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jueves, 16 de agosto de 2012

La camada de novillos de Aurelio Hernando



Hace unos días publicábamos unas fotos de nuestra visita a la ganadería de Aurelio Hernando, una vacada que pese a pasados cruces, sigue apostando por depurar y aumentar el porcentaje vazqueño de su ganado.
Dejamos pendiente publicar las fotos de la camada de novillos, erales y alguno de los sementales que comparte cercado con aquellos, en Carrascosilla, una de las fincas que pertenecieron a José García Aleas. Estas, pues son las fotos de los novillos de este año que aun permanecen en la finca.














Ayer nos enterábamos, en la corrida de Las Ventas, que al parecer la cosa está prácticamente hecha y que es más que posible que la novillada de Aurelio Herrnando llegue a lidiarse en la primera plaza del mundo este próximo mes de septiembre (al final, nos enteramos que lo que vendrá será una de Prieto de la Cal, y que un novillo de Aurelio estará en la famosa concurso -dato introducido con fecha de 17-VIII-2012-). Se sigue hablando de otra novillada de Coquilla (léase Sánchez Fabrés o Sánchez Arjona), de una de Concha y Sierra (otra pues donde el encaste vazqueño es mayoritario… o quién sabe), y una de Soler Escobar (de procedencia Graciliano). Sin embargo se puede descartar por completo la presencia de Partido de Resina, si no es un novillo en esa pretendida novillada concurso (a imitación de lo que se hacía años atrás con bastante éxito en la localidad serrana de Guadarrama, hasta ahí hemos venido a parar). El propio ganadero nos lo confirmó a la salida de la plaza, porque por desgracia los antiguos pablo-romeros no están en el trapío que él desearía y la plaza exige (eso es criterio y buen hacer, sí señor).
La camada de novillos de Hernando está dominada por la presencia de jaboneros, y al parecer sería su deseo llegar a completar con seis de ellos la posible novillada venteña. Seis novillos que, a no pasar nada de aquí a un mes, podrían salir desde luego de los que les presentamos o algún otro.

Uno de los sementales con los pitones recortados
Repetimos, es verdad que se trata de una ganadería mixta, no puramente vazqueña, pero a base de seleccionar ramas, ejemplares y cruzarlos entre sí, ese porcentaje de Vázquez (o de Veragua, más propiamente dicho) se habrá ido incrementando.

El mismo semental anterior
Tampoco Veragua es “puro” Vázquez, como les demostraré en una entrega futura (me falta sólo comprobar algún documento del Archivo General de Palacio), pese a que tiene más de vazqueño que de cualquier otra cosa y que prácticamente la sangre mestiza fuese absorbida en 92 años de pertenencia de la vacada en manos ducales. ¡Qué más dará! Ahora bien, 92 años, y sin ningún refresco… es difícil de concebir, sobre todo cuando vemos que la ganadería, tras algún que otro bache, remonta sin mayores problemas. ¿Dónde quedaría la consanguineidad tras casi un siglo de endogamia, o aun más si se niega el cruce durante la posesión real? No obstante, afirmo que Veragua tiene un origen inequívocamente vazqueño y debe considerarse como tal, no cabe la más mínima duda, por más que se haya cruzado a lo largo de su historia puntualmente. Quizá, como muy bien se aporta, sería mejor decir que no es por completo puro vazqueño, como probablemente le pase también al resto de las ramas derivadas del mismo tronco. Ese más que posible aporte de Fuentes y Gavirira (ya verán), y más teniendo en cuenta la gran cantidad de reproductores empleados en esos casi cien años, el gran número de vacas que siempre tuvo, etc., no pudo sino diluirse... pero quién sabe si dejó algún gen perdido que siga expresándose en la actualidad. En cualquier caso Veragua es "puro Veragua", como Cuadri es "puro Cuadri" en la actualidad, por más que en su origen se cruzaran diferentes líneas...

El fotogénico novillo número 25
El mestizaje ha sido siempre piedra común en la ganadería brava, pero algunos criadores -sobre todo en líneas familiares prolongadas y con muchos años a sus espaldas como criadores- han conseguido dotar a su ganado de características propias, tanto en lo morfológico como en lo comportamental. El asunto es que, cuando después adquiere la vacada otro ganadero que imprime, a su vez, un sello propio y cambia el tipo o el comportamiento (y quién sabe si realizando algún que otro cruce refrescante o absorbente, más o menos conocido), ya tenemos un problema. Vázquez y Veragua pueden ser un ejemplo; sobre todo si comparamos los "veraguas" con los "benjumeas" o los "concha y sierras" o incluso con los "Torres" derivados de Benjumea de sólo veinte años después de la muerte del Conde de Guadalete. 
Otro tanto, y de ahí el ejemplo, pasa con Santa Coloma y Buendía; tan puros -creo...- eran en tiempos de Buendía como los que crió el conde a base de mezclar Ibarra y Saltillo, por cierto desde casi el momento de la compra; Santa Coloma incluso llegará a lidiar algún toro con el hierro de Saltillo, a su nombre, en la corrida concurso de San Sebastián de 1909. Pero en tipo y trapío diferían notablemente... Fíjense, además, que los propios críticos de la época ya conocen y defienden el cruce desde los `primeros años de Santa Coloma. Así Manuel Serrano y García Vao (Dulzuras) en su anuario de "Toros y Toreros de 1909" le dedica los siguientes elogios al Conde: “Lo mismo que del anterior puede decirse del conde de Santa Coloma, otro joven ganadero con mucha afición, que lleva una envidiable, marcha con la otra parte de la vacada de Ibarra. Aun mejorará con el tiempo, pues ha añadido a la buenísima casta de sus toros una cantidad considerable de becerros y becerras de Saltillo que harán inmejorable cruza.”
De ahí que, en resumen, todo esto de los encastes y las líneas "puras" haya que tomarlo con extremas precauciones, porque en definitiva ni sabemos lo que los ganaderos han echado a las vacas durante siglos -salvo en las últimas décadas y ello con las debidas reservas (un notario no estaba allí para cerciorarse de que ese semental cubrió concretamente a esa vaca, ni se hacen pruebas de ADN a todo lo que nace)-, ni sabemos qué vacas se han añadido a la ganadería para aumentar o suplir las cabezas existentes en las últimas décadas, sobre todo si el ganadero no lo contó antes del Libro Genealógico. Todo esto teniendo en cuenta que desde el primer tercio del siglo XX la información parece ser algo más completa, pero que del XIX existen enormes lagunas mal cubiertas y muchas veces basadas en opiniones, "oídas" o simples especulaciones. 

