José Tomás se enfrentará mañana por la mañana a lo que es
sólo el tercer reto de su corta temporada. Reto, eso sí, a lo grande,
enfrentándose a seis toros en solitario de diferentes ganaderías. Se nos
antoja, aunque se habla de un fin social para la recaudación, reto quizá
innecesario porque a estas alturas el diestro de Galapagar no necesita ya
demostrar nada. Pero al hilo del mismo se nos ocurren varias reflexiones y
comentarios, que les brindo para su propia reflexión.
1.- Se habla, en el entorno próximo al diestro y
especialmente al de su apoderado Salvador Boix, que ésta podría ser la última
corrida del torero. No ya sólo de su corta temporada del 2012 (Badajoz, Huelva
y Nimes), sino de su carrera. Es verdad que a pesar del buen estado de forma
del matador, de su extrema delgadez (que roza lo patológico, desde luego), algo
parece que no termina de funcionar en la pierna que resultara con aquella
tremenda cornada que le arrancara la femoral en Aguascalientes. Según fuentes
cercanas al matador, la pierna, cuando le exige esfuerzos importantes, “a veces
no le funciona como es debido”, algo que sólo sucedería en ocasiones –no siempre-
pero que condicionaría de alguna manera su completa seguridad para pisar los muy
comprometidos terrenos que ocupa cada tarde. Por otro lado, podría sumarse a
esa hipotética –quizá fundada- decisión, el hecho de su reciente paternidad –está
hecho un auténtico padrazo, centrando sus atenciones en su reciente vástago-, y
hasta, tal vez, el hastío con que contempla el mundillo taurino y las
frecuentes críticas a que es sometido por sectores irreductibles de éste, que
no tienen la amplitud de miras suficiente como para valorar lo bueno y censurar
aquello que no lo es. Parte de la crítica, en especial la poncista, pero
también sectores próximos al Juli y a otros diestros del G-10, han volcado sus censuras
constantemente sobre el diestro de Galapagar de la manera más virulenta
posible, a la par que para sus defendidos no existe defecto alguno… Y aquello puede llegar también a hartar. Sea
por alguna de las dos primeras razones –las más plausibles- o por la suma de
ambas más la tercera, quizá estemos ante la última de las corridas de José
Tomás en los ruedos hispano-franceses. Creo que sería lamentable para la fiesta
pero puede ser un hecho tan sólo dentro de unas horas.
El coso romano de Nimes |
2.- En algunos medios se ha destacado, en claro contraste
con la prensa contraria al diestro, el gesto de enfrentarse a seis toros de
diferentes ganaderías, subrayando precisamente "la variedad", pero lo cierto es
que yo sólo veo en ello el gesto de la encerrona en sí misma. Me explico, anunciarse
en solitario es ya, de por sí, un acto de entrega, de valor, de sacrificio
suficiente; no es necesario, por tanto, que en el mismo haya más de una
ganadería. Si las hay, no es sólo por abrir el abanico de posibilidades para el
diestro, sino –al menos en teoría- por mostrar diferentes comportamientos y
entrar en abierta competencia entre diferentes criadores. Me temo que no es éste
el sentido del festejo, ya que no se anuncia como de concurso. Esperemos, cuando menos, del buen hacer del espada que luzca suficientemente los toros, aunque
sea a costa de sacrificar algo, tan sólo, y en parte, el posible toreo ulterior
con la muleta. Ahora bien, subrayar la variedad de ganaderías en sí misma, como
algo plausible me parece de todo punto inapropiado, exagerado a todas luces, cuando estamos hablando de
Parladé (esto es, Juan Pedro), Victoriano del Río (esto es..., casi lo mismo),
Toros de Cortés (el segundo hierro de don Victoriano del Río, con primos
hermanos de los toros de su primera vacada, una vez eliminado lo de Los Bayones), El Pilar (otro tanto de idéntica
condición y origen), Jandilla (de don Borja Domecq, más idem de lo idem) y un
temible Garcigr… Domingo Hernández (que, como tal, tiene el mismo origen que
todo lo demás). Seis eran seis, y los seis proceden antes o después de los terribles
“Juan Pedros”… Hombre, un gesto, en sí mismo, no es anunciarse ante “esto”. Lo
hubiera sido si a uno de don Victoriano hubiese ligado otro de don Victorino…
padre; si al de Jandilla hubiese contrapuesto otro de Escolar o su casi homónimo Escobar; si al del Pilar
