martes, 9 de octubre de 2012

Verbenilla otoñal


Por Ángel Arranz

Llamar Feria Taurina de Otoño a tres corridas de toros, una novillada con picadores y una sin ellos, todo en cuatro días, es una falta de respeto a los aficionados y a la simbología y prestigio de la primera plaza del mundo.
Eso es como llamar crecimiento al endeudamiento; es como dar confianza al engaño y la incertidumbre; es como llamar “mediáticos o líderes” a dichos, hechos o personajillos frívolos, mediocres o maniáticos.
En todos los órdenes, desórdenes y sectores de la vida misma, las cotorras y loritos - liantes o partidistas-, han corrompido hasta el lenguaje.
Hace lustros tengo escrito en artículos y libros, que la Feria de San Isidro es demasiado larga, y corta la de Otoño. Hay que equilibrar el desajuste de ambas exposiciones del arte de torear.
Con los mismos festejos, incluso alguno más, la lógica de los acontecimientos nos indica que para acercarnos a la verdadera y puntual realidad profesional taurina, hacen falta dos extensos exámenes en el transcurso de la temporada.
No es lo mismo hacer el primer paseíllo del año en la Feria de San Isidro que hacer el paseíllo número diez, veinte, cuarenta o setenta en el ciclo otoñal… porque las probabilidades de unos y otros serían menos distantes, y porque hay altibajos en los protagonistas, que a ser posible, se han de contrastar en la cátedra del toreo… para vislumbrar con más garantías las novedades y acontecimientos de la siguiente primavera.
Es decir, lo mejor o lo menos malo, sería ensayar un San Isidro con 20 o 25 festejos y una Feria de Otoño con 10 o 15. Y entre ambas, dar oportunidades fiables a matadores y novilleros que firmen y confirmen sus vocaciones, aspiraciones y condiciones. Lo demás, lo de esta temporada y muchas otras anteriores, solo es: más de lo mismo o peor… como si del radical y definitivo fracaso político bipartidista se tratara.
La camada de bravo se desenvuelve entre el toro tontimanso y el toro tontiblando. La selección no debe ser la correcta, porque últimamente también salen por toriles demasiados toros tontisosos. En efecto, bultos que llaman toros forman y deforman un tripartito – al igual que la rentable gestión privada de Las Ventas- que produce bostezos y deserción a causa de la falta de autoexigencia y autocrítica de casi todos en general y de las “elites” en particular. Las honrosas y conocidas excepciones en toros, toreros y toreos a tanta repetitiva rutina y mentira, no son suficientes para salir con credibilidad y perspectiva de un atasco al borde del colapso.

La triste despedida del Fundi, una clave de la Feria de Otoño (Foto: las-ventas.com)
El balance artístico de la Feria de Otoño es tan limitado como la brevedad de su programación. Y más positivo históricamente si lo comparamos proporcionalmente con San Isidro: ¿será por la preparación y experiencia de casi toda la temporada?
Esta “verbenilla” hemos comprobado la fructífera progresión de Fandiño y Castaño; apuntes de Sergio Aguilar; la capacidad de Robleño y Alberto Aguilar; varios muletazos de cartel de El Cid al único toro bravo del encierro de el Puerto de San Lorenzo; la movilidad de la corrida de Valdefresno; el justito, diferente, variado e interesante encierro de Palha, toros sin tonturas, de los que no permiten cerrar los ojos ni al plano y adormilado D. Mariano. Y destacar la calidad –no confundir con cantidad- de toreros de plata como El Boni, Aladid o Rafael González. Y la despedida del pundonoroso Fundi. Breve pero intensa “seudoferia”.
Por todas las razones expuestas…hay que ampliarla. Sin embargo, si el resumen de la temporada se analiza dentro de 50 años casi habría que pasar página o dejarla en blanco grisáceo. El tono taurino de este otoño debe ser el mínimo exigible para el futuro porque en demasiados casos sigue habiendo más deficiencias que eficiencias para ser optimista por muy ingenuo o triunfalista que uno sea.
No, no es de recibo hacer un certamen “internacional” de novilleros o novilladas de “lujo”, cuando desgraciadamente, la mayoría de novilleros de aquí, de allá o de acullá apenas tienen trayectoria, y además imitan o se fijan más en toreros ventajistas que en toreros completos, épicos y artistas.
No, no es de recibo hacer un certamen de novilladas con “ganaderías minoritarias” –calificación despectiva y despreciable- y novilleros con escaso oficio y recursos. Y cuyo resultado más “sobresaliente” y trágico es: dos novillos al corral después de los tres avisos y dos novilleros con dobles cornadas. Novilladas que superan en trapío y sentido la mayoría de corridas que lidian las “figuras” en casi todas las plazas del planeta de los toros.
En el tinglado taurino –como en todos los tinglados- sobra figuración, populismo y globalización para unos cuantos. Falta personalidad, responsabilidad, generosidad o autenticidad en y para casi todos. Sí, en lo individual y en lo colectivo.
O RECTIFICAMOS, O SEGUIMOS EN Y POR LA SENDA DE LOS FALSOS, GOLFOS O BOBOS.
HAY QUE EXIGIR DECENCIA, INTELIGENCIA Y MAGNIFICENCIA ¡YA!

      La llaman Feria de Otoño
      Y es una verbenilla maltratada
      Tres corridas y dos novilladas
      Eso, para Las Ventas, es casi nada

      El aficionado cabal anda cansino
      De tanta desidia y desatino
      Y hay bellas damas abonadas
      Que están hasta el mismísimo… moño

1 comentario:

  1. Aunque,evidentemente,Vd no necesita para nada mi calificación,yo por mi cuenta, le doy un 10.
    Un saludo

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