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martes, 15 de octubre de 2013

Toros, toreros y toreos

El comentario de Ángel Arranz

Lecciones

Terminó la endeble temporada taurina del año 2013 en Las Ventas.
Endeble en todos los dichos, hechos y aspectos. O en casi todos para ser exactos.
Lo del casi, en este caso, es el equivalente a los brotes verdes que pregona el bipartidismo y sus dirigentes o gobiernos. De este gobierno, del anterior, y si no rectifican o rectificamos, del próximo también.
Nos movemos en y por arenas movedizas.
No hay cimientos, estructuras y organigramas justos, sólidos, fiables y duraderos. Lo peor: en las fórmulas que aplican los bipartidistas no se vislumbran directrices hacia un futuro mejor… ni siquiera menos malo.
Todo es, o parece, provisional y apresurado, como “de usar y tirar”; como “si te he visto no me acuerdo”.
Predomina la cantidad sobre la calidad, la competitividad sobre la cooperación y la capacidad, lo mediocre sobre lo original, la chapuza sobre la precisión, la corrupción sobre la decencia y docencia, los especuladores sobre los emprendedores, los múltiples asesores enchufados sobre los precisos y competentes expertos, etc. etc. etc.
Y así tampoco vamos a ninguna parte, mejor dicho, así nos quedamos como estamos, o nos vamos a peor o al vacío.
¿Peor?
En cuanto asoma una hierba o hierbajo en el secarral genérico que nos sofoca, las cotorras y loros “del pesebre y pensamiento bipartidista” cantan y cuentan el cuento como si de esfuerzo, mérito o logro suyo se tratara.
Claro, los desmentidos, los ridículos y las contradicciones de esas pájaras y pájaros están a la orden del día, de la hora, incluso del minuto. No dicen más verdades a medias y sandeces porque no tienen tiempo… están ocupados en tertulias sin principios ni fines. O con principios y fines fracasados.
Los “medios y los mediáticos” nos venden que lo que dicen –hacer hacen poco o nada- es lo mejor para la inmensa mayoría del personal aunque esté demostrado que a los únicos que les va bien o muy bien en lo material es a sus amos. Tienen la libertad de un preso y el criterio de un cuervo –pájaro de mal agüero-.
Estamos en la era de la publicidad. De la peor publicidad de todas las posibles, imposibles o delictivas.
-¿Y cómo le va a la Tauromaquia en lo que a brotes verdes se refiere?
Poco más o menos que al resto de Artes, Ciencias, Oficios, Inventos y Eventos.
Hay más vacíos que llenos; hay más artificio que oficio; hay más cursos teóricos que recursos prácticos; hay más estética que épica; hay más ruido que sentido; hay menos ética que cosmética; hay menos verdad que falsedad; hay semilleros con más contaminación que pureza… y con parecido estilo al hilo que manipulan las cúpulas del sistema.
¿Por qué “politizo” mis reflexiones taurinas?
- Porque todas las partes se entremezclan y van unidas para formar o deformar el todo.
Mal están las cosas de las pañosas. A casi nadie le salen las cuentas.
Es una incógnita que el ejemplar José Tomás vuelva a reventar todas las taquillas, como tampoco las revientan los: S. Vettel, V. Rossi, R. Nadal, B. Pitt, Madonna, L. Messi… lo mismo le pasa al bipartidismo en las urnas.
¿Hay como un hartazgo de la sobre valoración de unos y otros? ¿Se empieza a tener conciencia del precio o desprecio de la desigualdad? ¿Hay un empobrecimiento material en la ciudadanía con y sin fronteras? ¿En qué medida influye en las taquillas la inestabilidad social, emocional y laboral?
¡Ojo! Respeto a la mayoría de figuras de cualquier especialidad, pero hay figuras estándar lejanas y figuras eternas asequibles, hay figuras de hechos y figuras hechas o prefabricadas en los laboratorios de marketing… y no son iguales ni de cerca ni de lejos.
Cuando lo comercial y superfluo predomina sobre lo fundamental y necesario empieza la sospecha, el malestar, la deserción, el ocaso.
Sí, ese conflicto está presente en la integridad del toro, del torero, de la lidia y del arte de torear.
Con diferencia, lo más destacado de la temporada 2013 en Las Ventas ha sido el entendimiento de El Cid con el toro “Berbenero” de Victoriano del Río la tarde del 4 de octubre.

El Cid en la pasada feria de Otoño, al natural (Foto: las-ventas.com)
Toro armadísimo y completo, de los que distinguen a los buenos toreros de los grandes toreros. El zurdo Manuel Jesús, El Cid, volvió a errar con la tizona y perdió la enésima salida a hombros por la Puerta Grande.
Temporada floja en líneas generales con notables pero insuficientes o descontinuadas excepciones en toros, toreros y toreos.
Mención especial a la extraordinaria cuadrilla de Javier Castaño. A la evolución de Antonio Ferrera que va cambiando sus defectos especiales por sus efectos esenciales. Al olvido impresentable de toreros interesantes y en ciernes como Paco Ureña.
Varias lecciones técnicas y artísticas se pueden explicar y potenciar para las próximas temporadas.
1ª) El poderío, la naturalidad, la autenticidad, la credibilidad, el clasicismo, el valer y el valor con capote y muleta de El Cid derrotó -¿para siempre?- al toreo posmoderno o de gimnasio, basados en toreros y toreos recurrentes, repetitivos, rutinarios, previsibles, impersonales, forzados, agarrotados, encorsetados, torcidos, retorcidos y escondida la pierna que carga la suerte… además de colocación fuera del sitio.
2ª) La progresión y superación en toreros y toreos es real. La entrega, disciplina y pundonor de A. Ferrera lo acredita.
3ª) Las cuadrillas de toreros y novilleros también forman y conforman el ritual melodramático que se celebra en el ruedo. Tendría que ser habitual en “los toreros de plata” demostrar y demostrarse los toques de distinción en sus intervenciones más allá del servicio o servilismo al “jefe”. La generosidad de Javier Castaño y de su cuadrilla enriquece el calor y color del albero.
4ª) Los toreros y toreos de sentimiento y sensibilidad conquistan el respeto y a veces la admiración emocionada de los espectadores… poco o nada que ver con lo sensiblero o lo sensacionalista. Y es un disparate irse a “porta gayola” para recibir a un toro de origen Atanasio –suelen salir abantos y sin fijeza- como hizo el joven espada mejicano Joselito Adame.
5ª) Todo debe girar alrededor de la recuperación de los toros… y de la recuperación de los pueblos sanos y sabios para cualquier menester.
La Tauromaquia es una metáfora -nacional y universal- muy aproximada de la vida, de las profesiones y de sus circunstancias, pese a quien pese.
Estas lecciones se las deben aplicar, y se las podemos exigir, a esa infinidad de chufletas de todo tipo y condición que se creen figuras… y se quedan en basuras de escasas culturas.
Estoy, estamos hasta la montera de inútiles caraduras. Hay que echarlos… y que hagan trabajos comunes o forzosos para el bien de casi todos.
Salud y justicia social.
Otoño 2013

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