Segunda
corrida de verano en Las Ventas
Por José Campos Cañizares
Hemos defendido a lo largo de las crónicas
realizadas este verano, alrededor de los festejos celebrados en Las Ventas, la
necesidad de que se celebren corridas de toros los domingos, y no novilladas
como las empresas de Madrid llevan ya varios años programando. Las novilladas
están bien para los viernes por la noche, pero no para los domingos, un lugar
central que ha sido de reivindicación de matadores de toros, que tenían en Las
Ventas el propicio trampolín para mostrar su torería y volver a la lucha. A día
de hoy podemos decir que los triunfos obtenidos por Juan del Álamo y por Paco
Ureña, principalmente, nos dan la razón, pues hay toreros, como los señalados,
que no entran en las ferias pero tienen mucho que decir, e incluso pueden
meterse en el circuito tras un triunfo de tal categoría. Aparte, a otro nivel,
en las dos corridas celebradas en Madrid este verano, también hemos podido ver
la sorprendente novedad de Alberto Lamelas, y, por qué no decirlo, si
comparamos con lo que ocurre por esos mundos taurinos, las dignas actuaciones,
en distinto tono, y a pesar de tantos matices, de López Simón, Iván García y
Javier Solís. Y todo realizado ante corridas de toros a las que las figuras no se
enfrentan, salvo cuando les toca aparecer por Madrid, y por aquello de que las
corridas en esta plaza, todavía, tienen que estar bien presentadas y aparecer en
puntas.
Imagen de la ceremonia de confirmación de Ureña. Tres toreros talluditos en búsqueda de su oportunidad (Foto: las-ventas.com) |
Hubo un momento en la tarde del domingo que nos
pareció una reivindicación de lo que estamos comentando, cuando el célebre
aficionado del tendido bajo del 7, El
Rosco, pidió a los empresarios que dieran en verano corridas de toros para
ver a los toreros que no entran en San Isidro, porque es una cuestión de
equidad y de darle a la plaza de Las Ventas, durante la temporada, un nivel
competitivo, y no caer en la atmósfera de liquidación, en la que está ahora.
Esto relaciona lo explicado con los intereses que puedan existir para eliminar
los toros en Madrid fuera de las Ferias de San Isidro y de Otoño. Un asunto que
nos parece beneficia al taurinismo, y en ello están, porque todo lo que sea
quitarle poder a Madrid es validar sus propuestas: por ejemplo, vender como
figuras del toreo a toreros de su entorno que sin el corte que supone Las Ventas, lo serían; y no como le ha pasado
recientemente a alguno de ellos, que sin dejar de anunciarse en los carteles de
las ferias, no se pueden cotizar como si fueran realmente figuras, porque
Madrid les ha frenado. Esta es la cuestión principal que se mueve entre
bastidores, además de que los presidentes regalen orejas -algo fundamental para
el taurinismo y que molesta muchísimo que no ocurra, como en el caso de Las
Ventas-, que también se extienda la plaga de las fundas -para esconder acciones-,
que al toro se le masacre en una única vara, que picas y banderillas vayan
traseras, y que se toree al revés, con la pierna de salida en los pases
retrasada -descargar la suerte- para ligar mucho y torear poco, etc. Aspectos
que antes se discutían en los tendidos y en las gradas cuando había
aficionados, y había temporada, y que ahora para conocerlos sólo queda leerlos
-¡maldita actividad la lectura, como la taurina!- en obras de autores que desde
aquí reivindicamos para saber cómo hay que torear, como F. Bleu, Federico M. Alcázar, Domingo Ortega,
Guillermo Sureda, Rafael Ortega o Joaquín Vidal.
Un ajustadísimo y obligado pase de pecho de Ureña en el primero (nada que ver con recientes fotos mostradas en este blog de alguna figura astral) (Foto: las-ventas.com) |
Madrid, 25 de agosto. Casi un cuarto de entrada. 4 toros de Martín Lorca y 2 de Escribano Martín (1º y 4º).
Distintos hierros pero pertenecientes al mismo ganadero, y por lo tanto con la
misma procedencia, mixta de Domecq. Bien presentados, mansos, algo escasos de
fuerzas, nobles. Dieron juego. Los de Escribano Martín, el 1º, bajo y con
exceso de peso, y 4º, flojo y escurrido, noble, fue aplaudido en el arrastre.
De Martín Lorca, los 2º y 5º, cinqueños, con demasiados kilos; todos nobles,
destacando el 6º por meter con claridad la cara, mientras el 3º dio menos
juego. Pesos: 528, 560, 541, 536, 582 y 532. En el caballo, menos la primera
vara al 6º, se les picó muy trasero, y en algún caso, al 4º, de manera
indecente. En banderillas, también predominaron las traseras. En la lidia, se
mostraron con mayor ajuste, lo que benefició al juego de los toros, tanto J. A.
