Como
Fray Luis de león dijera en su cátedra de Salamanca, superado el duro reto
inquisitorial, “Decíamos ayer…” que
gran parte de la feria ha transcurrido entre leves protestas de pequeños grupos
de aficionados al trapío y presentación de los toros, y revisábamos las once
primeras corridas de lo que fue el ciclo ferial de San Isidro de este año,
basándonos en nuestras propias crónicas. Sigamos, pues, con esas notas de lo
restante de éste y el siguiente ciclo del “arte y la cultura” empresarial.
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Peluquero de Carriquiri, lidiado el 30-5, un toro con cuajo (Foto: las-ventas.com) |
No
nos quejábamos de la presencia de los de Guardiola el día 20, pero sí que pudimos
hacerlo con el desastre ganadero del lunes 21 de mayo. Ese día saltaron al
ruedo toros de hasta cinco ganaderías diferentes: 2 toros de Antonio Bañuelos
(la titular supuestamente, sólo 1º y 4º), manso, brusco, complicado el primero
y manso, embestidor pero a menos el cuarto; 1 toro de Couto de Fornilhos
(también titular en el programa, el 5º), feo y basto, manso, soso y mular; 1
toro de Aurelio Hernando (2º bis) que cumplió en varas y luego fue brusco y
fiero en la muleta; 1 toro de Carmen Segovia (3º bis), feo y basto también,
manso, embestidor, mejor por el zurdo; y 1 toro de Domínguez Camacho (6º bis),
mal presentado, bravo, encastado y complicado. Decíamos aquel día que “Parece como si los veedores de la empresa
hubieran hecho acopio de todas las sobras de la ganadería brava de España. Pasan
por una finca y preguntan: ¿A ustedes les sobra algo de desecho, algo que no
puedan colocar ni en las calles levantinas? Y se vuelven a Las Ventas con uno,
dos o media docena de sobreros –muchos pasados de edad- y casi todos con un
tipo o presencia… impresentable. Y así
van anunciando, yo creo que como preventivo para posibles devoluciones, ganado
de cien vacadas diferentes –muchas de su padre y de su madre, sin relación con
el encaste original (ayer las hubo Atanasio, Torrestrella, Veragua y Domecq a través
de Torrealta, o de Marqués de idem desechado lo de Murube)- para que la gente
se canse de devolver toros para ver minotauros en su lugar. Fantástico lo de
Taurodelta, que cada día nos regala un cartel diferente –me refiero a los toros
que han de lidiarse y a la diferencia con lo oficialmente anunciado y
previsto-, ¡qué éxito de programación! La Comunidad, me imagino, batirá palmas
de alegría. ¡Viva la diversidad! ¿No pide la afición de Madrid encastes
distintos?, pues vayan cuatro en una corrida y así no se nos quejan…,
entiéndame la ironía. Luego, también es cierto, cada cual sale como Dios le da
a entender, y nos llevamos algunas sorpresas (…). El segundo es una chota indigna, con cara y sin cul…ata. Inválido, se
devuelve por eso y no porque nunca debió pasar el reconocimiento. Se ve que lo
aceptaron para evitar que hubiera devolución de entradas (sólo se pueden
devolver cuando se sustituyen en el cartel tres o más de los anunciados, ayer
sólo dos a priori, aunque se lidiaron al fin cuatro de otros hierros). Tercero,
otro toro de Bañuelos con más cabeza que remate alguno, playero además. Se le
remata en el ruedo al luxarse la mano izquierda antes de varas. Dos de tres
llevamos. El cuarto otro titular, pero sin cuajo alguno en sus 554 kilos,
lavadito de carnes. ¡Qué vergüenza de encierro! Gran suerte de varas de Nacho
Meléndez, citando, dando el pecho del caballo, clavando y soportando un
derribo. Bien Zotoluco, poniendo al toro de lejos.(…) Un sexto también de Couto
de Fornilhos se hace el muerto o el herido, se tumba y el presidente –incauto-
lo cambia. Descaste y ninguna lesión; apariencias de toro, que no trapío digno
en sus 619 kilos. El sexto bis, no reconocido por la presidencia al parecer, un
bichejo impresentable, con dos pitones y cuerpo de novillo, pero el héroe de la tarde. Del hierro
de Domínguez Camacho y creo que Estilo o algo así de mote.”
