Por Octavio Lagunes Alarcón
Una para cada uno,
Castella y Sánchez, siendo de más mérito la del francés. Zotololuco perdió el
suyo por pinchar con el único que funcionó de los toros enviados por Bernaldo
de Quirós. Los demás debieron irse directo al rastro sin pisar la Monumental.
3.ª de temporada.
Monumental México. Menos de media plaza en tarde soleada y apacible. Manso
ganado guanajuatense de Bernaldo de Quirós. Se lidiaron 2 más de de regalo. Uno
de Campo Real y otro de Los Ébanos. 1º. Noble; 2º. suave sin emotividad; 3º. Manso;
4º. Débil; 5º. manso perdido; 6º. también manso; 7º. de Campo Real bueno,
recibió arrastre lento; 8º. de Los Ébanos incierto. Destacaron en banderillas
Gustavo Campos y Christian Sánchez.
El de Azcapotzalco,
Eulalio López El Zotoluco, dio una agradable sorpresa con su primero al torear
erguido con un toro noble y repetitivo. Desafortunadamente falló al matar,
saludó en el tercio. Con su segundo no terminó por acomodarse y nunca entendido
por la mayoría. Mató de entera efectiva y hubo alguna petición donde el Juez
Gilberto Ruiz Torres no se ablandó como es su costumbre. Zotoluco al querer
saludar al tercio fue detenido con rechifla y se regresó al burladero.
El francés de Beziers, Sebastián Castella logró salvar una tarde que se le iba
de picada. Con su primero hizo gala de dominio al dejar los pies plantados en
la arena y mandar a base de muñecazos para estructurar una vistosa faena, en
ocasiones con poco ajuste y cierta comunicación al tendido. Tuvo que tolerar
gritos de algunos impertinentes que le gritaron “toro, toro”. Desacertó al
matar y se retiró en silencio. Con su segundo pasó las de Caín al lidiar a un
mansurrón digno de tirar carretas. Mató al descastado escuchando un aviso y el
abucheo del disgustado público. Logró sacarse la espina con el de regalo de
Campo Real, donde plantó los pies para tirar del toro con mando y poder. Pegó
extraordinarios muletazos, desafortunadamente mato de un espadazo caído que
tardó en doblar. Tras un descabello y aviso, logró aún así, cortar una oreja.
El hidrocálido Juan Pablo Sánchez demostró el buen momento que está atravesando
al templar de sublime manera a todo su lote. Con su primero logró acomodarse y
comunicar a los tendidos pero no fue suficiente para lograr premio alguno. En
el sexto, ante otro mansurrón también pinchó en demasía. Escuchó un aviso y se
retiró enfadado a la barrera. Con el toro que regaló de Los Ébanos, se volvió a
mostrar voluntarioso y templado por ambos lados resolviendo las cortas
embestidas. Mató de entera en buen sitio suficiente para cortar una oreja.
Tarde de menos a más,
que esta vez, gracias a los toros de regalo, la gente no salió defraudada a
pesar del pésimo ganado lidiado y la voluntad de los toreros.
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