Aponte Candelas, en el 4º, como
Rafael Viotti, en el 6º.
Iván García (lila y oro con cabos blancos). 29 años. De Madrid.
2 paseíllos en 2012. 2º) pinchazo, pinchazo soltando y estocada delantera
caída, más tres descabellos. Recibió un aviso antes de entrar a matar.
Silencio. 4º) Estocada. Aviso. Tardó en doblar el toro, levantado por el puntillero,
segundo aviso. Vuelta al ruedo tras petición.
Javier Solís (grosella y azabache). 32 años. De Badajoz. 1
paseíllo en 2012. 3º) Estocada atravesada, trasera y contraria. Aviso y dos
descabellos. Silencio. 5º) Estocada delantera. Vuelta al ruedo tras petición.
Paco Ureña (caña y oro con cabos blancos). De 30 años. De
Lorca (Murcia). Confirmó la alternativa. 12 corridas de toros en 2012. 1º)
Estocada baja. Vuelta tras ligera petición. 6º) Pinchazo y estocada trasera
caída, eficaz. Oreja.
Ureña toreando al natural en el sexto (Foto: las-ventas.com) |
Los últimos muletazos al sexto toro interpretados
por Paco Ureña, en la tarde que
confirmaba alternativa, fueron de largo lo mejor de lo ocurrido en una corrida
que fue entretenida y acabó en lo más alto. Algunos de esos muletazos finales
del torero de Lorca fueron extraordinarios, sobre todo los expresados al
natural, cruzándose con el toro y llevándole atrás, en curva, con temple y
mando. Es decir, ahí, hizo el toreo. La faena fue iniciada con pases por alto
ante un toro que estaba crecido. Así la primera tanda por la derecha le salió
algo desigual pues el toro no estaba ahormado; si bien, a continuación, y a
base de exponer, la faena fue ganando en contenido -en algún momento, en esa
fase, descargó la suerte- para alcanzar un toreo de altos vuelos, cuando se
pasó la muleta a la izquierda, y en corto toreó con sabor, aroma y verdad. Algo
difícil de ver en estos momentos que atraviesa la tauromaquia, con una forma de
hacer el toreo, la de Paco Ureña, el curvo hacia adentro, que se valora en
Madrid, ante un toro bien armado y en edad. La intensidad y la torería
alcanzada en la segunda parte de la faena a este toro de Martín Lorca, Quimero, ha sido lo mejor de este verano. Ya en su primer toro, con el que
confirmó la alternativa, Paco Ureña, se puso a torear sin probaturas, algo que demostraba
las ganas de triunfo. Muy decidido. El toro no fue el mismo porque pesaba mucho
y le faltaba movilidad. Destacó menos aquí Paco Ureña, tal vez, porque le
acortó muy pronto la distancia al toro, y le ahogó. Le dio pases meritorios, y
otros enganchados. Se lo pasó por delante, lo que tuvo mérito, expuso y acabó
con arrimón, y manoletinas.
Iván García con la derecha y tras descargar la suerte (Foto: las-ventas.com) |
Iván García, se ajustó al toreo moderno al uso, es decir, dio
muchos pases, dentro de un concepto del toreo que gira en esconder la pierna de
salida en los muletazos para ligar más dentro de las tandas. Es decir, ligó
pero no toreó. Es cierto que templó. Pero dio la impresión que llevaba todo lo
que hizo pensado desde el hotel. Mucho automatismo, mucha labor, mucho toreo
por las afueras. Buena técnica ajustada a los patrones de la neotauromaquia que nos rodea, y nos quiere ligar. Las faenas fueron de
largo metraje, y abundó el toreo tumbado, en la postura del torero, un toreo que
por ahí se defiende porque se dice que humilla más al toro, cuando en realidad el
que se pone a los pies del toro es quien debería erguirse y torear natural. Son
los tiempos que corren. En el haber de Iván García digamos que toreó muy bien a
la verónica en su primer toro, de inicio y en un quite, con una excelente media
en las de recibo.
Javier Solís suplió a base de valor sus carencias en experiencia (Foto: las-ventas.com) |
Javier Solís, en su primer toro demostró que torea poco, pues no
pudo acoplarse a él, y ni siquiera plantearle faena. Luego, en su segundo,
toreó templado, en muletazos sacados uno a uno. En el arrimón final, cuando el
toro ya no tenía recorrido, dio lo mejor de sí mismo, sacando muletazos de
verdadero mérito y valor.
Enhorabuena Pepe por tus crónicas que nos han permitido saber lo que pasaba en Las Ventas en este desvaido mes de agosto en el que las corridas de toros, absurdamente sólo dos, han resultado interesantes.
ResponderEliminarEstupenda la reivindicación de la plaza de temporada que va, junto a los sabios análisis y los explicados detalles de las corridas.
Andrés