Ciclo de novilladas de verano en Las Ventas.
Por José Campos Cañizares
El jueves en la tradicional corrida de la festividad
de la Virgen de la Paloma, la afición de Madrid vivió un paréntesis en la
mediocridad programada para este verano. Ayer, con la vuelta de las novilladas
retornó la cruda realidad, la mediocridad en ganado y en novilleros. Esta
opinión no es caer en una crítica fácil por tratarse de novilleros modestos los
que toreaban en el festejo que se celebró en Las Ventas, sino el más sincero
juicio nacido de la realidad y de la verdad. Y manifestarlo es una obligación.
En este sentido, y en torno al desarrollo y resultado por el que discurría el alicorto
evento pensado para Madrid, llamó la atención la desaforada reacción de parte
del escaso público presente, cuando a la muerte del sexto novillo de manera
ruidosa y chabacana se pidió el trofeo para el novillero que cerraba la
actuación. Ante tamaño dislate, ya que no había existido toreo ni de mediana
calidad, la decisión del presidente, D. Julio Martínez, de no sacar el pañuelo
que facilitaba el corte de una oreja, nos pareció de lo más firme y sensato, ya
que hubiera sido tirar por tierra el criterio que debe existir en Madrid para
obtener un triunfo a ley y con repercusión. No entendemos que a este intento de
mantener el listón en su sitio en la concesión de trofeos se le pueda llamar
robo, como muchos han señalado. Por el contrario, pensamos que una parte de la
sección orejera, sector mayoritario
en el mundo taurino de hoy, se había dado cita en Las Ventas para abaratar y regalar
triunfos, como si se tratara de concesión de becas con menos de aprobado. Una
tendencia esta que parece abrirse paso en la sociedad de la excelencia, y que
en el mundo taurino tiene desde hace tiempo una marcada avanzadilla. ¿Qué razón
de ser tiene dar orejas cuando realmente no ha ocurrido casi nada durante las
dilatadas faenas que se nos receta? Aquí entramos en otra cuestión. Y es que el
festejo duró más de dos horas y media, sin que hubiera suerte de varas, ni de
banderillas. Cierto es que los novilleros intentaron algunos quites y, sobre
todo, que se devolvieron dos novillos. Pero no deja de ser notable que el
tiempo se alargue cuando ocurre muy poco. Un concepto del tiempo que aparece aplicado
desde las leyes de la física.
Domingo 18 de agosto. Menos de un cuarto de entrada. Tarde muy calurosa.
4 novillos de Julio de la Puerta,
procedencia Domecq, discretos de presentación, de endeble cuerna, 1º y 3º se
astillaron los pitones, flojos y mansos. 1
novillo de Mallalta, lidiado como cuarto, colorado chorreado, terciado, con
más nervio. Y 1 novillo de El Montecillo,
procedencia Domecq, colorado, corrido como sexto, que remató en los burladeros,
fue noble, y dio juego. Pesos: 454, 512, 498, 458, 527 y 528 Kilogramos. En las
dos varas reglamentadas, se les picó trasero, menos al tercero, picado por Juan
Pablo Molina. Las banderillas, salvo alguna excepción, cayeron traseras.
Destacó en la brega del tercero y en el primer par al sexto Rafael Figuerola. Y
en la brega del sexto Jorge Fuentes.
Manuel Fernández
“Mazzantini” (Azul
marino y oro con cabos blancos). De Córdoba. 25 años. 11 paseíllos en 2012. 1º)
Media baja atravesada y desprendida, dos pinchazos, y media estocada, más dos
descabellos con aviso. Silencio. 4º) Estocada delantera caída. Palmas y
protestas.
José Ignacio Rodríguez (Azul celeste y oro). Debutaba en Las Ventas. De
Albacete. 25 años. 4 novilladas en 2012. 2º) Pinchazo, pinchazo hondo, y tres
descabellos con aviso. Silencio. 5º) Dos pinchazos, y media estocada baja y
trasera. Palmas.
Juan Ortega (Blanco y azabache). De Sevilla. 22 años. 22
festejos en 2012. 3º) Pinchazo bajo, y media caída, más dos descabellos con
aviso. Silencio. 6º) Estocada delantera tendida y caída. Vuelta al ruedo tras
petición.
Juan Ortega en su faena en el sexto. Impresentable actitud de los hooligans del torero en el acoso al presidente don Julio Martínez... (Foto: las-ventas.com) |
De los tres novilleros el más rodado, y se notaba,
era Juan Ortega. Le tocó el lote más
potable, dos novillos nobles. A pesar de ello no redondeó una buena actuación.
A su primer novillo le realizó un quite por chicuelinas en el que sobresalió,
en el cierre, una buena media. En el inicio de la faena de muleta dio pases por
alto de tanteo. A un novillo que metía la cara le planteó una faena de corte
moderno, con pierna retrasada, despegado en los pases y empleo de pico.
Abundaron los enganchones. Los pases llevaban poco mando, y por eso el novillo
incluso llegó a subírsele un poco a las barbas. Al sexto de la tarde le recibió
con verónicas de cierto estilo. Luego lució en la media verónica de un quite
por delantales. En la faena de muleta se preocupó más de la postura que del
meollo de los pases. Quiso dar distancia al novillo, y acabó acortándosela. Dos
tandas por la mano derecha salieron templadas. Destacó en un buen cambio de
manos. Por la izquierda no se acopló. Mejor en los remates y en las trincheras,
respecto a lo que sólo quedó esbozado en lo fundamental. Sufrió una voltereta
al final de la faena, que puede que, junto a lo fulminante de la espada,
animara al cotarro a pedir el trofeo.
El nuevo Mazzantini reviviendo la suerte de torear en silla, aunque sin aguantar la serie hasta el final (Foto: las-ventas.com) |
Mazzantini, dejó una actuación de más a menos. De figura
espigada utilizó una muleta de gran envergadura. En su primer novillo comenzó
con verónicas a pies juntos, para más tarde, en segunda fase, ganarle terreno.
El novillo no transmitía ninguna emoción. En el comienzo de la faena de muleta
toreó sentado en una silla, en pases por alto, rematados ya con la silla en la
mano. En la faena estuvo vertical y con un toreo algo ligero. Subió el tono en
la cuarta tanda por la derecha. Todo quedó en una labor aseada. En el cuarto,
un novillo de Mallalta, con nervio, inició la faena con estatuarios en los
medios, y luego las tandas de muletazos se sucedieron con muchos enganchones.
Toreó por fuera y sin cruzarse.
José Ignacio Rodríguez dijo muy poco en ambas faenas el día de su debut en Las Ventas (Foto: las-ventas.com) |
José Ignacio Rodríguez, que debutaba, no llegó a encontrarse en toda la
tarde. En el segundo de la tarde, toreó algo despegado, con la suerte
descargada, sin mando, con muchos muletazos enganchados. En el quinto, se le
vio falto de ideas. Toreó despegado con la pierna atrás. Cuando toreaba al
natural sufrió una cogida. A continuación subió el tono de la faena pero dentro
del mismo concepto.
Enhorabuena. Por fin, una crónica que cuenta la verdad de lo que sucedió el pasado domingo. Si hubiera muchos críticos como usted (en vez de tantísimos "sobrecogedores"), el toreo estaría muchísimo mejor y tendría más prestigio e influencia el corte de orejas en Madrid. Enhorabuena, otra vez, por defender el acertado criterio de don Julio Martínez.
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