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martes, 3 de marzo de 2015

Intenciones

Por Ángel Arranz Izquierdo

¡Jolines!, me piden una crónica en tono optimista acerca del ocio y negocio taurino actual.
¿Sorpresa, susto, alegría? De todo hay como en botica y política.
Intentaré cumplir con el bien intencionado y también venenoso encargo. Pero, como autor altruista en este y en casi todos los casos, lo publicaré en varios medios. Encargo bien intencionado porque nos  hace falta optimismo. Encargo venenoso porque para ser optimista hay que partir de realidades que siendo negras y duras… se vislumbran acciones, reacciones y soluciones entusiastas y colectivas en esmero, autenticidad y naturalidad para conseguir credibilidad. ¿Estamos en esas ondas e intenciones?
Se analicen como se analicen todas y cada una de sus partes y en su conjunto, el reto es dificilísimo teniendo en cuenta que estamos ante un enredo tan misterioso como desastroso.
Misterioso porque no hay un mínimo de datos parciales, totales, transparentes y fiables… como para aproximarse con rigor a la salud y el ánimo de La Tauromaquia como negocio. Desastroso porque llevamos demasiado tiempo en el más de lo mismo o peor como ocio.
Claro, generalizar es de zafios, pero es obligado denunciar las irregularidades y usos o abusos  existentes porque perjudican sentidos y sentimientos comunes éticos y de subsistencia.
Lo cierto es que el ocio y negocio taurino tiene problemas – como cualquier otro gremio- internos y externos…algunos relacionados entre sí.

Novillos de Hernández Pla en 1985 (Foto RCB)
Los problemas internos los conocen en mayor o menor medida los profesionales y un porcentaje inconcreto de aficionados.
Problemas que en telegrama son más o menos así:
   A)   Los toros y su casi uniformidad de fondo en calidades, cualidades y comportamiento hace que el resultado de muchas funciones sean repetidas y repetitivas decepciones.
    B)      La casi uniformidad de fondo en el planteamiento y desarrollo de la brega, de la lidia y de la excelencia del arte de torear en lo que a fijar, parar, templar, mandar, enlazar y adornar las embestidas de los toros se refiere. ¿Y el toque de atracción y distinción? No hay que olvidar nunca que los toreros  y los toreos son derivados de los toros. Es decir, toros bravos necesitan toreros y toreos bravos. Los toros raros o simples producen toreros y toreos de apariencia o del montón. En efecto producen toreros y toreos de escasa atención, intención, emoción y creación. Ya sé que se juegan la vida, pero a partir del respeto… las cosas son como son. Hay que exigirse más para llegar al escalafón superior y mantenerse.
    C)      Los toreros además de técnicas más o menos depuradas han de aportar su propia personalidad y expresividad en el ruedo, para que la diversidad, la intuición, la improvisación y el contraste de cada cual mantenga y potencie el paso por taquilla de aficionados y curiosos. Son muy embusteros, frívolos, embaucadores o lerdos los taurinos que creen que el arte de torear solo es y será otra opción más de consumo…sin justificar la consumación de su leyenda, mérito, originalidad y grandeza.
    D)     Los toreos por separado y unidos han de tener más repertorio, hondura y enjundia… eso que el toreo de capote, suerte de varas, etc. sea casi un trámite resta importancia y sapiencia al toreo impoluto y completo. Y en el toreo de muleta y suertes de aceros hay mucha más cantidad que calidad. Definitivamente más de lo mismo o peor ahuyenta a los espectadores de los graderíos.
    E)      Admiro a los emprendedores, respeto a los empresarios y descalifico a los especuladores. ¿Alguien sabe los que hay de unos y de otros? Hay que saberlo para darlos crédito o echarlos… el que no sabe es como el que no ve o no oye, y esa dinámica también contribuye para desprestigiar, despreciar, agredir o desautorizar la auténtica Tauromaquia.
    F)    La escasa o nula intención y atención de las instituciones públicas con el único y autóctono arte vivo que nos queda. Es un gravísimo error que la pancarta tauromáquica pretenda sostenerla o ¿manejarla? solo uno de los partidos políticos. La Tauromaquia verdadera es una cuestión de sensibilidad, y  si la elevamos a la categoría de arte, ha de ser trasversal como es el resto de las artes… al estar por encima de ideologías, aduanas, gustos o disgustos.
    G)     La escasa o nula atención de los medios más influyentes para su difusión. Este es un problema interno consecuencia de las imposiciones y colonizaciones externas.
    H)    Las escasas o nulas réplicas de razonamientos, materias y voces solventes, formalizadas y convincentes respecto a las provocaciones de fanáticos y sicarios antitaurinos. Es increíble que cuarenta o cuarenta mil indocumentados furibundos-¿son igual de “valientes y eruditos” en asuntos más trascendentes?- pongan en jaque el currículo y trayectoria de un ecosistema cultivado, culto e integral cuyos frutos en distintos, distantes y numerosísimos pueblos han sido y son contemplados, cantados y plasmados por honorables paisanos y forasteros de otras, artes, ciencias, oficios, inventos y eventos.
    I)     La crisis económica. Hay demasiados asientos vacíos en los tendidos. No basta con las entradas que pagan los ricos y riquillos para el mantenimiento digno y tangible de La Tauromaquia…y menos para su mantenimiento mítico, literario, espiritual, filosófico, emotivo, colectivo, afectivo y efectivo. Casi nada es eterno sin el apoyo y consentimiento de pueblos y pobladores de base… bien cimentados y formados. Modestamente, les recomiendo que lean una de mis últimas crónicas, de título: Conocimientos… donde abundo en asuntos de crisis y culturas.
    J)      Las escasas o nulas participaciones de los aficionados fieles en parte de las decisiones taurinas más o menos próximas… tan  profesionalizadas como personalizadas. El IVA; además los lectores deben y pueden añadir los problemas que razonadamente crean oportunos. Es evidente que hay un retroceso preocupante en el número de espectáculos y espectadores. ¡Y la autocrítica de todos los “responsables” en todos los niveles sectoriales y plenos… brilla por su ausencia!