hubiera enfrentado uno de Cuadri… Incluso, aunque no anden por su mejor
momento, si hubiera buscado otros encastes para dar a la fiesta la sensación de
variedad y riqueza que exige buena parte de la afición. Les recuerdo que en la
Beneficencia del 70, aquella corrida en que Paco Camino hizo en solitario el
paseíllo (por desavenencias con la empresa madrileña no había entrado en el abono de San Isidro) con toros de aquellos años, sí, de escaso trapío, cierto, pero con casta más
que suficiente y en ocasiones desbordante. El Niño Sabio de Camas lidió dos de
Juan Pedro (1º y 4º, porque se retiró al corral uno de Pablo Romero, ojo), uno de Joaquín
Buendía (5º, de origen Santa Coloma), otro de Felipe Bartolomé (el 7º, sobrero
regalado, también de procedencia Santa Coloma), uno de Miura (el 3º, encaste
propio… huelgan comentarios), uno de Urquijo (el 2º, Murube purísimo) y uno de
Arranz (el 6º, de los llamados miuras de Salamanca, que aún conservaban genes
de sangre de la Tierra mezclados con Vistahermosa; el anuario de la Unión de
1970 decía literalmente que “Procedencia: Cura de la Morena, extinguida
totalmente, se fundó de nuevo con novillos de Montalvo, hierro de Martínez,
nietas y bisnietas del famoso Diano de Ibarra, simiente del Conde de la Corte,
Graciliano y Antonio Pérez de Vistahermosa, hoy pura raza por absorción”).
Hombre, me temo que aquí sí hubo variedad, desde luego. Paco Camino cortó, ¡en
Madrid!, ¡ocho orejas en total!, a más de una de media por toro… ¡Olé ahí! Repetir aquel gesto del diestro de
Camas, eso sí que sería rematar la cortísima temporada de José Tomás con un
gesto de veras, con un broche áureo. Y si en vez de Nimes lo hubiera hecho en
Madrid o Bilbao… por aquello de lo que se lidia en uno u otro coso… Está bien
lo del gesto y más si la recaudación tiene un fin benéfico… pero que no nos
vendan motocicletas de una rueda.
Toros de José Escolar... camino de Francia, donde suele lidiarlos el ganadero. |
3.- José Tomás sigue siendo el único torero capaz de llenar
los cosos; a su único reclamo se venden abonos y sube la reventa hasta cifras
vergonzosas; tira como nadie del abono de las plazas, y consigue, como no lo
hace nadie más, llenar las plazas en una temporada en plena crisis –en lo
económico, pero también en lo artístico y emocionante- catastrófica. En Nimes se habla de más de 7000 abonos
vendidos por el prestidigitador -¿o es ilusionista?- Simón Casas, el mismo de la pésima gestión en Madrid. José Tomás,
habrá que estudiar más en profundidad el por qué, es el único capaz de
conseguir, en suma, que la rendondez de la plaza se llene por completo, por más
que al resto de los diestros de arriba les pese… y mucho. Ni Ponce, ni el Juli,
ni Manzanares, ni Morante –ya no les cuento otras supuestas figuras de menor
fuste como Talavante, Castella, el Cid, Fandi, Rivera, u otros- son capaces de
congregar, ¡y eso en unión y buena compañía!, a más de dos tercios o tres cuartos de
plaza en cualquier coso de España o Francia. Sólo en las ferias donde se vende todo
o casi todo –en buena medida Madrid, Albacete…, y poco más- han podido verse algunos
llenos esta temporada. Al reclamo de José Tomás, Badajoz o Huelva han
contemplado entradas como hace años no tenían ni podían casi sospechar… y con
la que está cayendo. Por mucho que les pese al resto de las llamadas figuras,
ni aun juntos, repito, convocan a las masas como lo hace el auto-excluido José
Tomás. Por más que regalen entradas, las pongan a la mitad de precio o busquen
fórmulas alternativas..., incautos o trincones por medio. A Tomás le basta y sobra con anunciarse en pequeñas
dosis para lograrlo (algo sobre lo que recapacitar también), aunque nos gustase
que eligiera otros cosos para hacerlo… de mucho mayor compromiso que los
mentados o Nimes. Es más, el de Galapagar no necesita regalar entradas, ni
bajarlas de precio para congregar en su derredor a miles de espectadores, de
aficionados; le siguen desde Algeciras a Barcelona, desde La Coruña a Castellón,
e incluso se produce el fenómeno contrario: la demanda es tan elevada que la
reventa hace su agosto… hasta en septiembre. Algo habrá, digo yo, en la
