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miércoles, 12 de junio de 2013

Panoramas (I)

Por Ángel Arranz Izquierdo

“Lo prometido es deuda”, se dice desde la antigüedad y universalidad. Pero la modernidad, esta modernidad global no respeta lo formal y clásico. Es un continuo atropello a la razón.
Las promesas, todas a poder ser, se hacen para cumplirse. Y yo firmé que haría un balance final del ciclo primaveral taurino en Las Ventas.
Tres observaciones como prólogo o declaración de intenciones y principios.
1ª) La crítica, con sus virtudes y defectos, que suelo hacer, es siempre a partir del máximo respeto a la generalidad de los profesionales de la Tauromaquia, y en particular a los que se ponen delante de los toros.
La crítica taurina, es o debe ser, como los casi milagros que de vez en cuando viven algunos toreros. La noche anterior al triunfo –puerta grande en la isidrada cortando tres o las cuatro de dos toros- han dormido, intentando dormir o descansando en un hotel modesto, y horas después de la gloriosa salida a hombros no sabe donde dormirá. Quizá lo haga en el hotelito, o quizá en otro escenario más tentador o lujoso.
Lo cierto es que en doce horas, ese joven torero da el salto más rápido y directo de todos los posibles –en ninguna profesión global ocurre ese fenómeno en menos tiempo- para pasar de la nada o casi nada a todo o casi todo.
Otra cosa es como se administre el bote. Cuidado con los vértigos. En ese amplio panorama de posibilidades, hay licencia para poner, hoy, “a caer de un burro”, a un toro, torero y toreo, y mañana “poner por las nubes” al mismo ganadero y torero. Sin complicidades ni medias tintas en todos los casos.

El toro... ese ausente en tantas corridas (en este caso un "pablorromero" de Partido de Resina) (Foto RCB)
2ª) Mi opinión, faltaría más, es solo mi opinión, ni mejor ni peor que otras… pero independiente, sin ninguna clase de contaminación. Eso sí, pongo mi condición de aficionado práctico por encima de todas las demás consideraciones. Creo, sinceramente que lo mismo hace mi paciente acogedor Rafael Cabrera Bonet. No pertenecemos a ningún grupo o grupillo que nos condicione. Ojalá, mejor dicho, hemos de exigir que en todos los sectores –políticos, económicos, sociales, etc.- de control y de opinión, haya expertos independientes y contrastados con voz en el mismo foro, y así poder ahondar en los argumentos de los expertos involucrados en lo que se esté debatiendo.
En líneas casi totales, algunos profesionales han cometido y cometen tantas barbaridades en sus “juicios” que para mí, ya no son referencia de verdades ni de futuros. El boca a boca, limpias por favor, es más necesario que nunca. Lo cierto es que demasiados dirigentes y voceros establecidos, taurinos en este caso, están llevando a La Tauromaquia a los índices de aceptación más bajos de su historia. ¿Hay que revisar la información y formación taurina? ¿Dónde han quedado las promesas de los toros y la televisión?

Revista "El Fenómeno"... ¿alguien se imagina una crítica así hoy en día? (Colección personal)
3ª) En mis comentarios, suelo hacer referencias, ¿fuera de lugar?, a personajes o personajillos de otras actividades. Creo que hay una interdependencia y paralelismo de casi todo con casi todos, y me satisface reflejar el panorama donde se ubican, desarrollan y desenvuelven los dichos y hechos taurinos. Lo voy a seguir haciendo, he llegado a la conclusión que: cuando los presidentes de gobierno –en teoría nuestra máxima autoridad, no sé si en la práctica también- mienten, tergiversan, corrompen o se corrompen sin dar explicaciones convincentes, están dando licencia para que todos los presidentes sean iguales… desde el presidente de la comunidad de vecinos al presidente de la patronal, pasando por los presidentes de las plazas de toros… Las excepciones no son suficientes para salir de la provocada y dramática crisis de crisis que estamos padeciendo. ¿Por qué, cuándo y cómo se superará? No, no quiero mentir a mis hijos y a mis nietos, en todo caso son o serán aficionados a la tauromaquia; no, no tragarán con la taurolandia que proponen los mercaderes.
Hecho el prólogo, y desde la realidad o casi realidad expuesta: ¿Cómo están los toros, los toreros y los toreos?
Como dicen muchos taurinos profesionales: “está como siempre”. Y llevan razón, hay toros, toreros y toreos buenos, regulares y malos, dicho de otro modo: hay para todos los gustos y disgustos. “Es lo que hay”… sentencian, lo que les descalifica es que no desmenuzan los porcentajes que hay de cada en los cimientos y principios que sostienen La Tauromaquia. Y lo que abunda es lo mediocre, o menos, hasta límites preocupantes.
El porcentaje de toros bravos que salen por toriles es bajo, bajísimo. Lo que sale son, ¿toros?, casi uniformes para toreros casi… uniformados.
Toros mansos, blandos, bobos, malignos, parados, insulsos, insuficientes, poco o nada que ver con el temperamento y sentido del mítico toro bravo. Sí, dan cornadas, como cornadas o accidentes proporcionan las becerras –inolvidable Antonio Bienvenida-, o dan en la cola del sangriento paro. Solo hay que leer las reseñas de las crónicas, es tan evidente que hasta lo dicen en sus apuntes los informadores taurina y políticamente correctos. Y de la misma forma que hay toreros que han tenido mala suerte con los toros; hay toros que han tenido mala suerte con los toreros.