Otro de los sementales que se encontraba con los añojos y erales
Soy un firme defensor de la variedad, de los encastes minoritarios, no les quepa la más mínima duda,  creo que aportan la necesaria variedad y una riqueza genética que los constituye en patrimonio nacional. Sigue habiendo incluso genes primitivos, que se han diluido en otras razas de ganado europeo hasta la práctica desaparición (entiéndame en términos poco científicos). Me encanta que haya toros diferentes a la mayoría y que susciten problemas que los diestros hayan de resolver de forma distinta a los universales derechazos y naturales -cuando hay de estos últimos-. Creo en la diversidad y me gustaría, incluso, potenciar su presencia en plazas que podrían permitírselo, como Madrid. Pero hemos llegado a un estado de reduccionismo en la materia en la que a algún nuevo aficionado se le inculca una idea al respecto y prende de tal modo que la defiende hasta la obcecación: "esto es puro no se qué y tienen que ser todos bajos o altos, de cuerna recogida o abundante, hondos, zancudos o agalgados". Hay que hacer ver, y de ahí mi intento, espero que no frustrado por completo, en que las cosas pueden ser en parte de esa manera, pero que hay que tener más amplitud de miras y comprender los muchos aspectos que pueden influir en el resultado final. 


El mismo semental, mostrando hechuras y trapío y diez años a sus espaldas
Por ejemplo, y aunque me tachen de ignorante, y toque el tema controvertido del porcentaje veragüeño de la ganadería de Aurelio Hernando, si cuando cae en sus manos el porcentaje vazqueño global era de sólo -pongamos por ejemplo- un 20 ó un 30%, y se utilizaron vacas y sementales con los mejores porcentajes de pureza en la línea para ir reponiendo bajas, ¿no es cierto que cada vez ese porcentaje, a base de eliminar lo más alejado a la misma, sería cada vez mayor? Pues eso. En unos años, al margen de que, como muy bien dice, la deriva genética puede conducir a la aparición de cosas que no se veían hace años en la vacada, e incluso a la recuperación de caracteres perdidos -como recesivos- hace años o quizá décadas, la ganadería volvería a recuperar porcentajes de Veragua superiores a los originales, por más que en su día se echasen vacas o sementales de otras procedencias. Y de ese 20 ó 30% podríamos pasar a porcentajes del 50 o 60% en un par de décadas, siempre seleccionando para madres o sementales los que parezcan tener mayor porcentaje de supuesta "pureza" aunque jamás llegaran al 100%. Algunos de los bichos mostrados en este reportaje fotográfico parecen afirmarlo e incluso se aproximan bastante al prototipo racial..., quizá algún otro no tanto. Y al haber introducido reses de otras procedencias hace años, aunque se vayan "quitando" en la actualidad o en años precedentes, se habrá refrescado la sangre, abierto nuevas líneas familiares y resuelto gran parte del problema de consanguineidad. Si es, como parece afirmar el ganadero, lo que se ha hecho, se habrá avanzado en ese camino; si nos ha mentido a todos -algo que ni creo, ni puedo conocer, ni estimo que nadie pueda hacerlo si no es con los libros de la ganadería, el Libro Genealógico y santa paciencia- pues será que andamos con una vacada como la de Juan Pedro, que en definitiva también da una enorme variedad de pelajes-cuyo origen está, precisamente en Veragua-, pero que es básicamente otra cosa (Parladé-Tamarón-Cd. de la Corte y quién sabe si mucho más) en la realidad. 

Algunos de los más pequeños, de los erales


     



Y los añojos, como es costumbre, en unión y armonía
El gran problema, a mi juicio, está en que de la enorme diversidad de hace medio siglo, o de la existente hace un siglo todavía, vamos reduciendo el espectro hacia una única rama del tronco de Parladé, por mucho que se mezclen entre sí, y aunque aisladas puedan dar lugar con el paso de muchas generaciones a cosas diferentes siempre habrá un nexo común y una carga genética similar. Al margen de que la mayor parte de esas nuevas ganaderías se hayan hecho sobre la base de vacas y machos que deberían haber ido al matadero en muchas ocasiones y que hubieran sido -o lo han sido, en efecto- desechadas en la tienta... Quizá con cien años más...

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