El
comentario de Ángel Arranz
Algunas de las llamadas figuras, o menos figuras, del
toreo, están en plenos ciclos de enredos, desorientación, mediocre
repetición, saturación o quizá agotamiento. Hay ciclos sabáticos y retiradas
a tiempo que suelen ser decisiones muy terapéuticas.
Con las “élites” taurinas pasa como con las “élites”
económicas y… con casi todas las “élites”, no tienen soluciones para
problemas propios ni ajenos y siempre recurren a “eso” de: la “cosa” va por ciclos.
La “cosa” de “eso”, siempre tiene los mismos y manidos
“argumentos y razonamientos”, son: abstractos, interesados, insuficientes, tergiversados,
calculados, inconsistentes… de poco vuelo o suelo, y así vamos tirando no
sabemos hasta cuándo. Todas esas cascadas de cáscaras golpean las cabezas de las
muchachadas y no sabemos cómo acabarán
semejantes charlotadas. ¿O no hay límite para las farsas?
Lo cierto es que hay ciclos que son ciclones y cuestionan
o ponen en duda dichas “afirmaciones”.
Ayer, todavía se comentaba para bien o para menos bien,
las dos orejas que cortó Perera. La “única” carencia es que no hubo toreo
excelso de capote, pero… se dan tantas orejas de verbena… que parecieron de
las buenas. Hay que recupera el toreo solemne de capote porque es un pecado
mortal –para La Tauromaquia- reducir el arte de torear a dos o tres tandas
brillantes con la muleta.
Estamos atravesando ciclos más artificiales que naturales.
Largos ciclos de restas en toros, bregas, lidias y toreos que desembocan en
ciclones de ruinas en taquillas y tendidos. Los pocos llenos que hay… ya
sabemos de sus causas y casualidades son escasos, son más triunfalistas que
continuados y realistas.
Ayer, corrida de la Beneficencia presidida por Juan Carlos
I… rodeado de la alcaldesa, el “presidente” de la comunidad, varios
ministros… todos provisionales, como los que hubo y parece que los habrá. El
ambiente social fenomenal, el ambiente en el ruedo casi demencial... ¿será
“cosa” de las falsas dos Españas?
El cartel anuncia toros de prestigio… para un figurón, una
figura y una posible figura… según demasiados olvidadizos o jóvenes analistas
del arte de embestir y de torear. Tengo dudas y discrepancias con esos
adjetivos calificativos tan contundentes.
Los dos primeros toros de Alcurrucén – los otros cuatro,
con aspecto de toros enteros, resultaron ser de media embestida, media casta,
medio juego, etc. - fueron toritos a medida para el triunfo en plazas de
tercera categoría: flojitos, mansitos, noblecitos, obedientes, justitos de
“leña”, ideales para pegar pases. Eso es lo que hizo El Juli en su primero: forzado, esforzado y retorcido consiguió
la oreja de menos peso en todo lo que va de feria; en el otro, salvo una
media verónica de cartel, más de lo mismo y sin ninguna repercusión.
Fandiño, en su línea de pundonor y entrega. Su primero fue
el multienésimo toro isidril del quiero y no puedo. A su segundo, le hizo una
faena más de arrojo que de antojo arrancándole una oreja.
El imprevisible Talavante mostró el lado apático y
vulgarón de su talento y talante. Talavante es o no es… las medias tintas son
más inútiles que útiles… para él y para los demás.
El figurón y la figura, los dos del “G5” –en principio, qué
sandez- brindaron al monarca. Fandiño no lo hizo, los toros mansos, modernos
y estándar no hay que brindarlos. También, también la monarquía anuncia un
nuevo ciclo. Ya hablaremos.
Cuando llueve porque llueve
Cuando escampa porque escampa
Siempre hay escusas que acusan
Lo que es normal y habitual
Menos ciclos viciados y menos justificaciones
Con las varias y variantes estaciones
Se trata de tener menos fiebres
Se trata de controlar menos pesebres
Y de no dar gatos por liebres
¡Genio y figura hasta la…máxima
bravura!
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