Alguno quizá se haya extrañado de la relativa parálisis de este blog en el que solíamos publicar con mucha más frecuencia en estos últimos meses. Motivos de índole familiar no han sido los más propicios para mantenernos activos en el mismo, pero la vida sigue -la esperada por toda la eternidad- y el mundo taurino, pese a la finalización de la temporada española continúa más allá de nuestro solar patrio y en los medios.
Varias son las noticias que a uno, ya espectador al margen, le han sorprendido o hecho recapacitar en estas dos últimas semanas. No agotaremos el tema, pero vayan allá unas perlas.
Ponce se presenta en México con un impresentable encierro de Xajay, preparado al efecto para la terna que se completa con Fermín Spínola y Diego Silveti. Como me han comentado que, al parecer, Ponce atravesaría por algunas dificultades económicas (por la finca, por ejemplo), parece que ha decidido excursionar por tierras aztecas a la búsqueda de hacer caja. Caja sin arriesgar más que lo mínimo, por cierto, y si no vean los bichejos que se lidiaron el domingo, que no cabrían como novillos en muchas plazas de importancia en España. Una cosa es que el toro de México sea particular en su comportamiento, más pastueño y suave, menos áspero y encastado, y otra es que no cumpla con una presencia al menos digna. Y en la propia capital mexicana... No sé si aun les quedará la capital de Jalisco, Guadalajara, como refugio al aficionado mexicano para encontrarse con un toro como deberían ser los demás... porque me cuentan que allí también las exigencias no son las de antaño.
Toros de Xajay preparados en la México para Ponce, Spínola y Silveti (Fotos: Plaza México) |
Cuando se cifra todo en la creatividad plástica y se desprecia el pilar, el sólido cimiento, del riesgo y la emoción, no sé si se le hace favor alguno al arte. La fiesta, allende el Atlántico, fíjense, sólo supone unas vacaciones pagadas para la mayor parte de los diestros españoles, que te reconocen en privado -nunca en público- que aquello se mide de muy otra manera, y que no tienen allí ni la presión ni las exigencias que sufren en la mayor parte de España (no me refiero, ni mucho menos, a Madrid, Bilbao o Pamplona). Lo del ganado de Xajay para Ponce levantó alguna queja entre mis correligionarios de la prestigiosa Unión de Bibliófilos Taurinos de México. Paso al frente...
Otros de los toros de Xajay lidiados en la México por Ponce, Spínola y Silveti (Fotos: Plaza México) |
Otra noticia que ha surgido en estos últimos días es el abandono del barco del G-10 de dos de los espadas que lo conformaban, Manuel Jesús Cid, El Cid, y El Fandi, y que, también, al parecer, estaría pensando hacer otro tanto el mismísimo Morante de la Puebla. Como uno, desde el mismo principio, fue contrario al lobby de estos de más arriba del escalafón, no puedo sino alegrarme del fracaso del mismo. Su propia incongruencia, su falta de oportunidad, su hipócrita posición (recuerden como critican o lo hacían a José Tomás o Joselito por idénticas y entonces más fundadas razones), ¡con lo que está cayendo!, era una acción desventurada y vergonzosa, un oprobio, además, para el resto de compañeros que se veían en la misma situación; un insulto a la fiesta, situación en la que uno podía cobrar, sin torear, incluso tanto o más que alguno de los menos afortunados que ante corridas duras se juegan la vida -estos de verdad y con más fundamento tantas tardes- en la plaza. Que ahora abandonen el buque por los retrasos en el cobro o las cuentas poco claras, por la forma de actuar de la empresa All Sport, o porque la Comisión para Defensa de la Competencia les haya abierto expediente, no les excluye de su responsabilidad en el movimiento, lamentablemente. No por huir de la quema ahora quedan exentos del fiasco y de la filosofía inicial del proyecto. Lo hemos comentado alguna vez, y no incidiremos más en ello; en vez de preocuparse como hicieron sus mayores hace décadas, de los más indefensos de sus compañeros, léanse los casos de Bombita, de Vicente Pastor, de Joselito el Gallo, de Marcial Lalanda y de tantos otros que como Presidentes de la Asociación de Toreros se dejaban la piel en la defensa de los desfavorecidos, toreaban gratis por ellos, o ponían dinero de su bolsillo para la Mutualidad de Toreros o el mantenimiento del extinto Sanatorio, los del G-10 sólo buscaban apretar más a las empresas -con la excusa de los derechos de Televisión durante décadas olvidados- para su propio beneficio, y el resto de los televisados que se busquen las castañas. Ya sé que en el trasfondo de la cuestión habría mucho más que precisar, pero para los aficionados la creación y el mantenimiento del G-10 sólo ha supuesto verse privados de contemplar a alguno de los de más arriba (más interesantes sólo en algunos casos) en varias de las ferias más importantes de España; ¡fantástico!
