miércoles, 4 de junio de 2014

Pasos, pases y poses

El comentario de Ángel Arranz


Sorpresas

Miguel Ángel Perera impone su ley en Las Ventas.
Ley basada en el valor sin trampa ni cartón. Firme, seguro, convencido, el valor es el padre y la madre del temple… el temple es el hermano mayor que puede y domina a los toros. Todo se queda en familia.
Quizá el catedrático Capea (padre), suegro de Perera e ha inculcado esos matices que la tauromaquia del yerno necesitaba: más ortodoxia en la lidia, más reposo en el ritmo, más torería en las pausas, más limpieza en los pasos, pases y poses.
Hasta hace poco, Perera, abandonaba la plaza como el que ha participado en una guerra o guerrilla… traje estropeado, o manchado - ayer también, pero menos- con golpes o varetazos en demasía, y… demasiadas veces visitaba la enfermería.
Hace unas tardes cortó tres orejas y ¡sorpresa! el traje o vestido de torear se lo podía volver a poner como si de uno a estrenar se tratase.
El valor persistente y de ley de Perera está mejor administrado; su evolución, con o sin indicaciones es tan evidente como inteligente.
Sí, Perera tiene mucho mérito. Ayer subió otro eslabón para la consecución de una tauromaquia personal de menos formas modernas y de fondos más clásicos: valor, temple, control y dominio con y ante los toros.
Y superó una prueba que desconocen otras figuras de moda o demodé: lo que había demostrado con el casi monopolístico y “cómodo” encaste que normalmente  lidia, lo demostró con un noble toro de Adolfo Martín encaste Albaserrada. Faena de menos a más, rotunda, casi redonda…que culminó con una estocada de premio. Dos orejas le cortó al cárdeno llamado Revoltoso… Calmoso lo llamaría Perera si el ejemplar resucitase.
Ojo, los chavales que se inician en el oficio sin estilo definido, que no se fijen solo en Perera porque hay otras tauromaquias tan válidas, o ¿más?,  que la de Miguel Ángel… pero hay que reconocer que ayer conquistó con todo merecimiento al público y a la afición de Las Ventas.
La corrida, hasta que el quinto toro llegó a la muleta, era otra decepción. Toros que en su recorrido apenas iban más allá de las zapatillas al tantearlos de capote y siempre mal andando o embistiendo a tarascadas. Terciados, flojitos y sositos, a la defensiva, como todo bicho viviente que quiere y no puede.
Ferrera, fácil y dispuesto en todas sus intervenciones con un lote complicadillo e indispuesto.
Algo observó Urdiales a su segundo toro –quinto de la corrida- cuando ¡sorpresa!, brindó a todos los espectadores. En los dos primeros tercios el toro parecía una fotocopia de los anteriores. Empezó entendiéndolo muy bien Urdiales. Faena de altibajos, de luces y sombras… con pasajes añejos y bellos como cuando al toro lo torea y lo lleva en redondo por los dos pitones al círculo final que marca la cadera y dibuja la muleta… pero no hubo esa continuidad y unidad que se necesita para lograr el triunfo. El fallo a espadas le hizo perder la petición de un trofeo.
Sí, la tarde de toros tuvo ochenta minutos del montón y cuarenta de sorprendente emoción. Se trata de ir a más en el tiempo y la calidad… de eso se trata.
 Suele haber más verdad en las corridas “modestas”
Que en las cacareadas y promocionadas corridas “extras”
Toro grande para torero chico
Parece un falso y continuo circo
Toro chico para torero grande
Es “histórico”, pero es un fraude
Toreos hacia las afueras y con ventajas
Toreos para sorpresas hueras con rebajas
Toreros tremendistas o propagandistas… para “ilusionistas”
Toro, torero y toreo redondo y rotundo
Para todo… o para casi todo el mundo.

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