Hace dos años y pico publicábamos estos datos en la página web de COPE, que he creído oportuno rescatar. En buena parte porque la campaña contra el novillo de Madrid, pudiera justificarlo, en buena medida, también, por "desfacer ciertos entuertos" sobre el peso y las caídas. Lógicamente habrá alguna referencia pasada que tiene que ser contextualizada en su momento, así que perdonen la cierta incongruencia temporal en algún caso.
Ya saben ustedes que una de mis constantes preocupaciones es la defensa de la dignidad e integridad del toro bravo, único sustento sobre el que puede asentarse la fiesta en pleno siglo XXI. Sólo asegurando tal dignidad e integridad podemos seguir defendiendo el festejo taurino, fundamentado en el riesgo que para el torero supone exponerse cara a cara a un animal fiero e indómito, una verdadera fuerza de la naturaleza, a la que hay que someter, dominar, conducir por donde no quiere (en inmortal frase de Domingo Ortega) y hacerlo con la estética, clase y gusto que hoy resultan imprescindibles en buena medida (aunque no de manera absoluta).
Creemos imprescindible la necesidad de conocer –por una parte- y de estudiar estas caídas, como
contrarias a la dignidad y a la ética del espectáculo, tanto más, cuando se
mantienen en el ruedo reses indignas, que atentan contra la propia esencia del
festejo, la lid, la lucha, el enfrentamiento entre una fiera y un hombre
dotado de unas cualidades heroicas. Esas fuerzas necesarias e imprescindibles
para mantenerse en pie durante toda su lidia, esto es, durante unos veinte
minutos de esfuerzo –aunque, durante ellos, menos de la mitad serán con el toro
en movimiento-. No es éste el momento de analizar
detenidamente las causas de tales caídas, porque lo que nos interesa, en
definitiva, es ilustrar sobre el número de las mismas, y mostrar los resultados
de las ferias madrileñas de entre 2007 y 2009, para que nos sirvan de término
comparativo. Causas hay de todo tipo, como mencionábamos, desde infecciosas y
parasitarias, hasta derivadas de la selección, desde las alimentarias a las que
se producen por una falta adecuada de ejercicio o incluso exceso de aquél.
Y como aficionados, al margen de otras consideraciones,
lo que pretendemos es que se nos ofrezca un espectáculo donde el toro de lidia
siga siendo el eje alrededor del cual gire el festejo, con la insalvable
necesidad de la existencia de un torero, porque sobre ambos se edifica esta
fiesta sin par. Pero queremos, como tales aficionados, que ese toro tenga,
junto a su trapío, edad, integridad de astas y sobre todo casta y acometividad,
las fuerzas necesarias para aguantar esa lidia a la que habrá de someterse. En
caso contrario, ¿ustedes se imaginan lo que sería una carrera de caballos donde
éstos no aguantasen la distancia y acabaran cayéndose en buena medida –o mejor
dicho, dos veces por caballo y carrera de media-? ¿Pueden pensar en una carrera
de galgos donde tal ocurriese, o en una de Fórmula 1, donde ninguno de los
coches pudiese llegar a la meta si no es porque acabasen siendo empujados por
sus conductores? El toro debe aguantar ese ritmo, esa exigencia de la lidia
moderna, so pena que la selección de los ganaderos esté siendo nefasta. Claro
que existen factores intrínsecos al propio desarrollo de la lid que inducen a
la caída –trallazos con muleta y capote, puyazos con castigo exagerado o mal
colocados, que lesionen las reses-, pero de ello son responsables los
lidiadores –allá ellos- y el público no tiene por qué aguantar las caídas en un
animal que –incluso en tales circunstancias- debería mantenerse en pie. Sólo
las caídas por excesiva humillación y codicia pudieran ser aceptables, siempre
y cuando no se deban a flojedad –que por otra parte son perfectamente
distinguibles hasta para el más neófito de los aficionados-.
Al igual que decíamos en el estudio de las caídas
falleras, nos hemos fijado en las caídas producidas durante la feria de San
Isidro y Aniversario en los tres últimos años, y las hemos comparado con otras
plazas españolas en su conjunto, plazas a las que he podido asistir en persona,
y tomado los consiguientes datos de primerísima mano, siempre con el mismo
criterio objetivo. He considerado como caídas a la genuflexión –como mínimo- de
una de las cuatro extremidades, especialmente de cuartos delanteros –las más
frecuentes-, sin distinguir las causas de la misma ni detenerme en la
consideración del tiempo en que permanecían en el suelo. Dado que existe una
corriente –entre algunos veterinarios- de clasificar tales caídas, tales
pudieran ser consideradas en su valoración sobre una escala de 1 a 5 (de menos
a más importantes) de 3 en adelante. Las plazas a las que hacemos referencia a
nivel nacional son en su mayor parte plazas de primera categoría y algunas de
segunda de especial significación (Valencia, Sevilla, Madrid, Pamplona,
Santander, San Sebastián, Bilbao, Albacete, Logroño, Zaragoza).