También, y una vez finalizada la temporada, se han vuelto los ojos hacia la Comisión Taurina del Ministerio de Cultura, con Juan Antonio Gómez Angulo a la cabeza. No voy a juzgar la oportunidad o no del nombramiento -mis relaciones son más que buenas con Gómez Angulo aunque, como con cualquiera, discrepe en algunos asuntos- ni la escasa capacidad que tendrá dicha Comisión para moverse en el panorama político español, donde todas las Comunidades, menos Galicia y Ceuta y Melilla, tienen transferidas y asumidas competencias en materia taurina. En estos últimos días se han celebrado una serie de reuniones entre su cabeza visible y distintos estamentos de la fiesta, los económicamente más interesados en la materia: toreros y subalternos, ganaderos y empresarios. Según Aplausos, "esta comisión ya ha mantenido hasta el momento contacto con los principales sectores: la Comisión Permanente de la Mesa del Toro, la Unión de Toreros, la Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (ANOET) y las cinco asociaciones de ganaderos más representativas (Unión de Criadores de Toros de Lidia, Asociación de Ganaderías de Lidia, Ganaderos de Lidia Unidos, Agrupación Española de Ganaderos de Reses Bravas y Asociación de Ganaderos de Reses de Lidia)".
Juan Antonio Gómez Angulo, ex-Secretario de Espado para el Deporte, ex Gerente del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, ex diputado nacional y regional madrileño. |
Lo sorprendente del asunto, es que asume por la prensa y los medios especializados que son estos estamentos los que, al parecer, únicamente representan al sector, los que tienen y deben emprender medidas para solucionar el actual presente de la fiesta que atraviesa una crisis aun mayor que la económica española. Para la mayor parte de la Prensa -sea escrita en papel o telemática-, estos grupos de profesionales son "la Fiesta", son los que asumen la representación del espectáculo, como si éste no tuviese esencia en sí mismo, como si detrás no hubiera siglos de historia, como si no existiesen otros grupos o personas tan importantes en ella como los citados. O no lo son los Presidentes, los Delegados Gubernativos, los Veterinarios, los responsables de servicios como areneros, carpinteros, mulilleros, alguacilillos, torileros, los tan cuestionados -con tanta razón- veedores, y sobre todos ellos, LOS AFICIONADOS. Los que pasan por taquilla y con ello mantienen a todos los demás, no son, al parecer, importantes para la Fiesta de los profesionales, para la Fiesta que defienden esos medios informativos informáticos o en papel... ¡sorprendente! El público, los aficionados, sólo cuentan para eso, para pasar por taquilla, y casi para aplaudir sin cuento, sin fin, sin pausa, todo lo que hagan los que se embolsan los euros que cuestan las entradas -nada baratas, por cierto, para la calidad media del espectáculo o las comodidades que se ofrecen en la inmensa mayoría de las plazas españolas-. (Que te cobren en un cine de estreno, con la presencia de alguno de los actores intervinientes, 40, 70 o 120 euros...; o dicho de otra manera, ¿aguantaría ese cinéfilo una localidad, en vez de mullido asiento, con soporte para bebida o palomitas, confortable y con ambiente cálido y adecuado, una localidad de duro cemento, apretado entre el o los de al lado, molestado por las rodillas del de detrás y sin saber como colocar las suyas para no hacerlo con el de delante, pendiente siempre del sol, del frío, de la lluvia o el viento?, y eso que defiendo las plazas al aire libre). Pues al parecer, sólo los profesionales, los que obtienen rendimiento económico de la fiesta tienen la palabra sobre la misma y deben decidir sobre ella; los "paganos"... que paguen y callen. Gómez Angulo comentaba en entrevista publicada que "nos quedamos con que los profesionales saben lo que tenemos entre manos y que no será tarea fácil, tenemos que trabajar mucho y de manera desinteresada, a la Comisión sólo nos mueve lo mejor para la Fiesta", no sé si excluyendo, al parecer, que los propios aficionados podamos tener la misma claridad de ideas y a lo mejor también soluciones para los problemas que acucian a la fiesta; ¿o no lo es la reiterada petición de autenticidad, de veracidad, de casta, de búsqueda de las raíces profundas que mantienen el espectáculo?
