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jueves, 31 de mayo de 2012

Con y sin ton ni son


El comentario de Ángel Arranz

Silencios
En todas las lidias de todos y cada uno de los toros, el público participa en el veredicto final. Es una especie de añeja y espontánea asamblea tan democrática como certera. Sí, existen bastantes observadores cultos –de cultura y de cultivo-  en los graderíos de las plazas de toros. El presidente es, o debe ser un moderador justo y capaz.
En la mayoría de espectáculos masivos, los espectadores son pasivos. O faltones y violentos como los fanáticos del balompié. ¿Sobran los cerebros?
Y hay una amplia y rica variedad en las “sentencias” que “dicta” el respetable con respecto a los méritos o desméritos en el comportamiento individual y dual de hombre y animal.
Variedad que va desde la petición de indulto para el toro, a homenajearle con vuelta al ruedo, pasando por ovacionarle, silenciarle o pitarle en el arrastre.
Variedad que va desde otorgar los máximos trofeos al lidiador a reclamar los tres avisos por sus contratiempos en los fallos con los aceros a la hora de la verdad… o suerte suprema. Ojalá dichos veredictos fuesen tan ágiles, ajustados y transparentes a la hora de enjuiciar a las “elites” en general y a los políticos en particular.
Ojalá…pero abundan los silencios. Como el silencio de la dictadura capitalista: oír, mirar y callar. No tiene nada en común con escuchar, ver y participar.
¿Nos imaginamos 25.000 personas en directo, expertas, o normalmente capacitadas, sentenciando las vaguedades, abstracciones y mentiras de los “mandamases” de la economía, la política o la justicia?
Las pitadas, y los tres avisos o vuelta al toril, estarían a la orden del día.
Pero estamos en la era de los silencios, aunque haya suaves “voces” discrepantes como las del 15M.
Sí, los silencios en el ciclo taurino primaveral de Las Ventas, igualan o superan al resto de consideraciones. También, también va pasando con la abstención en las elecciones.
Hay silencios de comprensión, de prudencia, de respeto…el lidiador no ha tenido toros…el lidiador ha pinchado en demasía…el toro se ha venido abajo en la muleta…el toro no ha tenido suerte con el lidiador…toro y torero no se han acoplado…tal torero o cual ganadería no están en buen momento…
Lo preocupante son los silencios por no tener que decir o que hacer…por complicidad… por las indiferencias.
Sí, son muy intrigantes, patéticos y amenazadores los silencios que más abultan y abundan. Hay que cavilar y “mojarse” acerca de las aspiraciones de las “elites profesionalizadas” que “administran” un ocio-negocio que llegó a ser metáfora ejemplar de vivencias y supervivencias. Ese bagaje  ha quedado, en: ¿coge el dinero y corre?
¿Los toros de Carriquiri? Una traca de cinco petardos – con matices en la muleta porque la torería de Frascuelo y la voluntad de Garibay fueron insuficientes para ponerlos a prueba-, hasta el tercio de varas en el sexto. De nombre Flamenco. ¿Fue bravo o manso? ¿O no fue ni bravo ni manso sino todo lo contrario? ¿Tenía la vista cansada? A mi me pareció un toro silvestre, de esos en extinción que no se sabe por donde va a entrar y salir. Genuino, sin etiquetas. Hasta la primera vara parecía el petardazo final de la traca. Silencios a granel. Y el inteligente Javier Castaño, experimentó. Para el segundo puyazo lo deja en los medios, el “silvestre aflamencado”se dirige al caballo como un obús -633 kilos-, no pelea en bravo, pero repite con el mismo ímpetu otras dos veces. Emoción y conmoción. Ovación de gala a toro, torero, caballo y picador. Ovación de gala a dos pares de cartel de David Aladid –simpático pareado-, ovación a la unidad de maestro y cuadrilla. El toro encuentra en Castaño la responsabilidad y el pundonor de un hombre firme y gallardo. Faena a la clásica y ortodoxa usanza. De someter, de dominar, de poder a poder por los dos pitones, sin frivolidades, ni concesiones. Justifica con creces las expectativas propias y ajenas que le rodean. Media defectuosa y descabello le condicionan un premio más gordo. En diez minutos nos hemos puesto de pié, más veces, que en toda la feria. Vuelta triunfal.
            Silencio en las masas
            Silencio en las mesas
            Silencio en las misas
            Silencio en las musas
            Conversar es entenderse
            ¿Solo se larga, o se ladra, de Ronaldo y Messi?


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