Y vayan los resultados expuestos
en forma de cuadros:
Madrid (Feria de San Isidro): años 2007-2009
Año
|
Número toros analizados
|
Toros devueltos a los
corrales
|
Caídas totales
|
Caídas / toro
|
Caídas / toro devuelto
|
Caídas / toro excluidos
devueltos
|
2007
|
125
|
11 (8,80%)
|
282
|
2,25
|
3,00
|
2,18
|
2008
|
121
|
7 (5,78%)
|
237
|
1,95
|
2,71
|
1,91
|
2009
|
127
|
13 (10,23%)
|
268
|
2,11
|
2,76
|
2,03
|
Madrid (Feria del Aniversario): años 2007-2009
Año
|
Número toros analizados
|
Toros devueltos a los corrales
|
Caídas totales
|
Caídas / toro
|
Caídas / toro devuelto
|
Caídas / toro excluidos
devueltos
|
2007
|
25
|
1 (4,00%)
|
47
|
1,88
|
0
|
1,95
|
2008
|
33
|
3 (9,09%)
|
78
|
2,36
|
3,33
|
2,26
|
2009
|
31
|
1 (3,22%)
|
66
|
2,12
|
2,00
|
2,13
|
Año
|
Número toros analizados
|
Caídas / Toro
|
2007
|
664
|
1,92
|
2008
|
686
|
2,28
|
2009
|
328
|
2,51
|
Peso medio de los toros lidiados en Madrid (San Isidro y
Aniversario 2009) y plazas citadas de España
Año
|
Peso medio en plazas
españolas citadas
|
Peso medio en Madrid
|
|
San Isidro
|
Aniversario
|
||
2007
|
540,66
|
554,07
|
544,68
|
2008
|
545,08
|
556,08
|
545,63
|
2009
|
545,37*
|
553,15
|
566,54
|
*
Sobre 328 reses contabilizadas.
Comparación entre caídas y peso de las reses lidiadas
(España y Madrid –San Isidro-, 2007-2009)*
Intervalo pesos
|
Madrid 2007
|
Madrid 2008
|
Madrid 2009
|
España 2007-2008
|
||||
Toros
|
Caídas
(caídas/toro)
|
Toros
|
Caídas (caídas/toro)
|
Toros
|
Caídas (caídas/toro)
|
Toros
|
Caídas (caídas/toro)
|
|
< 500 **
|
-
|
-
|
1
|
2 (2,00)
|
1
|
3 (3,00)
|
128
|
222 (1,73)
|
501-520
|
11
|
25 (2,27)
|
16
|
31 (1,93)
|
16
|
45 (2,81)
|
232
|
514 (2,21)
|
521-540
|
31
|
66 (2,12)
|
24
|
51 (2,12)
|
32
|
65 (2,03)
|
272
|
586 (2,15)
|
541-560
|
37
|
89 (2,40)
|
34
|
60 (1,76)
|
30
|
69 (2,30)
|
277
|
617 (2,22)
|
561-580
|
25
|
52 (2,08)
|
24
|
50 (2,08)
|
22
|
42 (1,90)
|
205
|
426 (2,07)
|
> 580 ***
|
21
|
50 (2,38)
|
22
|
43 (1,95)
|
26
|
44 (1,69)
|
224
|
447 (1,99)
|
*
En negrita los dos datos de menores
caídas por toro, cada año.
**
En Madrid en 2007 no hubo reses con menos de 500 kilos; en 2008, sólo hubo un
toro de 494 kilos; y en 2009 también hubo un solo toro de 494 kilos; en el
resto de España (2007-2008) entre 441 y 500.
***
En Madrid en 2007 entre 581 y 629; en 2008, entre 581 y 659, con un solo toro
que se caería 12 veces, que correspondió a Joselillo y que si lo suprimiéramos
daría una media de 1,47 caídas por toro; y en 2009 entre 581 y 635; en el resto
de España (2007-2008) entre 581 y 702.
