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miércoles, 11 de diciembre de 2013

Sánchez Mejías y la generación del 27 en el Aula de Tauromaquia del CEU

Mañana jueves 12 de diciembre, a partir de las 19.30 horas, tendrá lugar la penúltima conferencia de este primer trimestre del XIII Aula de Tauromaquia de la Universidad CEU San Pablo. El profesor José Vicente Sinisterra Gago, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, abordará uno de esos temas que unen el mito, la cultura y la apasionante vida de una de las claves de la tauromaquia del primer tercio del siglo XX.


Ignacio Sánchez Mejías, cuñado del gran Joselito el Gallo y de su hermano Rafael, inmortalizado por la propia generación de intelectuales y literatos a los que apoyó firmemente y entre los cuales también cabe escribir su nombre, cambió una probable vida de burgués acomodado por la emocionante vida en los ruedos, la aventura constante, la lucha con la muerte y las no menos apasionantes inquietudes intelectuales de todo tipo. Cuando la vida le conducía hacia los pasos paternos, estudiando la carrera de medicina, Ignacio se inclinó hacia el juego táurico, primero de salón en la Alameda o en la huerta paterna de El Lavadero, junto a los hermanos Gallo, y luego tras su fuga del hogar paterno, embarcado hacia América (junto a su amigo y también primo de los Gallo, Enrique Ortega El Cuco, que más tarde sería también cuñado de Ignacio y de Joselito, embarcaron como polizones en el transatlántico “Manuel Calvo”, camino de México, pero descubiertos a mitad de viaje consiguieron, a cambio de sus servicios, llegar hasta Nueva York), en diferentes cuadrillas de matadores de fama, entre los que se encontraron también la de sus futuros hermanos políticos o Juan  Belmonte.


Primero como novillero, más tarde como banderillero, y luego como matador de toros -tras recibir la alternativa en marzo de 1919 y con un toro de Martínez, de manos de José, en la monumental barcelonesa-, Ignacio pronto pasó a ocupar un lugar de privilegio por su valor crudo, sincero, desgarrador, su buen hacer con capote y banderillas y una espada certera. Todo envuelto en una personalidad abrumadora, desbordante, inquieta, nada acomodaticia, revolucionaria a su modo. Hombre culto, siempre inquieto, se enfrentó a todo aquel que se le pusiera por delante, sin dejar amilanarse por empresas o mundillo taurino, por crítica o públicos.


Hace ya unos años, la Dra. Beatriz Badorrey nos ilustraba en este mismo Aula sobre una faceta que –hasta ese momento- había sido poco tratada, su incursión en la crítica taurina, enfrentándose a alguno de los cronistas sevillanos del momento, en especial al del diario El Liberal, Antonio Reyes, Don Criterio; y más que a ninguno, al también reportero de El Liberal Agustín López Macías Galerín (recordemos la importante aportación de la obra “Ignacio Sánchez Mejías. Escritos periodísticos”, Sevilla, 1991, con interesante prólogo de Alfonso Carlos Saiz de Valdivielso).


Ignacio llegó, con el tiempo, a terminar sus estudios de bachillerato –nada más ni nada menos que en 1929-, pero siempre fue un hombre culto, emprendedor y decidido. Llegó a ocupar la presidencia del Betis club de fútbol, de la Cruz Roja andaluza, o a estrenar con éxito la primera obra teatral con incursiones en el psicoanálisis, como Sinrazón.


En esta próxima conferencia José Vicente Sinisterra Gago nos ilustrará sobre su relación con los escritores de la generación del 27, varios de los cuales escribieron composiciones poéticas o elegías tras la trágica tarde de Manzanares en 1934, y con los que le unió una buena amistad. En los tiempos que corren, y con el antitaurinismo activo y rampante, no es cuestión baladí el volver a acogernos al testimonio apasionado de verdaderos intelectuales, de talla universal, que supieron encontrar en la tauromaquia los valores eternos que siempre hemos defendido. Vengan ellos, en esta ocasión, de la mano de Ignacio Sánchez Mejías y con la claridad expositiva, profundidad y amenidad que nos asegura el Profesor Sinisterrra.


Recuerden que, como siempre, la sesión dará comienzo a las 19.30 horas en el Aula Magna de la Facultad de Derecho (planta segunda, edificio Biblioteca) sita en Julián Romea 22, al lado del Hospital Clínico
o de la Plaza de Cristo Rey. La entrada, libre y gratuita y la diversión e interés, garantizados.

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