generación de tanta expectación. Sólo Morante, el otro gran torero del momento,
el artista más trascendente de los últimos años aunque lo demuestre cuando
quiere, es capaz de llenar dos tercios o tres cuartos de plaza, y no siempre (recuerden
la reciente y triste despedida de Pepe
Luis Vázquez en Utrera, que sólo consiguió atraer a menos de media plaza en
tarde triunfal del de la Puebla…). El fenómeno de José Tomás (lo digo
sociológicamente) se centra no sólo en su concepto de la tauromaquia –asumiendo
riesgos y colocaciones que otros no toman, alargando las series como ya no se
estila, adoptando, incluso, estéticas ya olvidadas-, sino en una muy bien
montada campaña de marketing, unas apariciones con cuentagotas, en la
sublimación del romántico componente heroico, en una imagen singular de
patetismo –referida a la muerte, a lo trascendente, no a lo ridículo- subrayada por sus extremas
palidez y delgadez y marcada por un gesto hierático ante la parca, en la
habilidad para mimetizarse con la cultura de la postmodernidad. De hecho, sin éste
último componente, que es factor indispensable para elevarse sobre el resto de
sus compañeros, su idealización como héroe romántico hubiera sido más compleja;
es imprescindible para adquirir categoría social y cultural, para ser un icono –más
que ídolo de masas-, rodearse (no necesariamente de forma voluntaria) del
ambiente cultural e intelectual necesario, prestigiarse mediante un aura de
pensadores y escritores de relieve social (aunque el icono no llegue
al caso, no es necesario para ello). Nadie podrá negar ese estatus a Joselito o
a Belmonte (éste aun más que su oponente en los ruedos, rodeado por
intelectuales de la talla de Valle Inclán, Pérez de Ayala, Sebastián Miranda,
Marañón y tantos otros, cantado por Chaves Nogales, Luis Bollaín y otras plumas
de primer nivel), ni tampoco al que conseguirían después Pepe Luis padre,
Domingo Ortega, Luis Miguel o, sobre todos ellos, el igualmente patético
Manolete (en ese mismo sentido dramático, conmovedor, turbador…). José Tomás lo
ha conseguido, sin duda. Como muy bien decía mi buen amigo Javier Vellón en un
interesantísimo opúsculo (José Tomás: la
creación de un mito mediático; Madrid CEU Ediciones, 2010), “En dicha
repercusión social han influido diversas causas, tanto de índole psicosocial
(su modelización como mito heroico siguiendo las pautas marcadas por el
Romanticismo como origen del pensamiento contemporáneo), como de las vinculadas
con los discursos sociales que inciden en las pautas de conducta de la
comunidad: su conversión en icono publicitario, su integración en las nuevas
tendencias de la cultura urbana, su condición de fuente informativa y sujeto
del debate periodístico, sin olvidar su capacidad para adecuarse a las
necesidades comunicativas del ecosistema audiovisual”. No se puede expresar
mejor.
4.- Salvador Boix contaba al diario económico Expansión (fíjense en qué fuente informativa..., nada más teóricamente alejado del mundillo taurino imperante) que "José
Tomás entiende que hay que crear grandes eventos que generen la máxima
expectación e ilusión en la gente", y que su intención era convertir esas tres apariciones
de 2012 en "los
tres puntos de inflexión de la temporada". ¡Correcto!, como diría mi buen amigo Ángel Arranz. Tres puntos
de inflexión definitivamente. ¿O acaso no se hablará, o se habrá hablado, más de
ellos que del resto de esta nefasta temporada? Seamos sinceros, estas tres
apariciones de José Tomás en los ruedos hispano-galos han generado mayor
interés, más literatura y más comentarios entre los aficionados que cualquiera
de las corridas en las que han intervenido cualquiera de los del G-10. Quizá,
con la salvedad de las discusiones generadas en torno a encastes o de las
valoraciones de diestros emergentes (unos hacia arriba –sobre todo Javier Castaño-
y los más hacia abajo esta temporada), nada haya suscitado ni tanta fascinación
ni tantos comentarios… ¿Está bien o mal llevada la carrera del diestro en ese
sentido? Pero, ¡ay!, recuerden, si a ello sumara la responsabilidad ante plazas y toros de primera como hizo en Madrid en 2008...
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