Después de aquello se lidió la que ha
sido considerada como la corrida de la feria, el 22 de mayo, con reses de
Alcurrucén, de trapío desigual (segundo y tercero con poco cuajo y en general
de poco remate), mansos en el caballo, pero con casta y juego en la muleta,
excepto el quinto, que se rajó. Y apuntábamos en la crónica que “Por fin salió una corrida con casta y
ofreciéndose emotiva a los de a pie y al coso entero. Corrida de esas que
llevan las orejas colgando, no sólo por su juego, sino por su capacidad de
transmisión. Doce, o si ustedes quieren, diez orejas que se fueron caminito del
desolladero, compuestas y sin novio. ¡Qué pena! Cuando hay toros no hay
toreros… y cuando hay toreros no hay toros, dice el conocido adagio popular. Y
ayer se cumplió una vez más. ¡Lástima también que no hubiesen tenido ese punto
más de presencia y cuajo que nos hubiera permitido hablar de todo un corridón
de toros! ¡Y lástima, también, que no pasaran por el primer tercio con más de
bravura, ya que a pesar de arrancarse alguno de lejos a los del castoreño, no
apretaron y salieron sueltos en la mayor parte de las ocasiones! Pese a ambos
lunares, qué interesante corrida de toros la de José Luis Lozano y sus hermanos.”
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Fiscal, de Alcurrucén, corrido el 22-5, algo justo por detrás (Foto: las-ventas.com) |
El 23 saltaron al ruedo los 6 de Juan
Pedro Domecq, mal presentados aunque cinqueños, mansos, sosos, muchos de ellos
flojos y descastados. Y apuntábamos en las líneas de la crítica de aquel día lo
siguiente: “Lo de ayer, nos
informaba el programa, que eran cinqueños… ¡Pues cómo serían de cuatreños! De
impresentable trapío para Madrid (podían haber pasado como toros en
Villaperalillos, o incluso, si ellos quieren, en Sevilla –perdónenme los muy
buenos aficionados de la capital andaluza, pero es lo que hay-)… y pasaron… en
Madrid. Se supone que en Madrid no basta con que nos asusten dos pitones por
delante, al parecer único motivo que justifica el trapío para algún
veterinario, sino que el resto de las hechuras del animal sean acordes a las
exigencias de la primera plaza del orbe taurómaco. Las culatas, la musculatura,
el cuajo, la seriedad en el tipo, son tan importantes como esos dos pitones
afiladísimos –¿no les parecen a ustedes demasiado
afilados…?- que mostraron los que ayer nos soltaron en Las Ventas. Del primero
al tercero ninguno debió ser aprobado en el reconocimiento, el cuarto nada
decía, al quinto le perdonamos por los pelos, y sólo el último merece ser
considerado como toro apto para el coso madrileño, sin reparo alguno. Nueva
colección de gatos, que a priori, ya no deberían haber pisado el ruedo venteño.
Pero lo hicieron entre los amansados silencios generales del público de Madrid,
que están como la fiesta en general, en proceso de descomposición interesada, y
sólo algunos aficionados aislados, fueron capaces de silbar o expresar aquello
que antaño hubiera sido general: ¡vaya fraude!”.
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Asturiano de Núñez del Cuvillo, el tercero de la tarde del 24-5 (Foto: las-ventas.com) |
El jueves 24 de mayo hubo nuevo
desastre, sólo 4 de los toros de Núñez del Cuvillo se acabaron lidiando, porque
dos de ellos –sendas ratas con sombrero- fueron devueltos por inválidos; el
resto, además, mal presentado en general, mansos, sosos pero embestidores,
bajos de casta quizá con la excepción del cuarto. Hubo de remiendos 1 toro de
Carmen Segovia (2º bis), sin remate, manso, soso y descastado y 1 toro de
Salvador Domecq (6º bis) manso, incómodo y bajo de casta. Y nos desahogábamos
de esta manera: “Fue una corrida
impresentable para Las Ventas, en la que salieron al menos cuatro bichos indignos
–si acaso primero y quinto tuvieron algo más de carnes y remates-, y en la que
el resto no debió ser aprobado en el reconocimiento. ¿Pero qué es lo que pasa
en aquellos? No entendemos cómo se está bajando tan peligrosamente el listón.
