Por Fernando Bergamín Arniches
Esto se acaba
No puedo estar más de acuerdo con una
nota larga del director de este blog "Recortes y Galleos", mi amigo y
admirado Rafael Cabrera Bonet. He conocido este escrito días después de su
publicación, por lo que justifico este retraso. Su título: "TEMPORADA ¿DE
GESTOS?", aparecido el 8 de Agosto. Comienza Cabrera comentando su
"desencanto general hacia la actualidad taurina", que le hace seguir
la misma con otro apasionamiento mucho menor que el que sentía apenas hace unos
años... (cito de memoria). Tan de acuerdo estoy con toda su reflexión sobre lo
que está pasando sobre el Arte del Toreo, que incluso he pensado enviar estas
letras como un simple admirativo comentario a lo suyo, pero ya que aquí estoy...
quisiera además agregar alguna otra impresión propia, casi siempre en el mismo
sentido que las suyas. Yo llamo a mi desencanto... profunda desilusión. Y ya
sabemos que sin ilusión, para todo en la vida, es como si nos desapareciera la
tierra que pisamos, o si el cielo que tantas veces contemplamos con fijeza se
difuminara en tenebrosa negrura cósmica. En un "ser sin ser", como
nos diría nuestro admirado Lope. Estos días precisamente he pensado mucho en
unas primeras palabras admirables de Luis Cernuda que, en su lúcido y profundo
poemario "DONDE HABITE EL OLVIDO" (1932-1933), comienza un poema
memorable con estos versos: "No es el amor quien muere, somos nosotros
mismos." Y cierra el poema "No, no es el amor quien muere." Pero
con anterioridad nos ha dicho una gran verdad dentro de este mismo poema:
"Solo vive quien mira siempre ante sí los ojos de su aurora".
Volviendo a nuestra actualidad taurina, y
tomando ésta como siempre lo hemos hecho, como un "Arte de creación",
¿dónde se nos va quedando en el toreo - como en tantas cosas - esa aurora que
de una forma o de otra, siempre nos ha mantenido vivas una inefable ilusión y
una pasión sin las cuales ya nada puede verse, ni mirarse, ni sentirse de la
misma manera. He pensado con Cernuda - que me perdone el genial poeta este giro
- que en nuestro caso, si todo sigue así, es el toreo el que muere, muere
irremediablemente. Porque aunque muchas puedan ser las interpretaciones de algo
tan complejo como las tauromaquias, no puede faltar lo que pareciera lo más sencillo,
el motivo para el que este arte tenga razón de ser, razones para serlo y seguir
vivo EL TORO Y EL TORERO, o si se prefiere EL TORERO Y EL TORO, pero siempre
desde una verdad inamovible: la de sus valores ciertos y únicos de la creación
torera. Nada tiene que ver lo que digo, con estúpidas evoluciones casi siempre
interesadas y comerciales.
"El algodón no engaña": Imágenes de El Juli en su reciente "apoteosis" en Bilbao (Fotos de Juan Pasmo en el magnífico reportaje gráfico del blog elrincondeordonez.blogspot.com.es) |
Un toro, que no podrá ser jamás ni
"escuchimizado" y "birrioso", ni "esmirriado" o
"inválido", como nos dice Cabrera en su nota, ni
"borrachuzo" como los llamaba a casi todos los de su épocas, el
inolvidable Joaquín Vidal. En cuanto al torero - dentro de las muchas
evoluciones pasadas y presentes - tendrá que actuar siempre con la verdad por
delante, discutible verdad si es mentirosa en el fondo, pero solo una aunque
pueda ser de mil formas interpretada, a condición de no hacer trampas ni en la
forma ni en su fondo, la que en la ortodoxia o heterodoxia no miente nunca,
porque solo debe expresar las muchas formas y maneras de "decir y
hacer" el toreo. Aquí llego a un extremo que, al menos para mí, es el más esencial
en este arte efímero, único y milagroso, o portentoso si se prefiere. Me
refiero al decir y a la personalidad única del torero que lo sea de
verdad. Sin ese decir no hay toreo, no hay torero. Ese decir variará
mucho según su intérprete, pero tendrá que estar dentro de unas formas que no
podrán nunca - jamás - dejar de ser toreras, sin ser tramposas. Creo que el
visionario y buen aficionado al toreo, me entiende.
