Madrid, 1 de septiembre de 2013.
Menos de un cuarto de entrada. 6 novillos
de Aurelio Hernando, desiguales
de presencia y hechuras, mansos, flojos en general (a pesar del excesivo
castigo sufrido en varas), de juego diferente pero con posibilidades. Jorge Escudero fue cogido por el
primero que le infirió un par de cornadas graves. Diego Fernández, silencio, palmas y ovación. Jesús Duque, silencio, palmas, palmas.
No pudo comenzar peor el ciclo de encastes
singulares (me gusta nombrarlos así, mejor que minoritarios, que lleva un no sé
qué de rechazo en su acepción). Y no sólo por el grave suceso acaecido antes –incluso-
de dar el primer lance del festejo, sino por lo acontecido horas o días antes.
Me explicaré.
Jorge Escudero acudió a porta gayola para
recibir al primero de su lote. Craso error. Estamos cansados de repetir lo
innecesario del lance, lo etéreo del mismo, la falta de sentido de aquel, y más
si se le da al primero de los astados lidiados de una ganadería que muchas
veces desconoces por completo. Lo de ayer fue un desastre anunciado. Las dos
cornadas sufridas por Escudero en su muslo izquierdo dan buena fe de ello, una
con dos trayectorias de veinte centímetros cada una, y la otra de 15 cm contusionando
el paquete vascular, lo que le hizo sangrar copiosamente. No tenía sentido. El
novillo salió parado, mirando, enterándose. Ya entonces le gritamos que se
pusiera en pie –hay testigos de ello-; hizo un amago hacia el diestro y se
volvió a quedar, éste le citó de nuevo, en el angosto espacio entre ambos y un
nuevo amago del novillo le dejó ya por entero a su voluntad. Y sobrevino la
cogida con la gente en el otro extremo de la plaza, revolcón y nueva cornada
hasta que llegaron los del quite… Y todo, por desgracia, para nada. Hay que
replantearse la suerte, sin duda, y su poco valor –del del torero no nos cabe
la más mínima duda, conste-, porque aporta poco a la tauromaquia, es lance que, como suelen ser las largas, se da para quitarse al bicho de en medio y “largarle”
a otro paraje donde me permita recomponer la postura o la faena capotera, lance
casual y de fortuna que casi nunca tiene ligazón con otros pases o lances con
el percal; pase, en suma, innecesario o
contraproducente en tantas ocasiones. Lance apenas exhibido para mostrar valor
o reconciliarse con una parte del
público tras una mala faena…
La cogida, antes del primer capotazo de Jorge Escudero, en la que se aprecia ya la herida del muslo izquierdo (Foto: las-ventas.com) |
Esto aparte, volvamos sobre el meollo de la cuestión,
que no es otro que el de la mala gestión de la primera plaza del orbe taurómaco.
Se nos anunció a bombo y platillo, los programas así lo cantaban, una novillada
del Hoyo de la Gitana, ganadería con origen en la de Alipio y con encaste Santa Coloma, que siempre ha sido del gusto de la
afición madrileña –aunque ya casi nadie se acuerde de aquellos interesantes
encierros de tres décadas ha-. Y de la novillada prevista tan sólo uno pasó el
reconocimiento veterinario… ¿Pero qué clase de veedores tiene la empresa? ¡Qué
timo más monumental, como la propia plaza, a los aficionados que no tengan
internet para consultar si ha pasado o no el fielato veterinario! Se aducen “descoordinaciones
motoras”, por problemas de “motricidad” como reconoce la nota de prensa de la
empresa:
“La novillada de Hoyo de la Gitana (encaste Santa Coloma)
anunciada para este domingo en la Plaza de Las Ventas no podrá
lidiarse al haber sido rechazada en el primer reconocimiento, casi en su
totalidad, por problemas de motricidad. Por imposibilidad de sustituirla con
otra novillada del mismo encaste, se lidiará en su lugar una novillada de
Aurelio Hernando, aprobada esta mañana, aunque esta ganadería no se considerará
como encaste minoritario.”
