Ceret (Francia), 13 de julio de 2013. Lleno. 6
toros de los Hijos de Celestino Cuadri,
impecablemente presentados, de juego desigual en caballo y muleta, destacando
en ésta los dos últimos. Uceda Leal,
silencio y pitos. Fernando Robleño,
silencio (aviso) y silencio (aviso). Joselillo,
silencio (aviso) y ovación.
Nos reencontramos, un año más, con la Feria de Ceret, esa isla de
catalanidad taurina del sur de Francia, donde aman al toro sobre cualquier otro
mandamiento, lo miman con esmero y donde viven su cultura de forma intensa y
apasionada. Toros que protagonizan su fiesta nacional, toros y banderas
catalanas que muestran tradiciones seculares de las que se sienten orgullosos.
El espantoso cartel de Ceret de este año, obra de Barceló |
Este año nos recibieron, el primero de los días, y a
las afueras del pueblo, los insufribles antitaurinos, bien alejados del coso,
del centro neurálgico de la población y de sus carreras taurinas por las
calles, por la gendarmería francesa. Ya saben que a algunos de estos grupos, la
policía francesa los tiene señalados como grupos potencialmente terroristas… y
si no, que se lo pregunten a André Viard, al que casi queman la casa con su
familia dentro hace un año y pico. Así alejados, se quedan en el pintoresquismo
de unos chalados reventadores que a nadie importan ni interesan. La masiva
afluencia de aficionados de otros lares, los contemplaba como se puede observar
los meneos simiescos en la jaula del zoo… y poco más.
Superada la desagradable entrada, nos recibió, mucho
más alegre, festiva y acogedora la población francesa donde veraneaba el genial
Picasso entre otros artistas y literatos de renombre universal. Las calles estaban
animadas por un gentío imponente para el tamaño de la localidad, y se divertían
viendo correr las vacas por los caballistas franceses, ataviados con sus
camisas floreadas y su buen hacer arropando los astados que, apenas sin barrera
por medio, se desplazaban por las calles medievales del simpático pueblo
francés y catalán.
Alguno de los de Cuadri lidiados en Ceret estaban con los toros de Madrid (Foto: RCB) |
Más allá, en la plaza, nos esperaba una no menos
imponente corrida de Cuadri. Una corrida con trapío para Madrid o Bilbao,
sobrado para Pamplona, superior al que se ve en cualquier otra plaza española.
En esta localidad del Rosellón, al pie de los Pirineos, y en una plaza de
apenas 4000 almas, se lidian estas reses que no se dignan contratar
tantísimos empresarios españoles. Allá ellos. La fiesta en Ceret está viva. La
plaza rebosaba. La animación era grande y la expectación intensa, de los más
variados rincones de Francia y España, aun de Inglaterra, te encontrabas
aficionados al reclamo de la autenticidad de la fiesta de toros. Saludabas a
unos y otros, porque nos conocemos de tantas ferias donde se intenta buscar
aquella corrida de interés… Había camaradería, afición, alegría en cualquier
rostro… y toros, sobre todo toros. El resultado…, una plaza a rebosar, aquí, al
parecer, no hay crisis; y no la hay ni aun para los españoles que allí acudimos
buscando la verdad de la fiesta y eso que, como buena parte de la población,
también padecemos las actuales estrecheces económicas. Algo para meditar, sin
duda, especialmente para las empresas nacionales, más de mercachifles de rastro
barato que de auténticos profesionales y aficionados.
Los de Cuadri, como les cuento, salieron con una
presencia imponente, impecable, sólo uno cayó algo en trapío con respecto a sus
hermanos (el segundo, que “sólo” alcanzaba los 520 kilos aparentes). Sus
pitones limpios como patenas, relucientes, íntegros, ni uno sólo se astilló o
escobilló pese a los mil derrotes que lanzaron sobre burladeros o tablas, de
salida o durante la lidia. Corrida seria, sin concesiones, corrida a la
antigua, de lo que ya no se ve.
En el campo (Foto; RCB) |
De comportamiento, ay, desigual, no atraviesa la
vacada ese momento dulce e interesante de unos años atrás. Apunten, un primero (Misterioso, núm. 34, 600 kilos, negro
como todos sus hermanos, alguno con accidente, astinegro y cuajado) que cumplió
en varas, pero parado y flojo en la muleta, que apenas duró un par de series, y
eso tras desplomarse casi al primer lance (le pegaron en el caballo una
exageración… pero no nos valen excusas). Un segundo (Mandadero, núm. 40, 520 kilos) más manso en varas, también un poco
parado después, y aunque embistiendo, sin la prontitud, gracia y alegría que
pretendemos en un toro rebosante de
casta, pero con un buen pitón zurdo por el que metía la cara y humillaba una
barbaridad. El tercero (Formal, 560
kilos), manso también y flojo, con un magnífico pitón izquierdo que Joselillo no supo aprovechar, sin darle
la continuidad requerida, para terminar buscando el derecho por el que nada
decía el toro. Un cuarto (Salero,
núm. 40, de 540 kilos, engatillado de cuerna), fiero en el primer envite a
varas, duramente castigado en ellas, y con algo de genio en el último tercio, un
toro que tenía mucho que torear, que necesitaba que se le bajara la mano y
mandara hasta el final, algo que Uceda no estuvo dispuesto a concedernos, que
precisaba mando y dominio, que lo llevaran con decisión y que, como no hubo
nada de ello, se nos marchó inédito entre la sosería del diestro y su cierta y
condenada desgana (pitos al matador). La corrida, sin embargo, se levantó con
el quinto (Pantanoso, núm. 20, 620
kilos), un toro de los que cabía esperar de la casa, un toro encastado y con
acometividad franca, clara, boyante, pronta, al que Robleño no sacó el jugo que
llevaba y que quedó por encima de su matador. Y junto a éste, un sexto (Goyesco, núm. 17, 630 kilos) asimismo
imponente, de presencia y de juego, noble y encastado, exigente, un toro de
triunfo importante que Joselillo no
supo o pudo aprovechar, bien picado por Sandoval aunque no hiciese pelea de
bravo.