Alguna vez también saltan toros de encastes comerciales con trapío... muchas menos de las que desearíamos... (Foto: las-ventas.com)
Toros, de procedencia Domecq que ocupan más de la mitad de los toros que anuncian los carteles. Procedencia o laboratorio interesante, que dio sus frutos, pero que se les ha ido o se les está yendo de las manos. No se si les falla la medida, el tiempo o la selección pero algo no funciona en ese proyecto más de monopolio que de monolítico. Hay que meditar o rectificar los planes.
La minoría en el porcentaje torista es más atractiva a medio y largo plazo. Las procedencias Núñez, Atanasio o Albaserrada están en periodos experimentales. Los primeros, tienen la incertidumbre de ser regulares hasta la suerte de varas y buenos para la muleta; lo curioso es que también salen buenos hasta la suerte de varas y regulares después. Hay que encontrar el equilibrio. Los segundos, igual nos brindan un petardo como la corrida de Victorino, que nos brindan sorpresas y emoción como la corrida de su pariente Adolfo… pero siempre captando la atención hacia sí mismos y la atención de los unos y de los otros. Toros exigentes y con personalidad propia para lo bueno, lo regular y lo malo. Sin perder sus características hay que subir el porcentaje de los toros que ponen a prueba de verdad el valor y el valer de los toreros. Pasar desapercibido con esos toros no marca la trayectoria de un torero, pero los triunfos tienen coraje y mérito añadidos.
Sí, los toros han de ser ofensivos, sin embargo hay muchos más a la defensiva. Y esa actitud y aptitud no han sido, son, ni serán beneficiosas para su futuro. No, no es lo mismo citar a un toro que responda con cinco embestidas que citarlo cinco veces para arrancarle media acometida. Es como la emoción y la decepción en lo que a sensaciones se refiere.

Toro de Adolfo Martín este pasado San Isidro 2013... todo un tío de encaste Albaserrada (Foto: las-ventas.com)
Y hay que recuperar y potenciar otros encastes y procedencias casi desaparecidas o en desuso. Un torero que se prueba y aprueba con todos los encastes es un maestro, un torero que se enfrenta a encastes limitados es un especialista aunque tenga o le den el tratamiento de figura. El público cabal sabe o sabrá valorar los matices.

El porcentaje de toreros bravos –repito, a partir del máximo respeto a todos- es similar al de los toros bravos. No olvidemos que el torero es el primer derivado de los toros. Y hay como un amaneramiento en las estrategias y conceptos de la lidia. Da igual que el toro sea bravo que manso, con movilidad o sin ella, tardo o pronto, con o sin fijeza… Casi por norma los reciben con tanteos de capote hacia atrás y sin convicción que resultan tan repetitivos como aburridos y rechazables. Un suspenso. En esos casos: ¿para qué están los peones de confianza? ¿Dónde ver lances y verónicas a pies juntos, abriendo el compás o rodilla en tierra desde las tablas a los medios? ¿Cómo es posible que intenten dar largas cambiadas a puerta toriles cuando muchos toros salen desorientados o a la expectativa? ¿Y la continuidad de esos lances? ¿Dónde está el sello y la firma que deberían tener todos o casi todos los toreros? ¿Y el toque diferencial o de distinción?

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