Por Ángel Arranz
Llamar Feria Taurina de Otoño a
tres corridas de toros, una novillada con picadores y una sin ellos, todo en
cuatro días, es una falta de respeto a los aficionados y a la simbología y
prestigio de la primera plaza del mundo.
Eso es como llamar crecimiento al
endeudamiento; es como dar confianza al engaño y la incertidumbre; es como
llamar “mediáticos o líderes” a dichos, hechos o personajillos frívolos,
mediocres o maniáticos.
En todos los órdenes, desórdenes
y sectores de la vida misma, las cotorras y loritos - liantes o partidistas-,
han corrompido hasta el lenguaje.
Hace lustros tengo escrito en
artículos y libros, que la Feria de San Isidro es demasiado larga, y corta la
de Otoño. Hay que equilibrar el desajuste de ambas exposiciones del arte de
torear.
Con los mismos festejos, incluso
alguno más, la lógica de los acontecimientos nos indica que para acercarnos a
la verdadera y puntual realidad profesional taurina, hacen falta dos extensos
exámenes en el transcurso de la temporada.
No es lo mismo hacer el primer
paseíllo del año en la Feria de San Isidro que hacer el paseíllo número diez,
veinte, cuarenta o setenta en el ciclo otoñal… porque las probabilidades de
unos y otros serían menos distantes, y porque hay altibajos en los
protagonistas, que a ser posible, se han de contrastar en la cátedra del toreo…
para vislumbrar con más garantías las novedades y acontecimientos de la
siguiente primavera.
Es decir, lo mejor o lo menos
malo, sería ensayar un San Isidro con 20 o 25 festejos y una Feria de Otoño con
10 o 15. Y entre ambas, dar oportunidades fiables a matadores y novilleros que
firmen y confirmen sus vocaciones, aspiraciones y condiciones. Lo demás, lo de
esta temporada y muchas otras anteriores, solo es: más de lo mismo o peor… como
si del radical y definitivo fracaso político bipartidista se tratara.
La camada de bravo se desenvuelve
entre el toro tontimanso y el toro tontiblando. La selección no debe ser la
correcta, porque últimamente también salen por toriles demasiados toros
tontisosos. En efecto, bultos que llaman toros forman y deforman un tripartito
– al igual que la rentable gestión privada de Las Ventas- que produce bostezos
y deserción a causa de la falta de autoexigencia y autocrítica de casi todos en
general y de las “elites” en particular. Las honrosas y conocidas excepciones
en toros, toreros y toreos a tanta repetitiva rutina y mentira, no son
suficientes para salir con credibilidad y perspectiva de un atasco al borde del
colapso.
La triste despedida del Fundi, una clave de la Feria de Otoño (Foto: las-ventas.com) |
El balance artístico de la Feria
de Otoño es tan limitado como la brevedad de su programación. Y más positivo
históricamente si lo comparamos proporcionalmente con San Isidro: ¿será por la
preparación y experiencia de casi toda la temporada?
Esta “verbenilla” hemos
comprobado la fructífera progresión de Fandiño y Castaño; apuntes de Sergio
Aguilar; la capacidad de Robleño y Alberto Aguilar; varios muletazos de cartel
de El Cid al único toro bravo del encierro de el Puerto de San Lorenzo; la
movilidad de la corrida de Valdefresno; el justito, diferente, variado e interesante
encierro de Palha, toros sin tonturas, de los que no permiten cerrar los ojos
ni al plano y adormilado D. Mariano. Y destacar la calidad –no confundir con
cantidad- de toreros de plata como El Boni, Aladid o Rafael González. Y la
despedida del pundonoroso Fundi. Breve pero intensa “seudoferia”.
Por todas las razones
expuestas…hay que ampliarla. Sin embargo, si el resumen de la temporada se
analiza dentro de 50 años casi habría que pasar página o dejarla en blanco
grisáceo. El tono taurino de este otoño debe ser el mínimo exigible para el
futuro porque en demasiados casos sigue habiendo más deficiencias que
eficiencias para ser optimista por muy ingenuo o triunfalista que uno sea.
No, no es de recibo hacer un
certamen “internacional” de novilleros o novilladas de “lujo”, cuando
desgraciadamente, la mayoría de novilleros de aquí, de allá o de acullá apenas
tienen trayectoria, y además imitan o se fijan más en toreros ventajistas que
en toreros completos, épicos y artistas.
No, no es de recibo hacer un
certamen de novilladas con “ganaderías minoritarias” –calificación despectiva y
despreciable- y novilleros con escaso oficio y recursos. Y cuyo resultado más
“sobresaliente” y trágico es: dos novillos al corral después de los tres avisos
y dos novilleros con dobles cornadas. Novilladas que superan en trapío y
sentido la mayoría de corridas que lidian las “figuras” en casi todas las
plazas del planeta de los toros.
En el tinglado taurino –como en
todos los tinglados- sobra figuración, populismo y globalización para unos
cuantos. Falta personalidad, responsabilidad, generosidad o autenticidad en y
para casi todos. Sí, en lo individual y en lo colectivo.
O RECTIFICAMOS, O SEGUIMOS EN Y
POR LA SENDA DE LOS FALSOS, GOLFOS O BOBOS.
HAY QUE EXIGIR DECENCIA, INTELIGENCIA
Y MAGNIFICENCIA ¡YA!
La llaman Feria de Otoño
Y es una verbenilla maltratada
Tres corridas y dos novilladas
Eso, para Las Ventas, es casi nada
El aficionado cabal anda cansino
De tanta desidia y desatino
Y
hay bellas damas abonadas
Que están hasta el
mismísimo… moño
Aunque,evidentemente,Vd no necesita para nada mi calificación,yo por mi cuenta, le doy un 10.
ResponderEliminarUn saludo