Por Ángel Arranz Izquierdo
¡Jolines!, me piden una crónica
en tono optimista acerca del ocio y negocio taurino actual.
¿Sorpresa, susto, alegría? De
todo hay como en botica y política.
Intentaré cumplir con el bien
intencionado y también venenoso encargo. Pero, como autor altruista en este y
en casi todos los casos, lo publicaré en varios medios. Encargo bien
intencionado porque nos hace falta
optimismo. Encargo venenoso porque para ser optimista hay que partir de realidades
que siendo negras y duras… se vislumbran acciones, reacciones y soluciones
entusiastas y colectivas en esmero, autenticidad y naturalidad para conseguir
credibilidad. ¿Estamos en esas ondas e intenciones?
Se analicen como se analicen
todas y cada una de sus partes y en su conjunto, el reto es dificilísimo
teniendo en cuenta que estamos ante un enredo tan misterioso como desastroso.
Misterioso porque no hay un
mínimo de datos parciales, totales, transparentes y fiables… como para
aproximarse con rigor a la salud y el ánimo de La Tauromaquia como negocio.
Desastroso porque llevamos demasiado tiempo en el más de lo mismo o peor como
ocio.
Claro, generalizar es de zafios,
pero es obligado denunciar las irregularidades y usos o abusos existentes porque perjudican sentidos y
sentimientos comunes éticos y de subsistencia.
Lo cierto es que el ocio y
negocio taurino tiene problemas – como cualquier otro gremio- internos y
externos…algunos relacionados entre sí.
Novillos de Hernández Pla en 1985 (Foto RCB) |
Los problemas internos los
conocen en mayor o menor medida los profesionales y un porcentaje inconcreto de
aficionados.
Problemas que en telegrama son
más o menos así:
A) Los
toros y su casi uniformidad de fondo en calidades, cualidades y comportamiento
hace que el resultado de muchas funciones sean repetidas y repetitivas
decepciones.
B) La
casi uniformidad de fondo en el planteamiento y desarrollo de la brega, de la
lidia y de la excelencia del arte de torear en lo que a fijar, parar, templar,
mandar, enlazar y adornar las embestidas de los toros se refiere. ¿Y el toque
de atracción y distinción? No hay que olvidar nunca que los toreros y los toreos son derivados de los toros. Es
decir, toros bravos necesitan toreros y toreos bravos. Los toros raros o
simples producen toreros y toreos de apariencia o del montón. En efecto
producen toreros y toreos de escasa atención, intención, emoción y creación. Ya
sé que se juegan la vida, pero a partir del respeto… las cosas son como son.
Hay que exigirse más para llegar al escalafón superior y mantenerse.
C) Los
toreros además de técnicas más o menos depuradas han de aportar su propia
personalidad y expresividad en el ruedo, para que la diversidad, la intuición,
la improvisación y el contraste de cada cual mantenga y potencie el paso por
taquilla de aficionados y curiosos. Son muy embusteros, frívolos, embaucadores
o lerdos los taurinos que creen que el arte de torear solo es y será otra
opción más de consumo…sin justificar la consumación de su leyenda, mérito,
originalidad y grandeza.
D) Los
toreos por separado y unidos han de tener más repertorio, hondura y enjundia… eso
que el toreo de capote, suerte de varas, etc. sea casi un trámite resta
importancia y sapiencia al toreo impoluto y completo. Y en el toreo de muleta y
suertes de aceros hay mucha más cantidad que calidad. Definitivamente más de lo
mismo o peor ahuyenta a los espectadores de los graderíos.
E) Admiro
a los emprendedores, respeto a los empresarios y descalifico a los
especuladores. ¿Alguien sabe los que hay de unos y de otros? Hay que saberlo
para darlos crédito o echarlos… el que no sabe es como el que no ve o no oye, y
esa dinámica también contribuye para desprestigiar, despreciar, agredir o
desautorizar la auténtica Tauromaquia.
F) La
escasa o nula intención y atención de las instituciones públicas con el único y
autóctono arte vivo que nos queda. Es un gravísimo error que la pancarta
tauromáquica pretenda sostenerla o ¿manejarla? solo uno de los partidos
políticos. La Tauromaquia verdadera es una cuestión de sensibilidad, y si la elevamos a la categoría de arte, ha de
ser trasversal como es el resto de las artes… al estar por encima de ideologías,
aduanas, gustos o disgustos.
G) La
escasa o nula atención de los medios más influyentes para su difusión. Este es
un problema interno consecuencia de las imposiciones y colonizaciones externas.
