jornal sujeto al IRPF......e incluso a los que lo hacen gratis.

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  2. La verdad, yo no hubiera descrito mejor lo acontecido ayer en las Ventas.

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  3. Enhorabuena por su excelentísima y acertadísima crónica, Maestro Cabrera.

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