Por Ángel Arranz Izquierdo
Por enésima vez, el amigo Pablo
Pastor, me invita a colaborar en el número especial que anualmente el diario El Adelantado de Segovia dedica a la
Tauromaquia.
En esta ocasión, los textos,
fundamentalmente, consisten en rememorar la década de 1.960.
Hace cuatro años, firmé en el
mismo medio, un artículo titulado: La feliz-infeliz década de los 60. El título
lo decía todo, solo hay que leerlo o releerlo.
Intenté demostrar la bipolaridad
en todas o casi todas las idiosincrasias españolas de hace cincuenta años… que
en muchas apreciaciones coincide con la bipolaridad actual: triunfalismo y
derrotismo; propaganda y realidad; crecimiento y endeudamiento; pasividad y
fanatismo; creatividad y mimetismo; envidias y generosidad; opulencia y
miseria; comprensión y represión; gatos por liebres; ventajas y desigualdades
vomitivas; bulas y burlas etc. etc. Y siempre, siempre, la patria expulsando a
bienintencionados o capacitados hijos por la malignidad o incapacidad de todos
o de casi todos nuestros dirigentes en dar oportunidades y futuro a muchos, a
demasiados españoles que lo necesitan y merecen. Otra cosa es ir, venir, o
intercambiar voluntariamente aprendizaje, participación y sabiduría. En lo
trascendente: ¿somos mansos o estáticos?
Curro, Camino y Puerta a hombros en Las ventas (1967) |
No, no estoy de acuerdo con los
que sentencian que cualquier tiempo pasado fue mejor.
No, no estoy de acuerdo con los
que sentencian que cualquier tiempo pasado fue peor.
No, no estoy de acuerdo con los
que sentencian que el pasado y el presente son diferentes… sin profundizar en
las formas y fondos de las diferencias y circunstancias.
Las sentencias –de todo tipo y
condición-, si son frívolas o injustas, causan infinidad de daños, apaños,
equivocaciones; y no producen ninguna solución y credibilidad duraderas y
ejemplares. En las sentencias, como en casi todo, hay que distinguir el grano
de la paja.
Cualquier tiempo pasado fue
mejor, fue peor, fue diferente y también fue parecido. Sí, en todas las décadas
y tiempos hubo y hay mejores, peores, diferentes y parecidas situaciones y
posibilidades dependiendo del sectory en función de con quién y en qué las
comparamos.
Creo que es necesario hacer
contrastes cada X años para saber por a donde trascurre el trascurso integral
de la vida en general y de la tauromaquia en particular.
Y para justificar el título de estas
reflexiones tauro sociales echo mano de estadísticas que Vidal Pérez Herrero
publica en sus completas y rigurosas Agendas Taurinas.
¡Ojo!, las estadísticas solo son
estadísticas; es decir, fuera de las estadísticas hay tanta actividad e interés
como dentro. Es algo así como los argumentos y participación de los políticos
bipartidistas en el Parlamento, y los argumentos y representación de los
ciudadanos en la Calle.
DATOS. Por ejemplo; en el
palmarés de los toreros que han encabezado el escalafón desde 1.901 no aparecen
nombres de toreros peculiares o cumbres como Cagancho, La Serna, A. Bienvenida, Pepín Martín Vazquez, Rafael Ortega,
Antoñete, Romero, Paula, Esplá, Rincón, Tomás o Morante; y
si aparecen toreros que con la perspectiva del tiempo resultan, no sé si fuera
de lugar, pero sí sé –con todas las consideraciones- que se han quedado en
anécdotas casi efímeras.
Diego Puerta |
La temporada de 1.960 lidera el
escalafón Diego Puerta, y comparte liderato la temporada 1.962 con Jaime Ostos.
En 1.961 el líder es Curro Girón. En 1.963 y 1.966 lo es Paco Camino. En 1.964
es “El Viti”. En 1.965 y 1.967 es Manuel Benítez “El Cordobés”. En 1.968 y 1.969
es Miguel Márquez.
Las temporadas del año 2.000 y
2.002 es líder del escalafón “El Juli”.
En 2.001 es “Finito de Córdoba”. En
2.003 y 2.004 es César Jiménez. En 2.007 es Manuel Díaz “El Cordobés”. En 2.005, 2.006, 2.008 y 2.009 es “El Fandi”.
Comparando las dos décadas, firmo
y afirmo que encabezaron el escalafón de los años sesenta, seis distantes y
distintas figuras; y un respetado y respetable Miguel Márquez… pero que ni
entonces ni ahora tenía y tiene el reconocimiento de verdadera figura del
toreo.
En los años 2.000 son líderes del
escalafón una figura casi de nacimiento como “El Juli”, y otra con más torería que continuidad como “Finito de Córdoba”. Los respetados y
respetables César Jiménez, Manuel Díaz “El
Cordobés” y “El Fandi”, de
momento, los aficionados ortodoxos y cabales, no los tienen ni mantienen en las
retinas como auténticas figuras del toreo.
El Juli |
En cuestión de figuras la
decadencia es evidente, en 40 años hemos pasado de 6-1 a 2-3. En la década de
los 60, los siete líderes del escalafón salieron a hombros en Las Ventas; en la
década 2.000, tres de cinco.
En la temporada 1.960 se
celebraron 323 corridas de toros en España. En la temporada 1.969 fueron 627.
En esa década las corridas de toros tuvieron un ascenso quizá irrepetible.
En la temporada 2.000 se
celebraron 894 corridas de toros. En la temporada 2.009 fueron 762 incluida
Francia; los números van en descenso… en
2.013 el número de corridas de toros es inferior a los de los últimos años 60.
Y se ha triplicado el censo de lidiadores en el escalafón superior. No era
normal el triunfalismo de las 1.108 corridas de 2.007, ni es normal el
derrotismo de las últimas temporadas.