Novillo de Hernández Pla en 1985 (Foto RCB)
Los diez puntos expuestos son de problemas y soluciones internas, o casi.
Los problemas externos giran en torno a la globalización económica, política y social.
Vaya por delante, que aunque las cosas vayan mal o muy mal en las partes y en el todo para la inmensa mayoría de sus componentes, siempre hay una ínfima minoría elitista, oportunista o ventajista a los que les va bien o muy bien. Eso, ha ocurrido hasta ahora en todos los sistemas y regímenes que han manejado o manipulado la Historia e Histeria de la Humanidad. Es decir, en lo que a equidad humanista se refiere hemos progresado poco, nada…incluso quizá hayamos retrocedido hacia condiciones y conductas “humanas” más ruines y catastróficas.
Basta un dato como ejemplo gráfico para demostrar la impresentable y cruel vorágine en la que estamos inmersos: presuntamente, una veintena de “patriotas españoles” tienen tanto o más patrimonio –sin contar “sus bienes en paraísos fiscales”- que el patrimonio total de nueve millones de“españoles pobres o casi pobres”. Claro, confunden y hacen confundir patria y tripa. En similar proporción “funciona el mundo más próspero y civilizado”… y sus escalafones y métodos también. Ni caso a paladines y promotores, a loros y cotorras que defienden a ultranza ese sistema de trágica, vomitiva, y no sé si genocida… desigualdad. Hay que cuestionarlos, señalarlos… porque el disparate ya  no puede ser más disparatado. Y en los pasajes de la Historia donde unos cuantos hombres valientes y decentes han intentado denunciar o transformas dichos caos, otros cuantos hombres cobardes pero armados hasta el paladar… los han amordazado, amenazado, atropellado o destruido hasta anular sus lógicas y generosas intenciones. ¿Seguro que los insaciables y “poderosos” drogadictos económicos siempre van a vencer sin convencer?
De momento, la globalización, es o parece, las consolidaciones nacionales y universales del  impuesto, contrastable y perturbador éxito-fracaso que estamos financiando, sufriendo, tragando y… ¿admitiendo? Sí, de momento esta globalización, con esos resultados, estrategias y síntomas, es un cataclismo desolador, un montaje estrambótico, una estafa casi generalizada. Casi, porque a los“seres humanos” chaqueteros, celestinos y estafadores les va de p… madre, como dice o decía el serio y bromista Moncho Borrajo.
Precisamente, es la globalización uno de los mayores enemigos de todo lo que huela a inteligente  y minoritario como también lo es la meritoria, simbólica, genuina y ancestral Tauromaquia. A la globalización no le es rentable los que piensan ni lo que les haga pensar.
Es… en los laboratorios “potentes y globales” de corporaciones financieras y empresariales donde van diseñando nuestro futuro; mejor dicho, diseñan el futuro que más interesa a sus viciados o viciosos dirigentes y cómplices. Y no, no cuentan con La Tauromaquia ni como ocio, negocio, socio o consorcio. No, no les conviene que los dirigidos discrepen o se rebelen a los planes dictatoriales de su opaca y perversa globalización. Les interesa más los beneficios ilimitados y la producción en serie… que la producción racional y seria con beneficios equitativos y sostenibles.
Otro ejemplo gráfico de sus “propósitos y enmiendas”, es su poder en los mal llamados medios de comunicación más influyentes. Están en sus manos, y los tergiversan o manipulan como propietarios o a través de sus inversiones publicitarias. Lo que no está en el continente y contenido de sus medios tiende a la marginación o desaparición. Ocupan muchísimo más espacio oral, escrito o audiovisual unos cuantos cotillas y personajillos de la nada y la menos nada, que todas las inquietudes o innovaciones razonables, razonadas o a estudiar… de millares de autores y personajes juntos. Es verdad que tienen una repentina “capacidad” de hacer o deshacer que nos somete, desborda, bloquea y asusta. Pero hay que serenarse y lidiarles con ejemplaridad, temple y pundonor. ¿Qué tal, si en lo que ya es posible, empezamos a boicotear sus dichos y sus hechos?