Y un cuerno… Como no se publican las actas del
rechazo la “versión oficial” es ésta; pero ya me gustaría a mí saber la cruda
realidad. Mucho me temo que la ganadería que con tanta afición llevan los hijos de Ignacio Pérez Tabernero no tuviese ganado apropiado para la plaza de Madrid... a estas alturas de temporada. Quizá si los ganaderos hubiesen sabido hace meses que se contaba con ellos para septiembre hubieran podido prepararla, pero me temo que la noticia –como suele hacer el
tripartito- les fuera anunciada apenas unas semanas atrás, y con tan exiguo plazo, y
con los requerimientos para una plaza de primera y de la categoría, no de
Málaga o Valencia, sino de Madrid, la cosa era extremadamente complicada; y más
a final de temporada, cuando mucho del ganado con más aptitudes y cualidades de
trapío ha podido salir ya para otros cosos. El buen hacer habitual de la
nefastísima empresa madrileña.
El cuarto de los lidiados (sexto en el programa), Casero, todo un toro en tantas plazas (Foto: las-ventas.com) |
No queda ahí la cosa… En el absurdo comunicado, la empresa se cura en salud –dos de ellos, en el tripartito, recuerden, son
ganaderos en la propia Unión de Criadores- anunciándonos que sí, pero que no,
la vacada sustituta de Aurelio Hernando no es considerada como “encaste
minoritario”, para que no haya problemillas ni con la Unión ni con la
Asociación. ¡Váyanse al cuerno! ¿Entonces para qué la traen? ¿Sólo por cumplir
el compromiso adquirido con el ganadero antes de la absurda nota de ambas
asociaciones ganaderas que negaban el origen veragüeño de la ganadería? Como ya
hemos hablado largo y tendido en este blog del asunto, lo dejamos aparcado e
invitamos al curioso a que bucee en el mismo para encontrar nuestra propia
opinión. En el fondo de todo está la ineptitud de la empresa y de sus veedores
para traer algo que cumpla con la exigencia de Las Ventas, y sea de un encaste
poco habitual, alejado de los Domecq, Núñez o Atanasios habituales.
Y junto a ello, la elección de la terna para enfrentarse –lo hemos dicho también mil
veces- a una ganadería más o menos complicada –al menos no del enfermizo y atontado encaste habitual- y con
el trapío que se pide en Madrid. Las Ventas no es plaza para rodarse, ni
siquiera debería ser plaza de oportunidad para novilleros –y sin embargo
debiera serlo para matadores en este periodo estival, algo que ha suprimido
esta infame empresa-. Es plaza de reválida, para mostrar aptitudes y
conocimientos, maneras y clase entre los más jóvenes. Dos de los anunciados
ayer hacían su primer paseíllo en la
plaza y uno de ellos fue Jorge Escudero, que tan mal librado salió del
encuentro. Éste, con 24 años, no había toreado nada –según el programa- en 2012
y eso que debutó con los del castoreño en Valladolid el 15 de mayo de 2010 –hace
tres años y medio- y no cuenta con apoderado en la actualidad. El otro
debutante –mucho mejor librado, por cierto, de su examen- Diego Fernández, 26
años, hizo el paseíllo en cinco ocasiones el año precedente y lleva ya otros
tres años y pico como novillero con picadores. Y el tercero en la lid –para mí que
no ha avanzado nada- Jesús Duque, 22 años, ya había pisado el albero de la
`plaza de Madrid y era el que contaba con mayor bagaje en su haber, 18
novilladas en 2012. Como ven una terna especialmente escogida para enfrentarse
a la primera plaza del orbe, con su público y su ganado, por más que, como
cualquier domingo, hubiera 2500 personas de aforo y la mitad de ellas fueran de
allende nuestras fronteras. Fantástica programación del tripartito. Un éxito
más que apuntar en su haber y también la responsabilidad de una cogida de
gravedad.