De los datos expuestos, aunque no hayamos realizado un
análisis estadístico –que para determinadas muestras sería muy conflictivo y
poco significativo-, pueden extraerse distintas conclusiones. En primer lugar,
que el número de caídas en la feria de San Isidro se sitúa de diferente manera
frente a la media nacional en las plazas mencionadas, siempre con los mismos
criterios de recogida de datos: en 2007 la media madrileña se situó en 2,25
caídas por toro, mientras que la media nacional estaba en 1,92 (incluso los
datos madrileños) e incluso si despreciamos a los toros devueltos, la media de
Madrid fue de 2,18 caídas por toro. En 2008 la media en San Isidro estuvo en 1,95
y la nacional en 2,28, colocándose notablemente por debajo la de la capital y
siendo las muestras significativas. Y en este año, de 2009, la media de caídas,
sobre los 127 toros lidiados se situó en 2,11 caídas por astado, mientras que
la media nacional (consideradas las ferias madrileñas, valenciana y sevillana y
alguna corrida más), se coloca en 2,51 caídas/toro hasta el momento.
Y al igual que comentábamos en el caso valenciano, los datos
–tanto los nacionales, como los valencianos- “por intervalo de peso, nos
muestran -¡sorprendentemente!- que no existe influencia en el mayor peso para
que se produzcan mayor número de caídas”. ¿Qué pasa con los madrileños durante
estos tres años en la feria isidril? Pues otro tanto, como cabía esperar; en el
2009 los grupos –en intervalos de 20 kilos de peso- que menos se han caído han
sido los dos de mayor peso, esto es de 561 a 580 kilos y los de más de 581
kilos, con una media de caídas de 1,69 por toro. Todo ello desdice la tradicional
opinión del mundillo tauromáquico, que los toros más grandes, los de mayor
peso, están fuera de tipo y que por ello se caen más. ¡Fantástico! Los fríos
datos científicos contradicen por completo este aserto; es más, ni siquiera
parece apreciarse una relación estable entre el peso y las caídas, pero en todo
caso, siempre uno de los dos grupos de peso por encima de la media anual, suele
estar entre los que menos se caen. En 2008, en la feria isidril, hubo un toro
que se caería 12 veces, que correspondió a Joselillo, y si lo suprimimos por
ser fenómeno extraordinario, la media nos quedaría en 1,47 caídas por toro, la
más baja de cuantos intervalos pudiéramos escoger.
Plaza y año
|
Toros analizados
|
Caídas antes varas
(caídas / Toro)
|
Caídas totales
(Caídas / toro)
|
Valencia 2007
|
67
|
36
(0,53 caídas/toro)
|
139
(2,07 caídas/toro)
|
Madrid San Isidro 2007
|
125
|
68
(0,54 caídas/toro)
|
282
(2,25 caídas/toro)
|
Valencia 2008
|
67
|
52
(0,77 caídas/toro)
|
230
(3,43 caídas/toro)
|
Madrid San Isidro 2008
|
121
|
26
(0,21 caídas/toro)
|
237
(1,95 caídas/toro)
|
Valencia 2009
|
51
|
35
(0,68 caídas/toro)
|
175
(3,43 caídas/toro)
|
Madrid San Isidro 2009
|
127
|
39
(0,30 caídas/toro)
|
268
(2,11 caídas/toro)
|
Con excepción de las caídas antes de varas de San Isidro
durante 2007, que superaron la media valenciana de ese año, y la producida en
el conjunto estudiado durante el periodo 2007-2008 completo (en total 1350
toros), que se encuentra en 0,43 caídas por toro, el número de caídas antes de
que el astado sufra el primer encuentro con los picadores es inferior a la
media nacional y a la que encontrábamos en Valencia. El promedio de caídas
antes de varas en este año 2009 (sobre un conjunto de 328 toros más,
analizados), se coloca en 0,48, y si sumamos los 1350 toros de 2007-2008 a
estos 328 (en total 1678 reses), la media estaría en 0,44 caídas por toro antes
de la suerte de varas. Según esta nueva media las comprobadas en Madrid durante
2008 y 2009 se hallarían por debajo, esto es se caen menos los toros madrileños
que la media encontrada.
La caída del toro implica una
invalidez, flojedad o falta de fuerzas en definitiva, que a nuestro juicio
minusvalora lo realizado por el espada, frente a lo que se puede hacer con una
res íntegra, con sus energías vitales conservadas y en perfecto estado para su
lidia. Es obvio que, en buena medida, la evolución del toreo camina más en
sentido inverso a este aspecto: cada día se valoran más esas faenas ante
inválidos, ya que, hace unos años, eran pitadas o ignoradas en buena forma por
los aficionados. La labor enfermeril, el cuidado del toro está desvirtuando lo
que tradicionalmente se consideraba como base y sustento de la fiesta: la lid,
la lucha, el enfrentamiento entre un animal poderoso, fiero y encastado con un
ser humano. En Madrid, al menos, ese aspecto se tiene en consideración en buena
medida, y de ahí que no se tengan en cuenta algunas faenas realizadas sobre la
base de tales animales enfermos, disminuidos o inválidos. Algo es algo.
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