H) Las
escasas o nulas réplicas de razonamientos, materias y voces solventes,
formalizadas y convincentes respecto a las provocaciones de fanáticos y
sicarios antitaurinos. Es increíble que cuarenta o cuarenta mil indocumentados
furibundos-¿son igual de “valientes y eruditos” en asuntos más trascendentes?-
pongan en jaque el currículo y trayectoria de un ecosistema cultivado, culto e
integral cuyos frutos en distintos, distantes y numerosísimos pueblos han sido
y son contemplados, cantados y plasmados por honorables paisanos y forasteros de
otras, artes, ciencias, oficios, inventos y eventos.
I) La crisis económica. Hay demasiados asientos
vacíos en los tendidos. No basta con las entradas que pagan los ricos y
riquillos para el mantenimiento digno y tangible de La Tauromaquia…y menos para
su mantenimiento mítico, literario, espiritual, filosófico, emotivo, colectivo,
afectivo y efectivo. Casi nada es eterno sin el apoyo y consentimiento
de pueblos y pobladores de base… bien cimentados y formados. Modestamente, les
recomiendo que lean una de mis últimas crónicas, de título: Conocimientos…
donde abundo en asuntos de crisis y culturas.
J) Las
escasas o nulas participaciones de los aficionados fieles en parte de las
decisiones taurinas más o menos próximas… tan
profesionalizadas como personalizadas. El IVA; además los lectores deben
y pueden añadir los problemas que razonadamente crean oportunos. Es evidente
que hay un retroceso preocupante en el número de espectáculos y espectadores. ¡Y
la autocrítica de todos los “responsables” en todos los niveles sectoriales y
plenos… brilla por su ausencia!
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Los diez
puntos expuestos son de problemas y soluciones internas, o casi.
Los problemas externos
giran en torno a la globalización económica, política y social.
Vaya por
delante, que aunque las cosas vayan mal o muy mal en las partes y en el todo
para la inmensa mayoría de sus componentes, siempre hay una ínfima minoría
elitista, oportunista o ventajista a los que les va bien o muy bien. Eso, ha
ocurrido hasta ahora en todos los sistemas y regímenes que han manejado o
manipulado la Historia e Histeria de la Humanidad. Es decir, en lo que a
equidad humanista se refiere hemos progresado poco, nada…incluso quizá hayamos retrocedido
hacia condiciones y conductas “humanas” más ruines y catastróficas.
Basta un dato
como ejemplo gráfico para demostrar la impresentable y cruel vorágine en la que
estamos inmersos: presuntamente, una veintena de “patriotas españoles” tienen
tanto o más patrimonio –sin contar “sus bienes en paraísos fiscales”- que el patrimonio total de nueve millones de“españoles
pobres o casi pobres”. Claro, confunden y hacen confundir patria y tripa. En
similar proporción “funciona el mundo más próspero y civilizado”… y sus
escalafones y métodos también. Ni caso a paladines y promotores, a loros y
cotorras que defienden a ultranza ese sistema de trágica, vomitiva, y no sé si
genocida… desigualdad. Hay que cuestionarlos, señalarlos… porque el disparate
ya no puede ser más disparatado. Y en
los pasajes de la Historia donde unos cuantos hombres valientes y decentes han
intentado denunciar o transformas dichos caos, otros cuantos hombres cobardes
pero armados hasta el paladar… los han amordazado, amenazado, atropellado o
destruido hasta anular sus lógicas y generosas intenciones. ¿Seguro que los
insaciables y “poderosos” drogadictos económicos siempre van a vencer sin
convencer?
De momento, la
globalización, es o parece, las consolidaciones nacionales y universales del impuesto, contrastable y perturbador
éxito-fracaso que estamos financiando, sufriendo, tragando y… ¿admitiendo? Sí,
de momento esta globalización, con esos resultados, estrategias y síntomas, es
un cataclismo desolador, un montaje estrambótico, una estafa casi generalizada.
Casi, porque a los“seres humanos” chaqueteros, celestinos y estafadores les va
de p… madre, como dice o decía el serio y bromista Moncho Borrajo.
Precisamente,
es la globalización uno de los mayores enemigos de todo lo que huela a
inteligente y minoritario como también
lo es la meritoria, simbólica, genuina y ancestral Tauromaquia. A la
globalización no le es rentable los que piensan ni lo que les haga pensar.
Es… en los
laboratorios “potentes y globales” de corporaciones financieras y empresariales
donde van diseñando nuestro futuro; mejor dicho, diseñan el futuro que más
interesa a sus viciados o viciosos dirigentes y cómplices. Y no, no cuentan con
La Tauromaquia ni como ocio, negocio, socio o consorcio. No, no les conviene
que los dirigidos discrepen o se rebelen a los planes dictatoriales de su opaca
y perversa globalización. Les interesa más los beneficios ilimitados y la
producción en serie… que la producción racional y seria con beneficios
equitativos y sostenibles.