Hoy por hoy, se está atentando de la
manera más grave que se puede hacer a este ritual del toreo, desde dentro,
desde el mismo toreo o destoreo. La comercialización globalizada, sumada a la
fatídica crisis, está convirtiendo esta temporada del año 2013 en una gran
falsedad, mantenida con la colaboración de casi todos los medios de
comunicación y de los propios toreros que aún cuentan. Se pregonan espectáculos
vulgares como "apoteosis" generalizada a la que se refiere
precisamente Rafael Cabrera. Y es que sin esas "apoteosis" inventadas
¿cómo podrían vivir tantos y tantos vividores justamente de eso, de las
"apoteosis”? Naturalmente, quedan algunas, muy pocas excepciones y voces
críticas verdaderas, generalmente las que no viven del toro. Pero por
desgracia, del toro, viven casi todos, de ese mundillo degenerado y corrupto -
como tantos otros - del toreo.
Se inventan "manos a manos" (de
este tema habría que hablar mucho más largo) absurdos y rebuscados, corridas de
seis toros con un solo diestro sin posibilidades ni sentido, se suprimen en
muchos casos los sorteos para que cada torero se lleve sus toritos a la plaza.
Y ni así, consiguen llenar más de tres cuartos de plaza, en el mejor de los
casos. El público no acepta, ni le interesa, este monótono planteamiento. Con
Manzanares, que está dejando de ser el torero que tanto nos ilusionó. Con
Talavante, cada día más creído de sí mismo y repitiendo casi tarde a tarde sus
propias genialidades, que ya lo van siendo menos. Con un Juli que mucho hemos
defendido últimamente pero que ha vuelto, después de su percance, a
"quitarse" y a torear distanciado como en sus más flojos momentos.
Nos queda Morante, todo un torero, que acaba de caer gravemente herido en
Huesca... toreando "mano a mano" nada menos que con Ponce... Desde
aquí le deseamos su pronta mejoría, porque es torero puro y grande, pero
modestamente pensamos que no lo es de 70 o más corridas toreadas por
temporadas, aquí y allí... en Plazas y Plazuelas... Pero solo él está en conocimiento
y pleno derecho de plantearse su "carrera" como le dé la gana. Le respetamos,
es cosa suya. Mientras, la más sonada crítica madrileña afirma que sus medias
verónicas "son del copón". ¿Es ése el lenguaje adecuado para definir
el gran toreo de Morante, o más bien la modernidad del nuevo lenguaje crítico?
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Se habla ahora mucho de Iván Fandiño, y
se hablará más. Yo reconozco que tiene ganas de ser torero, sin trampa ni
cartón, al menos por ahora: formas firmes, quietud, valor y voluntad. Tengo que
afirmar sin embargo - y siento hacerlo - que a mí personalmente su toreo no me dice
nada, o muy poco. Es torero corto, muy corto y repetitivo, como se ha visto en
su absurda insistencia en matar corridas de seis toros. En su última tarde en
Bayona, con una descastadísima y mal presentada corrida de Fuente Ymbro, no
hizo nada con un mínimo contenido, evidenció su cortedad y monotonía toda la
tarde. Así no se matan seis toros, aunque sean malos. Es fundamental una
variedad de la que Fandiño carece en absoluto, al menos por ahora.
Yo tengo mi decisión tomada: no vuelvo a
las Plazas hasta que no lo haga, ¡a torear!, José Tomás. Así de rotundo. ¿Y
volverá? Creo que algo tendría que decirnos el propio torero. Aunque me lo
imagino asqueado de todo el mundillo del toro que, por su ética tan personal,
supongo que no podrá aceptar.
Gracias por tu nota, querido Cabrera y
aquí te dejo esta coplilla que creo muy sentida:
"Me estoy quedando tan solo / como
se queda el torero / después de matar al toro." (José Bergamín)
Al terminar estas líneas me entero de la
lamentable cogida de Jiménez Fortes en Bilbao, por desgracia todos los toros
cogen. Le deseo una pronta recuperación, pero no voy a quitar ni una sola línea
de lo aquí escrito, ni voy a caer en ningún sentimiento de "verano
sangriento" cuando el arte del toreo está pasando por una casi
irremediable decadencia en la que están participando, desde dentro, ganaderos,
empresarios, críticos, y muchos toreros.
Madrid,
Agosto de 2013
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