No queremos mastodontes, que conste, sino toros con trapío, pesen 480 kilos o
660 –pongamos como ejemplo de toros que han pisado el albero venteño en este
San Isidro-. Trapío, que como hemos dicho tantas veces, no depende de los
kilos, sino de las hechuras y remate. El tercero de ayer, con 524 kilos fue una
chiva auténtica, dos pitones escondían una escasez de carnes y de cuajo,
verdaderamente proverbiales. Algún veterinario debe creer que la gente es tonta
de capirote…”.
Tras novilladas y una de rejones, el
interesante encierro de Baltasar Ibán, y el 29 de mayo volvimos a la triste
realidad: se lidiaron 5 toros de Las Ramblas, desigualmente presentados, aunque
muchos sin culata y excesivamente gordos, mansos en general, sosos y
descastados y 1 toro de Hermanos Fraile Mazas (4º bis), manso e inédito para la
muleta. Y escribíamos: “El resto del
festejo fue –asimismo- para olvidar por completo. Un encierro, éste de las
Ramblas, nuevamente indigno para Madrid, aunque ya nadie proteste, aunque nadie
reclame, aunque nadie saque a relucir su condición de aficionado. Se ve que,
como el toreo de Aparicio, la afición agoniza. Toros sin remate, sin cuajo,
engordados con piensos compuestos, que apenas pueden exigirse a sí mismos, y
también agonizan durante veinte minutos entre arrancadas sosas, caídas varias y
un sinfín de descaste. Toros para figuras, ¡qué caramba! No hacen falta
anti-taurinos. Acaso embistió algo más que sus hermanos, o con algo más de
movilidad, el segundo, al que le apuntamos la condición de noble y soso. Al resto…
entre el descaste y lo mular –como el quinto-.”
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Una de las chotas de Las Ramblas del día 29-5 (Foto: las-ventas.com) |
Vinieron luego las dos
interesantes corridas de Escolar y Cuadri, con el prolegómeno de Carriquiri,
antes de que una de las grandes esperanzas nos desilusionara en parte. El 2 de
junio saltaron al albero toros de Adolfo Martín, desigualmente presentados,
mansos, de diferente casta y juego también distinto; destacaron segundo y
tercero, más nobles y boyantes. Y decíamos: “Esta póstuma corrida de albaserradas en nada se pareció a la que vimos
tan sólo hace dos días, con sus lejanos primos de Escolar. Toros más que justos
de presencia en algún caso (como ese primero, muy lavado de carnes, o el
quinto, impresentable de trapío para Madrid), descastados o muy bajos de casta en algún caso, y donde sólo han merecido
la pena segundo y tercero, más en lo que uno espera de Cuvillo que en la casta
y acometividad que se imagina en un toro de este encaste. Nada que ver con la
corrida de la feria de Otoño pasado, mucho mejor en términos generales y que
nos hizo concebir muy fundadas esperanzas, aunque no oculto que a la corrida
ayer se la picó fatal.”
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Mulillero, un buen toro de Adolfo Martín, con escaso remate (Foto: las-ventas.com) |
Con ella acabó San Isidro 2012, pero
tres días más tarde comenzaba la Feria del Arte y de la Cultura y olé. Fue el
pasado 5 de junio, con sólo media plaza de entrada, y corriéndose 6 toros de
Valdefresno, desiguales de presencia, mansos en general (aunque primero y
tercero cumplieron en varas), flojos, y de juego soso y bonancible aunque
descastado en la muleta. El quinto fue un mulo y el sexto se rajó desde el
principio.
