Lecciones
Terminó la endeble temporada taurina del año 2013
en Las Ventas.
Endeble en todos los dichos, hechos y aspectos. O
en casi todos para ser exactos.
Lo del casi, en este caso, es el equivalente a
los brotes verdes que pregona el bipartidismo y sus dirigentes o gobiernos.
De este gobierno, del anterior, y si no rectifican o rectificamos, del
próximo también.
Nos movemos en y por arenas movedizas.
No hay cimientos, estructuras y organigramas
justos, sólidos, fiables y duraderos. Lo peor: en las fórmulas que aplican
los bipartidistas no se vislumbran directrices hacia un futuro mejor… ni
siquiera menos malo.
Todo es, o parece, provisional y apresurado, como
“de usar y tirar”; como “si te he visto no me acuerdo”.
Predomina la cantidad sobre la calidad, la
competitividad sobre la cooperación y la capacidad, lo mediocre sobre lo
original, la chapuza sobre la precisión, la corrupción sobre la decencia y
docencia, los especuladores sobre los emprendedores, los múltiples asesores
enchufados sobre los precisos y competentes expertos, etc. etc. etc.
Y así tampoco vamos a ninguna parte, mejor dicho,
así nos quedamos como estamos, o nos vamos a peor o al vacío.
¿Peor?
En cuanto asoma una hierba o hierbajo en el
secarral genérico que nos sofoca, las cotorras y loros “del pesebre y
pensamiento bipartidista” cantan y cuentan el cuento como si de esfuerzo,
mérito o logro suyo se tratara.
Claro, los desmentidos, los ridículos y las
contradicciones de esas pájaras y pájaros están a la orden del día, de la
hora, incluso del minuto. No dicen más verdades a medias y sandeces porque no
tienen tiempo… están ocupados en tertulias sin principios ni fines. O con
principios y fines fracasados.
Los “medios y los mediáticos” nos venden que lo
que dicen –hacer hacen poco o nada- es lo mejor para la inmensa mayoría del
personal aunque esté demostrado que a los únicos que les va bien o muy bien
en lo material es a sus amos. Tienen la libertad de un preso y el criterio de
un cuervo –pájaro de mal agüero-.
Estamos en la era de la publicidad. De la peor
publicidad de todas las posibles, imposibles o delictivas.
-¿Y cómo le va a la Tauromaquia en lo que a
brotes verdes se refiere?
Poco más o menos que al resto de Artes, Ciencias,
Oficios, Inventos y Eventos.
Hay más vacíos que llenos; hay más artificio que
oficio; hay más cursos teóricos que recursos prácticos; hay más estética que
épica; hay más ruido que sentido; hay menos ética que cosmética; hay menos
verdad que falsedad; hay semilleros con más contaminación que pureza… y con
parecido estilo al hilo que manipulan las cúpulas del sistema.
¿Por qué “politizo” mis reflexiones taurinas?
- Porque todas las partes se entremezclan y van
unidas para formar o deformar el todo.
Mal están las cosas de las pañosas. A casi nadie le
salen las cuentas.
Es una incógnita que el ejemplar José Tomás
vuelva a reventar todas las taquillas, como tampoco las revientan los: S.
Vettel, V. Rossi, R. Nadal, B. Pitt, Madonna, L. Messi… lo mismo le pasa al
bipartidismo en las urnas.
¿Hay como un hartazgo de la sobre valoración de
unos y otros? ¿Se empieza a tener conciencia del precio o desprecio de la
desigualdad? ¿Hay un empobrecimiento material en la ciudadanía con y sin
fronteras? ¿En qué medida influye en las taquillas la inestabilidad social,
emocional y laboral?
¡Ojo! Respeto a la mayoría de figuras de
cualquier especialidad, pero hay figuras estándar lejanas y figuras eternas
asequibles, hay figuras de hechos y figuras hechas o prefabricadas en los
laboratorios de marketing… y no son iguales ni de cerca ni de lejos.
Cuando lo comercial y superfluo predomina sobre
lo fundamental y necesario empieza la sospecha, el malestar, la deserción, el
ocaso.
Sí, ese conflicto está presente en la integridad
del toro, del torero, de la lidia y del arte de torear.
Con diferencia, lo más destacado de la temporada
2013 en Las Ventas ha sido el entendimiento de El Cid con el toro “Berbenero”
de Victoriano del Río la tarde del 4 de octubre.
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El Cid en la pasada feria de Otoño, al natural (Foto: las-ventas.com) |
Toro armadísimo y completo, de los que distinguen
a los buenos toreros de los grandes toreros. El zurdo Manuel Jesús, El Cid, volvió a errar con la tizona y
perdió la enésima salida a hombros por la Puerta Grande.
Temporada floja en líneas generales con notables
pero insuficientes o descontinuadas excepciones en toros, toreros y toreos.
Mención especial a la extraordinaria cuadrilla de
Javier Castaño. A la evolución de Antonio Ferrera que va cambiando sus
defectos especiales por sus efectos esenciales. Al olvido impresentable de
toreros interesantes y en ciernes como Paco Ureña.
Varias lecciones técnicas y artísticas se pueden
explicar y potenciar para las próximas temporadas.
1ª) El poderío, la naturalidad, la autenticidad,
la credibilidad, el clasicismo, el valer y el valor con capote y muleta de El Cid derrotó -¿para siempre?- al
toreo posmoderno o de gimnasio, basados en toreros y toreos recurrentes,
repetitivos, rutinarios, previsibles, impersonales, forzados, agarrotados,
encorsetados, torcidos, retorcidos y escondida la pierna que carga la suerte…
además de colocación fuera del sitio.
2ª) La progresión y superación en toreros y
toreos es real. La entrega, disciplina y pundonor de A. Ferrera lo acredita.
3ª) Las cuadrillas de toreros y novilleros
también forman y conforman el ritual melodramático que se celebra en el
ruedo. Tendría que ser habitual en “los toreros de plata” demostrar y
demostrarse los toques de distinción en sus intervenciones más allá del
servicio o servilismo al “jefe”. La generosidad de Javier Castaño y de su
cuadrilla enriquece el calor y color del albero.
4ª) Los toreros y toreos de sentimiento y
sensibilidad conquistan el respeto y a veces la admiración emocionada de los
espectadores… poco o nada que ver con lo sensiblero o lo sensacionalista. Y
es un disparate irse a “porta gayola” para recibir a un toro de origen
Atanasio –suelen salir abantos y sin fijeza- como hizo el joven espada
mejicano Joselito Adame.
5ª) Todo debe girar alrededor de la recuperación
de los toros… y de la recuperación de los pueblos sanos y sabios para
cualquier menester.
La Tauromaquia es una metáfora -nacional y
universal- muy aproximada de la vida, de las profesiones y de sus
circunstancias, pese a quien pese.
Estas lecciones se las deben aplicar, y se las
podemos exigir, a esa infinidad de chufletas de todo tipo y condición que se
creen figuras… y se quedan en basuras de escasas culturas.
Estoy, estamos hasta la montera de inútiles
caraduras. Hay que echarlos… y que hagan trabajos comunes o forzosos para el
bien de casi todos.
Salud y justicia social.
Otoño
2013
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