¿Cuándo empezarán las
autocríticas, responsabilidades, reciclajes y reactivaciones de los
profesionales taurinos? ¿Cuándo una organización institucional consensuada,
necesaria y creíble para potenciar la
originalidad, simbología, particularidad, rentabilidad y prestigio, sin
complejos, de La Tauromaquia?¿Y los ataques o descalificaciones de antitaurinos
pagados, confundidos o profanos?
Esos son datos fidedignos; mis opiniones, aunque
me duelan -ojalá no produzcan dolor ajeno-
cuestionan esos lideratos, “baratos”, porque también contribuyen al lío
o decepción en el aprecio y categoría del arte de torear.
DINEROS. Desde hace varios siglos
hasta hace cuatro décadas, cuando nos presentaban a una persona presuntamente
acaudalada para echarnos un capote o lo que fuese, solían decirnos… “tiene
tanto dinero como un torero”. Los chascarrillos solo son chascarrillos; es
decir, hay en ellos más dudas y chorradas que verdades. El caso es que torero
parecía sinónimo de multimillonario.
El Viti |
Los toreros más ricos del pasado
y del presente, solo son riquillos comparados con los ricos de verdad. El
prestigioso y cotizado Enrique Ponce es la figura del toreo que a hecho más
paseíllos –datos fiables- en toda la
historia del toreo moderno; y económicamente, está más cerca de los
caudales “mileuristas” que de los de
Bill Gates o Amancio Ortega.
Lo cierto es que las figuras de
la década 2.000, ganan menos dinero que las figuras de los años 60.
Manuel Benítez “El Cordobés” ganaba tanto o más dinero
que los “deportistas y artistas” más cotizados de su época. “Ayer” 2.009 y hoy
2.014, hay varios jugadores de futbol en la liga española que cualquiera de
ellos tiene más ingresos que los que tienen juntos los diez primeros toreros
del escalafón superior. Es fácil imaginar la guita que manejan casi todo el
resto de toreros.
El futbol como juego carece de
enjundia –habilidades y preciosismos de escasos jugadores aparte-, es tan
simple que el más tonto del lugar lo entiende a la primera de cambio, o casi. Lo
del futbol como negocio no lo entiende casi nadie. Es un enigma que habrá que
despejar porque deben a Hacienda y a la Seguridad Social lo que no está en los
escritos.
En este apartado y contraste
también sale perdiendo La Tauromaquia.
DEUDAS. En 1.949 y 1.950 los
novilleros Aparicio y Litri cobraban
tanto o más que los matadores más relevantes de esos años. En 1.955 y 1.956
pasó lo mismo con Antonio Borrero “Chamaco”.
Con Manuel Benítez “El Cordobés” se
repite la historia en las temporadas 1.961 y 1.962. Desde entonces, se pueden
contar con los dedos de las manos los novilleros que han ganado el suficiente
dinero durante la temporada como para pasar el invierno sin ayudas, préstamos o
hipotecas.
En esas condiciones los
novilleros que llegan a tomar la alternativa lo hacen con demasiadas carencias
en actitudes, aptitudes, oficio, personalidad, o estilo y toque de distinción
propios. Hacen pocos paseíllos porque hay pocas novilladas y algunos… CUANTO
MÁS TOREAN MÁS DEBEN.
El escalafón novilleril está casi
abandonado por parte de casi todos los empresarios o gestores de las plazas de
primera y segunda categoría. Hace demasiado tiempo que no se promocionan ternas
de dos o tres novilleros que den la vuelta al planeta de los toros con interés
en el ruedo y en las taquillas. En parte, son víctimas de un mecanismo estructural
viciado y vicioso que es urgente denunciar y desarticular.
Paco Camino |
Los llamados medios de
comunicación -¿o manipulación?- de “masas” casi ignoran La Tauromaquia. Están
en deuda con la parte artística, y predomina la exhibición o atención a las
partes banales de toreros mediocres –los bobos los llaman mediáticos-, o a la
parte morbosa en las cogidas de los toreros que más suenan. Y existen
informadores taurinos propiamente dichos que hacen su actividad de cara “al
público en general” a través de sus amistades o intereses con los
profesionales. Están en deuda con los aficionados fieles y clásicos; las
“élites” taurinas los menos precian, y no se dan o no quieren darse cuenta que
lo que gusta a los aficionados cabales gusta a todos, y lo que gusta al
“público en general” suele ser volátil y de menor importancia, proyección o
mérito. Parece que quieran implantar el toreo de usar y tirar, el toreo de
consumo, el destoreo. Eso es panecillo para hoy y hambre para mañana.
Los ganaderos tienen que
recuperar su trascendencia y criterio. No sabemos si están agradecidos a las
figuras. Sabemos que están en deuda con la bravura, movilidad, sentido y equilibrio
que necesitan los toros para que haya equidad y emoción en los alberos.
Las élites –también las
“elitillas” taurinas- y sobre todas, las élites económicas y políticas son tan
caprichosas y egoístas como peligrosas e insaciables. Salvo excepciones… se
dedican a endeudar a los demás. La globalización del capitalismo especulador no
cuenta con los toros, hay poco dinero para llevarse. Estamos en plena era de
confusión, hipocresía y decadencia en general y de La Tauromaquia en particular.
Época o era, que hay que superar y borrar o la ruina en datos,
dineros y deudas no tiene fin.
Es la acción, el ejemplo, la razón y la
firmeza de la “aristocracia” sencilla y elegante de los pueblos preparados la
que tiene o tendrá la última palabra y credibilidad para pronosticar el futuro
en las plazas de toros y en la vida misma.
Todo lo demás es más de lo mismo
o peor.