lunes, 16 de julio de 2012

La suerte del bajonazo

Por Pepe Campos

Madrid, 15 de julio de 2012. Tercer festejo del ciclo de novilladas con picadores del verano 2012 en Las Ventas.
Manuel Dias Gomes (azul pavo y oro)/Juan Ortega (grana y oro)/Luis Miguel Castrillón (burdeos y oro). Juan Ortega y Luis Miguel Castrillón se presentaron en Las Ventas en novillada con caballos. Juan Ortega sufrió una cornada de 15 cms en la pierna derecha por debajo de la corva de la que fue operado tras matar a su segundo novillo (quinto de la tarde). Se ausentó del ruedo para ser asistido en la enfermería después de matar a su primer novillo hasta su segunda intervención en la que mostró vendaje en la pierna derecha. El percance había pasado desapercibido por el público y se produjo al realizar un quite al primer novillo de la tarde. 
5 novillos de la ganadería de Luis Algarra de procedencia Juan Pedro Domecq (con antigüedad en 1983). 1 novillo de la ganadería Yerbabuena, corrido en cuarto lugar. Los novillos fueron mansos, nobles y flojos. De poca casta. Recibieron cada uno dos varas, algunas simplemente señaladas como al sexto. Les faltó remate, a excepción del novillo de Yerbabuena, más cuajado. El piquero Antonio Saavedra, señaló sus puyazos en el morrillo al quinto novillo, aspecto bastante raro en estos tiempos de tauromaquias traseras. 
El sexto, negro salpicado, de Algarra (Foto: las-ventas.com)
Pocos aficionados entienden el por qué de este ciclo de novilladas, si se mira la elección de novilleros establecida. Como en tantas otras ocasiones los novilleros anunciados acudieron con muy poco bagaje. Entre los tres sumaban 12 novilladas toreadas en 2011. Así es muy difícil que se produzca el triunfo en un compromiso tan importante como torear en Las Ventas. A ello se suma el concepto de toreo que mostraron los tres espadas, perteneciente a la nueva tauromaquia consistente en dar muchos pases sin atender a la colocación, al temple, al mando y a emocionar -es decir, a torear- cargando la suerte. Habría que preguntarse dónde aprenden el oficio estos novilleros. Sí, bien, puede que estén pendientes del espejo donde se refleja el toreo que hacen las figuras hoy, y que al mirarlo pretendan imitarlo, aunque, es evidente, que lo hacen sin llegar a las acabadas formas que consiguen los que mandan en el escalafón. Están a años luz de ellos, y se podría sentenciar que por ese camino no llegarán a ser nada.

Todos los novillos lidiados en la tarde de ayer pudieron ser de triunfo. Fueron nobles, algunos nobilísimos, de pocas fuerzas, que por ello demandaban claridad de ideas desde el principio, tandas justas de muletazos, colocación, distancia, temple y ligazón. Sabemos que eso no es fácil pero es el único modelo a seguir para lograr el triunfo. Los novillos de ayer permitían el toreo de salón, y se encontraron, con faenas largas, distancias cortas que agotaron su escaso brío y empuje, toreo por las afueras -en el mejor de los casos- que no les obligaba y que les desentendía de los engaños, o -en el caso normativo- topar y tropezar con la muleta. Mucho toreo con la derecha y poco con la izquierda. Los novillos tras un severo agotamiento acabaron pidiendo una muerte que les fue recetada por la vía rápida del bajonazo. Una suerte reivindicada por los novilleros de este ciclo, y que ayer fue consumada con esmero y premeditación, por los tres novilleros, con distinto resultado, que fue alcanzado según la timidez mostrada por los aspirantes a matadores de toros, poca timidez la de Juan Ortega, que destacó por su maestría bajonera -a la muerte de su primer novillo, tras recetar bajonazo, reaccionó con una estocada como dada por Rafael Ortega-. Un poco más tímidos, a la hora de exhibirse en la suerte de las estocadas caídas y bajas, estuvieron Manuel Dias y Luis Miguel Castrillón. 
Juan Ortega al natural (Foto: las-ventas.com)
De los novilleros resaltó Juan Ortega que dio a entender que posee un buen corte de torero, templado y cadencioso; pero aderezado de grandes deseos de sacar a colación toda clase de ventajismos, es decir, aquello que se le estará enseñando en las tientas, en el campo, en las clases de toreo de salón. Una pena. El ciclo de novilladas está resultando lamentable. ¿Por qué vienen -generalizamos- estos novilleros? Ante esta enigmática pregunta los pocos aficionados que acuden en verano a Las Ventas comentan, en las gradas y en los tendidos, que Molés tendrá algo que ver en ello. Esto no se sabe. Pero da la impresión que estos novilleros vienen para que no vengan otros. Así como estas novilladas están programadas para que no se den corridas de toros que era lo habitual no hace muchos años, lo suyo y lo verdadero. Una palabra verdad que está ausente de las crónicas que luego se escriben en los medios taurinos más relevantes sobre lo ocurrido. Una actitud de los cronistas que no entendemos por qué se da. Es como si los periodistas taurinos no quisieran ser en su profesión, se escondieran y tuvieran miedo de molestar. ¿A quién? Sin la verdad no se va a ningún sitio, y si se llega a alguno será el de la mentira, de manera desfigurada y disparatada. Los toros son un reflejo de la sociedad en la que vivimos. La solución a estos tiempos tan aciagos se encuentra en cada uno de nosotros, en el compromiso que queramos asumir para ayudar a que nuestras convicciones salgan adelante. Por lo que se ve se está apostando por el final de la cultura taurina.

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