Pero más me preocupa un comentario que hace el propio Gómez Angulo al respecto de las reuniones con los profesionales mantenidas: "Hay dos cuestiones, -prosigue el Presidente de la Comisión-, en las que también es unánime la preocupación de los profesionales y que coinciden con nosotros, una es la reducción en el coste de producción del espectáculo y una revisión de la normativa taurina que lleva en vigor 22 años y que incluso contempla cosas que no se han podido llevar a la práctica".
Analicemos las palabras:
1.- Es cierto que la persistencia del espectáculo pasa por una reducción de costes, reducción, que ya de paso podía afectar también al precio de las localidades para con ello atraer a más posibles aficionados -o a usuarios del mismo, como les gusta decir-. Pero es más importante aun la recuperación de la calidad, basada en la integridad del toro de lidia -algo que no preocupa a nadie de los sectores profesionales (¿les han oído hablar del afeitado, de las fuerzas, de la posibilidad de análisis químico-toxicológicos, de la recuperación de la casta, del trapío, acaso más que para negar todo aquello?)- y en la asunción del riesgo que éticamente es fundamento del toreo y no en las mil triquiñuelas para alejarlo, técnicas hoy universales, cantadas y proclamadas como absolutos pilares del toreo actual por la Prensa acomodaticia o que vive del espectáculo.
Un simple ejemplo de los centenares que podrían traerse a colación cada año con casi absoluta impunidad... ¡esto no les interesa a los profesionales! |
2.- ¿Habrán caído en la cuenta, sobre todo los del G-10, que el principal coste de una corrida de toros son los honorarios particulares de los diestros de más arriba? He publicado en este blog datos de antaño y de hogaño más que suficientes ("Lo que pesan las figuras") para que cada cual saque sus consecuencias. Antes Joselito, Belmonte y Gaona se llevaban el 30% como máximo de la taquilla posible de un coso como Madrid, Bilbao o Sevilla. Hoy, el Juli, Morante y Ponce (lo mismito que aquel otro cartel) hacen casi inviable cualquier espectáculo de ese jaez, ya que entre los tres se llevarían la práctica totalidad de la taquilla -o por ahí-, y los empresarios sólo pueden hacer frente a ello programando carteles infumables o muy baratos para el resto de una feria.
3.- Los ganaderos no cuentan para nada, y sólo una docena o poco más, pueden exigir un precio digno por la materia prima de la fiesta.
4.- Y sobre todo, ¿no les preocupa muchísimo más el final de la frase?: "la revisión de la normativa taurina". Dios mío, ya están los de siempre pidiendo que se revise la "normativa taurina". Me imagino que también habrá, muy en el fondo, una preocupación por el IVA o los cánones de ciertas plazas (que no sé qué tienen de "normativa taurina"), pero ¿a que les suena a modificación de Reglamentos nacional o comunitarios o la Ley Taurina, cuyos principios básicamente defienden a los aficionados? A mí me preocupa, y muy seriamente, que volvamos a las andadas de modificaciones normativas que son impuestas y manejadas por los propios profesionales. Estos días, a los taxistas de Madrid, les han impuesto una nueva normativa; han oído su opinión, desde luego, pero nada más que ello, y el resultado es que ha habido artículos que no les han gustado a muchos. En la fiesta, al "usuario" no se le tiene en consideración -recordemos al añorado senador Juan Antonio Arévalo y su defensa a ultranza de los derechos de éstos precisamente en esa normativa que lleva 22 años como Ley Taurina, y nada más que 16 como Reglamento nacional- y sólo se piensa que los profesionales, los implicados y los teóricamente regulados son los únicos que parecen saber de qué hablan. ¡Fenomenal!
Habrá más; este Otoño promete, va prometiendo y ofreciendo resultados, les dejo para otra entrega mi opinión y posibles consecuencias de la cubrición del coso madrileño. ¡Vaya tela!
Gran repaso. Enhorabuena.
ResponderEliminarYo también me escandalicé cuando leí que la Comisión de Gómez Angulo y CIA se había reunido con todo Cristo menos con los aficionados. Según me han informado, las próximas semanas quieren mantener sendos encuentros con jóvenes aficionados y con aficionados que no son tan jóvenes. La pregunta que se plantea ahora es otra: ¿quién representa al aficionado? ¿Qué asociación/federación aglutina las distintas sensibilidades del espectador taurino?
Un abrazo.
Gran entrada Rafa, como siempre aficionado a carta cabal.Sigue así que ya sabes que somos muchos los que te apoyamos.
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