Otro ejemplo
gráfico de sus “propósitos y enmiendas”, es su poder en los mal llamados medios
de comunicación más influyentes. Están en sus manos, y los tergiversan o
manipulan como propietarios o a través de sus inversiones publicitarias. Lo que
no está en el continente y contenido de sus medios tiende a la marginación o
desaparición. Ocupan muchísimo más espacio oral, escrito o audiovisual unos
cuantos cotillas y personajillos de la nada y la menos nada, que todas las
inquietudes o innovaciones razonables, razonadas o a estudiar… de millares de
autores y personajes juntos. Es verdad que tienen una repentina “capacidad” de
hacer o deshacer que nos somete, desborda, bloquea y asusta. Pero hay que serenarse
y lidiarles con ejemplaridad, temple y pundonor. ¿Qué tal, si en lo que ya es
posible, empezamos a boicotear sus dichos y sus hechos?
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Dos
consecuencias nefastas de esta globalización:
1ª) Con las
casi exclusivas propuestas continuistas de un sector de mercaderes de ayer y de
hoy, en menos de cien años, han cambiado la residencia y mentalidad de casi
todas las gentes. Hasta hace un siglo –poco más o menos- el setenta u ochenta
por ciento de la población era rural. Hoy es al revés. La inmensa mayoría de
los jóvenes rurales sabían de las vivencias, convivencias, conveniencias,
cadenas alimentarias y utilidades de y con los animales. Hoy, marzo de 2015,
la inmensa mayoría de los jóvenes urbanos saben de esas elementales y
trascendentes cuestiones lo mismo que saben Bill Gates, Obama o la Merkel del
arte de Cúchares… cero patatero… igual que Amancio Ortega, Rajoy o Zapatero. Es
relativamente fácil cambiar sensaciones y sensibilidades poco hechas, por hacer,
o casi indocumentadas. Es a partir de
los conocimientos en general y los de los conocimientos de causa en particular,
cuando los jóvenes y menos jóvenes -si
pueden o les dejan- sabrán decidir o elegir libremente… con o sin permiso de la
dictatorial globalización. Hoy ser joven, inteligente y simpatizante taurino,
es un acto de contestación y rebeldía reivindicativa respecto a tantas basuras
o patrañas globalizadas. Nada que ver con la aptitud y actitud de jóvenes legos
o gazmoños. Unos y otros, sean o no aficionados a La Tauromaquia, han de tener
el respeto por bandera y montera.
2ª) El valor y
valer de las cosas. Poco tienen que ver la producción mecánica y la producción
artesanal. En ambos esfuerzos, hoy, no ponen el precio los emprendedores,
trabajadores, consumidores, ofertas o demandas; lo ponen los
especuladores…porque,aunque no pegan un palo al agua controlan financiaciones,
distribuciones, abonos, seguros, utensilios, piensos, etc. etc. La crianza del
toro bravo al ser limitada y artesanal, en principio, no es rentable aunque los
ganaderos diesen rata por liebre o tocino por jamón.Lo tienen complicado para
seguir sin casi morir en el intento. Este asunto tan importante como grave,
merece otra crónica. Como siempre será bajo mi punto de vista, ni mejor ni peor
que otros puntos de vista sobre el mismo tema. Eso sí, optimistas, realistas y
pesimistas hemos de reflexionar porque casi todos hemos pasado con mayor o
menor grado por los tres estados de ánimo.
Mi lado
realista, es que a pesar de las carencias profesionales, de las negligencias
institucionales y de las indiferencias o maltratos globales, hay ferias y
fechas que se llenan y entusiasman los tendidos. Hay como un compromiso hondo y
una resistencia firme con la grandeza del
añejo ritual melodramático que a las casi cinco en punto de la tarde se
representa en el ruedo, y donde el público participa en los desenlaces con sus manifiestos. Es el más democrático,
duro y puro de todos los rituales o espectáculos habidos y por haber.
Mi lado
pesimista es que el porcentaje de carencias, negligencias y maltratos no se multen,
no se corrijan o vayan a más. En efecto, el más de lo mismo o peor, y más
pronto que tarde, no hay dirigentes ni dirigidos que lo defiendan, entiendan y
mantengan.
Mi lado
optimista es que hay, o parece que hay -en todas las actividades y países- movimientos
de ciudadanos decentes que de abajo hacia arriba exigen naturalidad, claridad y
autenticidad en cuentas y cuentos más o menos globales.La verdadera Tauromaquia
une y reúne esas exigencias y más.Por lógica tendrían que venir mejores tiempos
y perspectivas.
Hay que equilibrar el pesimismo del intelecto
y el optimismo de la voluntad. Soy realista y quiero ser más optimista que
pesimista. En parte, dependerá de si las malas y vanas intenciones actuales se
transforman en intenciones y ganas buenas y sanas.
La Tauromaquia
tendrá que volver a involucrarse con la justicia social…como en el siglo
XVIII… como en sus épocas de mayor y mejor esplendor.
Hay que actuar
para que la espera y la intención sean
más breves y optimistas.
Marzo 2.015