(Fotos RCB) |
La terna, en conjunto, no anduvo a la altura de las
exigencias. Uceda saldría a cumplir el trámite, bien es verdad que nada podía
hacer con el flojísimo primero, pese a que si se hubiera cruzado más (algo que
suelen pedir los de Cuadri) y se lo hubiese metido para dentro en vez de
desplazarlo hacia fuera, otra cosa hubiésemos podido ver. Una buena estocada,
desprendida, para ver una muerte de casta. En el cuarto, el madrileño anduvo
tirando las tres cartas…, era toro de apostar, bajar la mano y tirar y
lamentablemente Uceda no había venido a “esto”. Quitándose muchas veces, todo
para fuera y a media altura, nada dijo ni nada mostró del toro. Se tiró a matar
sin demasiada decisión, cobrando una estocada algo contraria con habilidad, que
necesitó de hasta ¡once descabellos! Matador sí, pero descabellador…
Robleño anduvo justificándose toda la tarde, pero sin
terminar de entender o meter mano a sus antagonistas. Bien colocado, cargando
la suerte (¡albricias!) fue sacando algunos naturales buenos al segundo,
sueltos, desperdigados, sólo cuando se cruzaba y bajaba la mano con seguridad.
Con la derecha, peor situado, ligó una tanda a media altura, pero no era el
pitón importante del toro, éste se vino abajo, y al fin recurrió al arrimón
populista, quitándole la muleta varias veces para que el bicho no repitiera.
Dos pinchazos (uno en la paletilla), un aviso y una entera baja pusieron
epílogo a una faena posibilista. Mucho mejor anduvo en el quinto, comenzando
por una buena serie de tanteo, con lances a rodilla doblada con clase y
profundidad, y siguiendo con una tanda a derechas en la que sobresalieron dos y
el de pecho. Pero…, no hubo mucho más. El toro le “pesaba” demasiado, tenía mucho
que torear, al madrileño le costaba ligar con prestancia y prontitud, pero
anduvo quieto, firme, bien plantado y colocado casi toda la faena (algo menos
al final). Y entre dudas y medias tintas, se le fue una buena oportunidad. No
acertó a espadas, y tras una media perpendicular y mucho más que baja, le daría
cinco golpes en la nuca escuchando un aviso.
(Foto RCB) |
A Joselillo
le vino muy grande la corrida, especialmente el último, y no se me fijen en el
peso, caramba. Sus pocas corridas de este año le pesan bastante, y si además
sale un toro como el último… El tercero, sin embargo, tenía un buen pitón
zurdo, y tras unos lances mecánicos, sin gracia ni salero, lo brindó al
público. Parecía que quería… pero en tales circunstancias querer no es poder.
Hubo demasiado pajareo entre pases, rectificación constante de terrenos, alguna
suciedad en los remates, y al fin no aprovechó las cualidades que el toro le
disponía por el buen pitón. Por la derecha, más a la defensiva el de Cuadri,
quedándose y buscando en alguna ocasión, nada vimos al de la capital. Fue un
desastre con la tizona: dos pinchazos, saliéndose de la suerte y tapando la
cara del toro, uno con desarme; media de la misma forma, otro pinchazo, un
primer aviso desde el palco, nuevo pinchazo alargando el brazo a lo cinegético,
y tres cuartos de estoque caídos, quedándose en la cara, y saliendo desarmado.
Anduvo muy brusco en los toques, de manera que el bicho se escupía algo del
embroque en los inicios del pase, y había que volver a meterlo casi siempre.
Más pena nos dio en el sexto, el mejor toro de la tarde, en el que sólo anduvo
trabajador, dando pases (que como dice el tópico, “no es torear”), con más
oficio que beneficio, diciendo poco en un toro que descubría mucho. Casi una
nueva calamidad a espadas: pinchazo bajo, una entera desprendida con más
decisión, saliendo con un fuerte varetazo en la ingle derecha al engancharle el
toro, y tres descabellos. Pese a todo, por la decisión, le ovacionaron como fin
de fiesta.
(Foto RCB) |
El premio
al mejor picador quedó desierto, con entero acierto, a mi juicio, aunque se
vieron dos o tres buenas varas aisladas: dos de Sandoval y una a Doblado. Habrá
más… y mejor.
Es ud. muy generoso con los Cuadris Don Rafael. Ninguno peleó en el caballo, ninguno fue a más en la lidia y a una soberbia fachada y partida de nacimiento le faltó casta. Tuvieron bondad y alguno incluso sosería. No tiene suerte Cuadri en Céret.
ResponderEliminarDe los coletudos sólo Robleño. Uceda vino a pasar la tarde. Joselillo animoso, vulgar y mecánico. Fernando le puso algo de encaje vertical (aunque demasiado perfilero) a la bondadosa templanza de "Pantanoso" y firmó lo mejor de la tarde.