Novillos de Hernández Pla en 1985 (Foto RCB)
Dos consecuencias nefastas de esta globalización:
1ª) Con las casi exclusivas propuestas continuistas de un sector de mercaderes de ayer y de hoy, en menos de cien años, han cambiado la residencia y mentalidad de casi todas las gentes. Hasta hace un siglo –poco más o menos- el setenta u ochenta por ciento de la población era rural. Hoy es al revés. La inmensa mayoría de los jóvenes rurales sabían de las vivencias, convivencias, conveniencias, cadenas alimentarias y utilidades de y con los animales. Hoy, marzo de 2015, la inmensa mayoría de los jóvenes urbanos saben de esas elementales y trascendentes cuestiones lo mismo que saben Bill Gates, Obama o la Merkel del arte de Cúchares… cero patatero… igual que Amancio Ortega, Rajoy o Zapatero. Es relativamente fácil cambiar sensaciones y sensibilidades poco hechas, por hacer, o casi  indocumentadas. Es a partir de los conocimientos en general y los de los conocimientos de causa en particular, cuando los jóvenes y menos jóvenes  -si pueden o les dejan- sabrán decidir o elegir libremente… con o sin permiso de la dictatorial globalización. Hoy ser joven, inteligente y simpatizante taurino, es un acto de contestación y rebeldía reivindicativa respecto a tantas basuras o patrañas globalizadas. Nada que ver con la aptitud y actitud de jóvenes legos o gazmoños. Unos y otros, sean o no aficionados a La Tauromaquia, han de tener el respeto por bandera y montera.
2ª) El valor y valer de las cosas. Poco tienen que ver la producción mecánica y la producción artesanal. En ambos esfuerzos, hoy, no ponen el precio los emprendedores, trabajadores, consumidores, ofertas o demandas; lo ponen los especuladores…porque,aunque no pegan un palo al agua controlan financiaciones, distribuciones, abonos, seguros, utensilios, piensos, etc. etc. La crianza del toro bravo al ser limitada y artesanal, en principio, no es rentable aunque los ganaderos diesen rata por liebre o tocino por jamón.Lo tienen complicado para seguir sin casi morir en el intento. Este asunto tan importante como grave, merece otra crónica. Como siempre será bajo mi punto de vista, ni mejor ni peor que otros puntos de vista sobre el mismo tema. Eso sí, optimistas, realistas y pesimistas hemos de reflexionar porque casi todos hemos pasado con mayor o menor grado por los tres estados de ánimo.

Mi lado realista, es que a pesar de las carencias profesionales, de las negligencias institucionales y de las indiferencias o maltratos globales, hay ferias y fechas que se llenan y entusiasman los tendidos. Hay como un compromiso hondo y una resistencia firme con la grandeza del  añejo ritual melodramático que a las casi cinco en punto de la tarde se representa en el ruedo, y donde el público participa en los desenlaces  con sus manifiestos. Es el más democrático, duro y puro de todos los rituales o espectáculos habidos y por haber.
Mi lado pesimista es que el porcentaje de carencias, negligencias y maltratos no se multen, no se corrijan o vayan a más. En efecto, el más de lo mismo o peor, y más pronto que tarde, no hay dirigentes ni dirigidos que lo defiendan, entiendan y mantengan.
Mi lado optimista es que hay, o parece que hay -en todas las actividades y países- movimientos de ciudadanos decentes que de abajo hacia arriba exigen naturalidad, claridad y autenticidad en cuentas y cuentos más o menos globales.La verdadera Tauromaquia une y reúne esas exigencias y más.Por lógica tendrían que venir mejores tiempos y perspectivas.
Hay que equilibrar el pesimismo del intelecto y el optimismo de la voluntad. Soy realista y quiero ser más optimista que pesimista. En parte, dependerá de si las malas y vanas intenciones actuales se transforman en intenciones y ganas buenas y sanas.
La Tauromaquia tendrá que volver a involucrarse con la justicia social…como en el siglo XVIII… como en sus épocas de mayor y mejor esplendor.
Hay que actuar para que la espera y  la intención sean más breves y optimistas.

Marzo  2.015