viernes, 6 de junio de 2014

Pasos, pases y poses

El comentario de Ángel Arranz


Acaparar

No es lo mismo una salida a hombros triunfal que una salida triunfalista. Ayer ocurrió en Las Ventas. Una oreja en cada toro, de las que están al límite con la vuelta al ruedo… como mucho. Lo peor es que el exitillo lo tuvo un torero con cualidades para cruzar la Puerta Grande haciendo el toreo clásico, puro, caro y eterno.
Daniel Luque –Duque le llamé en alguna ocasión por su proyección- lleva varias temporadas entre el sí y el no para dar el salto a la categoría de figura. Con la salida a hombros de ayer acapara otra puerta grande en plaza de primera… pero no sabemos si el “Buque” de Daniel tomará rumbo por aguas pacíficas y cristalinas o por aguas turbulentas. Su primer toro llegó a la muleta señalándole la puerta soñada, y su toreo solo fue hábil, efectista, superficial, moderno, de consumo, de los que pronto se olvidan. Cortó una oreja de verbena que sumada a la benévola de su segundo toro, le servirá a su polifacético y multinacional apoderado para manejar la foto y el intruso marketing en el misterio de las artes. Todo mucho más populista que la auténtica grandeza idealista.
Otro de los problemas primordiales por resolver que tiene el taurinismo profesional es: el acaparamiento de funciones. Cualquier parecido entre el utópico “libre mercado” del sistema, y la realidad sistemática es pura coincidencia.
Dijo un hombre viejo y cabal: “en la brevedad de la vida apenas hay tiempo para conocer a fondo dos o tres cuestiones o asignaturas”.
En La Tauromaquia hay individuos que son “verdaderos monstruos de la sabiduría”. Son ¿empresarios? en varias actividades, además de gestionar varias plazas de toros son ganaderos, apoderados, comisionistas, etc. todo al mismo tiempo. Se me ocurre que: “los que mucho acaparan poco producen”. Los hechos están a la vista: hay menos minas concretas que ruinas completas. En realidad ni hacen ni dejan hacer o… deshacen más de lo que hacen.
Una de tres, o lo que hacen es muy fácil y viene rodado; o hay demasiada frivolidad en sus trabajos; o lo que hacen y deshacen deja mucho que desear.
No toda la culpa es de ellos, porque tampoco hay muchos espejos por las alturas donde mirarse. Todos sabemos que gran parte de “las elites” se lo llevan crudo por la nada de la nada en “riquísimos” y complejos consejos de administración, acaparamientos, corrupción o redacción. O en conferencias punzantes  a precio de diamantes.
¿Qué puede aportar un consejero en un enredo, del que algo sabe, pero que entiende lo mismo que el profano o mudo  conserje de una multinacional en un paraíso fiscal?
Ignoro si los de “podemos” podrán cambiar algo en esos poderes malolientes y repugnantes; lo que sí está claro es que de continuar por esa rutas, la humanidad, o parte importante de la humanidad, tiene menos porvenir que un perro flauta a las puertas de las guaridas de los perro lobos, perro ogros o perros rabiosos. Rafael perdona si me he pasado.
Sí, hay mucha rabia en toros, toreros y toreos en los ruedos de las plazas de toros; y en los universales de las calles también… haciendo o interpretando pasos, pases y poses sin ton ni son ni ilusión ni aceptación. Si no se estudian, se aprenden, se rectifican, se solucionan  las rabias de norte a sur y del este al oeste, la indignación será más letal que racional.
El discursillo viene a cuento con el populismo que reinó ayer en la primera plaza de toros del mundo.
Los toros del Puerto de San Lorenzo hicieron honor a su encaste Atanasio-Lisardo, abantos, manseando, con escasa  fijeza en capotes y varas, todos para ser mejor lidiados con la muleta y dos de ellos puerta grande.
Toreos paralelos o hacia las afueras, de pasitos atrás, de rutina, de acompañar las embestidas en vez sentirlas y templarlas, de colocación en la diagonal del toro con brazo y muleta al límite exterior de las distancias, haciendo un arco o puente entre los dos contendientes teóricamente bravos. No es lo mismo meter los riñones lidiadores hacia adentro que sacarlos hacia afuera. No es lo mismo cinturas y muñecas toreras que cinturas y muñecas pasajeras.
El Cid no fue el torerazo de tardes inolvidables. Padilla aunque encabezase el escalafón la temporada pasada es lo que fue y será: torero voluntarioso, pundonoroso, bullicioso, profesional respetado y respetable… pero lejos de la enjundia de la torería en la Bahía de Cádiz.

            Cuando se come de lo mismo
            Egoísmo es: yo y acaparar
            Generosidad es: nosotros a compartir
            Narcisismo es: yo y nadie más
            Vanguardia correcta es: nosotros a funcionar
            Egoísmo y narcisismo es superficial
            Generosidad y vanguardia es inmortal
            Hay toros, toreros, toreos y taurinos legales
            Pero… se cuestionan o perjudican sus modales
            ¿El rancho tiene salubridad y continuidad?

P.D. “Podemos”, es una reciente ¿agrupación ciudadana? que en las elecciones al P.E. ha obtenido resultados ¿sorprendentes?

P.D. Rafael, es el Doctor –también en tolerancia y generosidad, por supuesto… sin que le salpiquen o deba compartir mis opiniones “extrataurinas”-  D. Rafael Cabrera Bonet.

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