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viernes, 13 de diciembre de 2013

Ocasión para satisfacer a la afición

Por José María Moreno Bermejo
Aficionado muy independiente

Cinco toreros mandones, han decidido no contratarse con la empresa Pagés, responsable de la Maestranza de Sevilla. Esa es la noticia que destacan esta tarde los portales taurinos. Algunos pensarán que éste será un duro golpe para los aficionados a la Fiesta de Toros, y que por ello habrá de conseguirse un acuerdo que anule esa decisión. Otros, como yo, tenemos una opinión diferente, y pensamos que la negativa del repoquer mandón, Juli, Morante, Talavante, Perera y Manzanares, puede suponer una magnífica ocasión para que la Afición, con mayúscula, demande a la empresa de la Maestranza sevillana una feria de abril con TOROS todas las tardes. 
A mi manera de ver, la descomposición a la que se está sometiendo a la Fiesta de Toros, se debe fundamentalmente a que ésta está controlada por unos pocos egoístas que hacen y deshacen a su antojo; a su interés. Este grupo que conforman el denominado “taurineo”, dominan la voluntad de los toreros; mandan en los empresarios que no son de su recua; obligan a los ganaderos a criar ganado feble y suave, descastado; pagan los precios que desean por ese ganadito, cuando pagan; manipulan los carteles para que en ellos no exista competencia alguna con sus toreros; deshonran una Fiesta a la que llaman cultura, con minúscula, debilitándola, con lo que, según decía André Malraux, la matarán: “Una cultura solamente muere por su propia debilidad”. Procuran liberar de cualquier riesgo a sus toreros, por remoto que sea. En fin, hacen que la épica del rito mágico de Unamuno se diluya, se esconda hasta desaparecer.

El Juli, "en la rectitud de la embestida de la res" (Foto cedida por A. Martínez)
Pérez de Ayala contesta a Miguel Fernández en una entrevista realizada en 1967: “Los toros son un arte y un drama. Ahora son menos drama, menos peligrosos. El menor riesgo ha restado calidad a la Fiesta, indudablemente; no se puede admitir el toreo sin peligro”. Y repite en “Política y toros”: "Si se aboliese la certidumbre de que el torero puede ser herido, la Fiesta se convertiría en un simulacro para ejecutarlo en un tablado de baile flamenco”. Cossío contesta a Norberto Carrasco en la revista “El Ruedo”, nº. 1390, del 9/II/71: “Es peligroso para la fiesta quitarle peligrosidad y riesgo, por que la Corrida, aparte del arte, supone el dominio del toro. Si no hay nada que dominar, no hay tampoco corrida de toros. Por lo tanto, todo lo que sea quitar defensas al toro es un fraude para el espectador”. Ortega y Gasset, en las páginas 155 y 156 de su obra, “Velázquez”, dice: “Toda evolución humana muere en el estilismo… El arte taurino, irremisiblemente, está en la agonía porque desde hace un cuarto de siglo entró en la zona etérea, remilgada y aniquiladora del estilismo”. La fiesta sólo sucumbirá por la negligencia e inoperancia de los propios taurinos.
Quizás sea éste el momento en que debemos animar a los empresarios valientes para que nos ofrezcan una Corrida de VALIENTES toreros. Que se intente devolver al aficionado la emoción de una lidia completa; íntegra en sus 3 tercios; con toros encastados, íntegros en su morfología y en su psiquis, con poder; toros que exijan muchos conocimientos al torero; fuerza y arte al picador; habilidad y torería a los banderilleros; esa que determinó en “Las Ventas” el pasado 1º de junio que el público emocionado pidiera la vuelta al ruedo a la cuadrilla de Javier Castaño tras la lidia del 5º toro de Cuadri. Recuérdese que en la pasada Feria de Otoño madrileña, el festejo con mayor número de espectadores fue el de la corrida de Adolfo Martín, es decir una corrida encastada; en ese tipo de corrida está puesta la ilusión de muchos aficionados. Y si conseguimos que en las ferias importantes se dedique mayor representación de ganado encastado lidiados por toreros valientes que compitan entre sí y nos den la emoción que requiere nuestra Fiesta, habremos logrado varias cosas importantes: 
1ª.- Quitar el protagonismo a los del “taurineo”. 
2ª.- Hacer justicia con los toreros valientes, que falta hace. 
3ª.- Devolver la integridad que produce la emoción en la Corrida. 
4ª.- Concienciar a los toreros de “arriba” de que la tauromaquia es mucho más importante que ellos. 
5ª.- Ayudar a los ganaderos a que críen toros encastados y poderosos. 
6ª.- Lograr que muchos de los aficionados que han huido de las plazas por falta de sentido de la mayoría de los festejos actuales, regresen a ellas. 
7ª.- Abaratar el precio de las entradas, absolutamente disparatados por la incidencia de los emolumentos de los toreros de “arriba”… 
Hay más razones, muchas, pero no debemos hacer demasiado largo nuestro discurso.

Urdiales en Bilbao frente a un toro (Foto cedida por A. Martínez)
Es pues ésta una buena ocasión para que los aficionados podamos divulgar este mensaje a todos los foros de opinión que podamos, y así lograr que algunas conciencias recapaciten sobre el desastre al que las acciones malévolas de unos cuantos mercachifles del “taurineo” han llevado a nuestra Fiesta. A ver si la empresa Pagés es capaz de formalizar una Feria de Abril con toros – toros: Cuadri, Miura, Victorino, Adolfo, Escolar, Flor de Jara, La Quinta, Peñajara, Palha, etc.; y encartelar a toreros con saber, afición y valor, que compitan entre sí y muestren sus credenciales: Ferrera, Castaño, Alberto Aguilar, Padilla, Fandi, Fandiño, Luque, Jiménez Fortes, El Cid, David Mora, M. Escribano, J. Adame, Morenito de Aranda, Galván, Rafaelillo, Juan del Álamo, Robleño, Nazaré, Pérez Mota. Curro Díaz, D. Urdiales, Gallo… Estoy convencido que con esos mimbres se lograría encandilar a los públicos en un corto periodo; quizás sea difícil el comienzo, pero cuando se vuelva a hablar de la emoción de la corrida, los públicos se olvidarán de los couches y de los toreros “artistas” que danzan con toros “artistas”, y volverán a las plazas a ver Toros.
Y si alguno de los “revelados” quieren formar parte de la Corrida de siempre, la de toros íntegros, con poder y encastados, que entre en el juego, que condiciones no les faltan a la mayoría de ellos. Que justifiquen sus saberes con toros y con compañeros que achuchan y que, si toreasen tantos toros como ellos, de la misma calaña que los de ellos, seguro estoy que serían tan “diestros” como ellos, o más.
¡Dejadme mantener la ilusión de volver a emocionarme en la Corrida! ¡Los aficionados podemos conseguirlo! Ésta es una buena ocasión para empezar.

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