Tampoco mejoró el panorama el día de la
Beneficencia, el 6 de junio, en el que sólo salieron 4 toros de Núñez del
Cuvillo, muy mal presentados, mansos, sosos y descastados; y 2 toros de
Victoriano del Trío (3º y 4º), desiguales de presencia, mansos, embistiendo
pero a menos. Nos quejábamos en la crónica de esta manera: “La corrida, los toros, no obstante, fue una
auténtica vergüenza. Lo de Núñez del Cuvillo está llegando a términos de una
desfachatez insufrible. Primero el caso de que no sea capaz de lidiar una
corrida completa en Madrid (¿para qué se anuncia entonces?), y segundo el que
lo que sale por chiqueros sea más propio de una lata de sardinas que de una
plaza de toros. El primero anovillado, el segundo una indigna chota de plaza de
talanqueras, el quinto otro bicho anovillado y sin trapío y el sexto carente de
culata. Fantástico. ¡Qué lote de cuatro para que no haya devolución de
entradas! Y añadan, mansos, sin clase y descastados en general, pero eso sí,
sin ofrecer complicaciones o dificultades para los coletudos. Si tenían que
irse a chiqueros, se iban, pero sin molestar… De la toreabilidad al descaste
sin solución de continuidad.”
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El segundo de Núñez del Cuvillo de la Beneficencia, sin culata y reducido (Foto: las-ventas.com) |
Superado el trance benéfico…, el 7 de
junio nos habían anunciado una corrida del Puerto de San Lorenzo, que salió desigual
de hechuras, mansa, floja (especialmente los dos primeros), sosa y a menos los
tres primeros y descastados sin paliativos los tres últimos.
Tampoco mejoró en este aspecto otra de
las grandes esperanzas de los aficionados, la de Victorino Martín lidiada el 8
de junio, que vino desigualmente presentada (segundo y sexto sin cuajo), mansa
en general, sosos primero, tercero y quinto y complicados los restantes. Una
lástima, y de ello nos quejábamos en estos términos: “Y no nos gustó no sólo porque hubiésemos puesto las expectativas
bastante más altas que las que las realidades mostraron, sino porque
esperábamos que –después de dos años de ausencia- al menos la presencia y la
casta hubieran sido impecables en esta reaparición madrileña. Y ambas, las dos
cualidades imprescindibles para considerar a un toro como de lidia, las dos
características fundamentales antes de
ser lidiado un animal, faltaron en muy buena medida. La presencia dejó
mucho que desear: se lidió un segundo a través del cual se podía ver la plaza
de Manuel Becerra, una oblea anovillada de 490 kilos (sin embargo, el tercero,
más corto y bajo, tenía cuajo de toro, aunque no llegase a ese peso -485
kilos-); tampoco nos gustó el último, otro bicho sin trapío, largo y también
anovillado, ahora con 552 kilos, para que sigan diciendo que en Madrid sólo
quieren kilos… Los hubo, sin embargo, con cuajo y hechuras de albaserradas
clásicos, alguno con pavorosa cornamenta que no disimulaba las escaseces de
remate. Primero, cuarto y quinto eran toros de los que esperábamos en ocasión
tan importante.”
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Minoico, el segundo victorino del 8-6, sin nada que ofrecer excepto cara (Foto: las-ventas.com) |
Y remató el nuevo remiendo ferial
saca-cuartos, con el festejo (no creo pueda llamársele corrida) del 9 de junio,
con El Cordobés, Rivera Ordóñez y El
Fandi en el cartel y 5 bichos de El Torreón, mal presentados, mansos, sosos y
algunos completamente descastados y 1 toro de Los Bayones (4º), éste bien
presentado, manso, soso y a menos. Al fracaso del festejo, planteado como un
reto a la afición y abono madrileños, añadíamos: “Y eso, además, con el ganado a favor. Corridita remendada de El
Torreón, donde se lidió algún novillejo indecente –como el sexto- o dos toros
culipollos –primero y tercero, que no debieron pasar el reconocimiento
matutino-, y en la que la dignidad, en cuanto a trapío se refiere, vino por la
parte remendada: el de Los Bayones”.
En definitiva, pocos años habrá en las últimas décadas
(casi, casi, en el recuerdo de un cincuentón como yo), en el que tanto ganado
haya fallado en una de las exigencias que en Las Ventas se ha tenido siempre en
tanta consideración, una de las cualidades imprescindibles del toro de lidia:
el trapío. Si es que otra cosa quieren profesionales o parte de la prensa más
acomodaticia, llamen a esto “Fiesta de las Chivas” (bien traído, además, por lo
mucho que se bebe en estos últimos años), anúncienlo así, vendan entradas con
dicha justificación y el que quiera que disfrute con el arte excelso de tanto
coletudo de los del G-10… si es que demuestran, también, mucho más que este
año.