No fue, en definitiva, una gran novillada,
pero al menos se vieron cosas. Dos de los novillos se fueron con aplausos para
el desolladero… quizá excesivos, pero reflejo de las posibilidades que
encerraban y que no fueron aprovechadas como debieran por su matador, Jesús
Duque.
Buena verónica de Diego Fernández al tercero (Foto: las-ventas.com) |
El que sí dejó buena imagen fue el debutante
Diego Fernández. Es un chico que maneja bien las telas, que tiene gusto y
empaque, que sabe resolver y que si se olvida de esconder la pierna –ayer lo
intentó un par de veces en dos novillos distintos, fue avisado por ello por los
aficionados, y se decidió a cargar la suerte o a no mover la pierna de entrada en
lo sucesivo- y mejora la suerte suprema, puede ser alguien en el “oficio” o
incluso en el “arte”. Manejó tanto el percal –en unas buenas verónicas al
tercero, con mucho empaque y maneras clásicas, cargando la suerte- como la
franela, con soltura y solvencia y los aficionados –cla al margen- se lo agradecieron.
Al primero, que toreó en sustitución de su compañero herido- no pudo hacerle
mejor las cosas en sus inicios, llevándolo bien toreado por bajo, y siguió con
afán de metérselo siempre, llevárselo a la espalda y tirar bien del novillo.
Muleta adelante y mano baja para arrastrarlo hacia detrás en redondo, ¿no es
eso por lo que clamamos siempre? Los de pecho fueron buenos, en algo me
recordaron a los de Antonio Bienvenida, sin levantar demasiado el brazo de
salida, y pasándose al bicho precisamente por donde debiera, por los
pectorales. No es que sea ya un novillero cuajado –aun se le descubren algunas
dudas, alguna falta de madurez-, pero quiere llegar y tiene
aptitudes. Ahora bien, si sigue manejando la tizona como lo hizo ayer no
llegará ni a la Avenida de los Toreros, menos aun, ni a la vuelta de la
esquina. Un pinchazo sin fe, y un infame bajonazo, con desarme, rubricaron su
primera actuación en Las Ventas.
Diego Fernández al natural en el tercero de la tarde (segundo en el programa) (Foto: las-ventas.com) |
Como hubo cambio del orden de lidia, le
correspondió matar tercero y quinto. En el primero de ellos, después de esas
prometedoras verónicas, se enfrentó a un novillo con más gas que sus dos
primeros y negros hermanos. Era el primer jabonero de la tarde. No hubo buenos
inicios, como en el precedente, pero rectificó cuando le afearon el
escondido de pierna y con la zurda supo atemperar la corta y algo brusca
embestida del de Hernando hasta hacer de ello un buen pitón izquierdo. Y
surgieron naturales mandones, largos y bellos, bien rematadas las tandas, para
acabar muy bien a base de ayudados por alto –no simples estatuarios, por favor,
bien toreado el novillo- y alguna trinchera de “marca”. Nuevo desastre a
espadas: un pinchazo –literal- en la mano derecha del animalito, y un bajonazo
lamentable con nuevo desarme, todo ello perfilado –como antes- desde fuera. En
el quinto no le vimos con la capa, hubo un amago de delantales que ni eran
oportunos ni correspondían al tipo de novillo, y con la franela, nueva muestra
de calidades. Un tanteo con muchísimo gusto, con clasicismo, un intento de
torear “a lo contemporáneo”, nuevamente recriminado, pero con exquisitez, y una
faena desigual, sin continuidad, frente a un novillo que iba sin clase, con la
cara alta, a veces saliendo distraído y otras metiendo la cara. Terminó a más,
que es como deben los toreros, y ahí surgieron los mejores naturales de la
faena y una tanda de adornos y complementos francamente buenos, trincheras,
firmas o molinete incluidos. Un nuevo ejemplo penoso de suerte suprema, le dejó
aquello en ovación: pinchazo en las costillas y una entera caída para rematar
tan prometedor ejemplo de torería. Una pena.
Muletazo de Jesús Duque al cuarto... para allá (Foto: las-ventas.com) |
Al que no le vimos nada fue a Duque. Su primer
antagonista –el tercero previsto en el orden
natural del festejo- fue un novillo negro bragado, manso, muy flojo –como
el primero de la tarde- y a cuyo escaso gas le opuso el de Requena poco
interés. Faena anodina, insulsa, de
pega-pases, casi todo siempre para fuera y en paralelo -¡qué diferencia con su
compañero, por Dios!- y que nada dijo de principio a fin a pesar de una cla
abundantísima. Media estocada entre la cuarta y quinta costilla -también literal- y una entera
trasera, con el brazo por delante y silencio en la plaza. En el cuarto –que era
el sexto anunciado-, más de lo mismo. El novillo nunca fue fijado por nadie,
pero tuvo un buen pitón derecho a pesar de su mansedumbre en varas. Fue cogido
el espada en el segundo muletazo y volteado de mala manera por estar
completamente descolocado –se había cruzado ya varias veces con el capote por
delante del viaje del bicho-, afortunadamente sin consecuencias serias pero se llevó un golpe en el
occipital, probablemente de un derrote que le mandó el animalito estando ya en
el suelo queriéndose incorporar… Con poca solvencia siguió tirando líneas para
la gran muralla china, mientras el torillo iba y venía, aunque no fuera un
dechado de calidades en la embestida. Por el pitón zurdo no hubo manera,
calamocheo, brusquedad y poco viaje que no supo el novel matador arreglar como
lo había hecho su compañero antes. Y para terminar, una estocada algo trasera y
caída, también con el brazo por delante. La misma película en el sexto –el otro novillo
aplaudido en el arrastre-, más toreo en paralelo, dando exageradísimas salidas
y sin metérselo nunca, y eso que, al menos, se colocó algo mejor que en
ocasiones precedentes… pero ¡ca!, ni con esas. El bicho llegó a darse a sí
mismo un par de derechazos en los que metió la cara y se fue tan largo como pudo,
pero les aseguro que el matador nada hizo por ello… aquello salió de entre los
cuernos del astado. Siguieron otros muchos pases –entre el aburrimiento general
y miradas al reloj -que pasaba tan lento que nos pareció imposible que no
llegara el aviso del usía- antes de que Duque volviese a dejar una estocada
caída y se terminara el suplicio entre unas palmas de amigos y familiares.
La novillada, en resumen, tuvo posibilidades,
y vimos las prometedoras maneras de un diestro con futuro si aprende a usar el
acero. Pero, acuérdense de que “puedo prometer y prometo” y que luego nunca pasa
nada…
El primero, altote y feo de cabeza, fue el responsable de la cogida de Escudero (Foto: las-ventas.com) |
Pd.: Como el orden de lidia del ganado se trastocó
casi por completo, aquí les resumo el orden y señas de los novillos de Aurelio
Hernando:
1º.- Bombonero, negro,
feo de hechuras y altote, algo escaso de trapío, 506 kilos, manso, bastante
flojo y con poca casta, salió distraído pero
luego se centró más en la muleta.
2º.- Extremeño, negro bragado, un novillo que decía
muy poco, 490 kilos, manso, igual o más flojo que el anterior, que fue a menos
en la lidia.
3º.- Algarrobo, jabonero algo sucio, 460 kilos,
aparentaba más de lo que en verdad era pero con una cabeza lamentable, digna de
coso de talanqueras, manso enm varas, con un interesante pitón zurdo.
4º.-Casero, jabonero, 505 kilos, un toro en muchas
plazas de provincias, manso y que se movió bastante, mejor por el derecho.
5º.- Secretario, también jabonero, guapo de cabeza,
492 kilos, manso en los caballos, y aunque sin clase y a media altura, con
movilidad.
6º.- Vieira, negro salpicado, 487 kilos, manso y flojo
pero con posibilidades y más calidades que las mostradas por su matador.
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