jueves, 13 de junio de 2013

Panoramas (y II)

Por Ángel Arranz Izquierdo

La técnica es imprescindible para la regularidad en las lidias; la técnica es el denominador común de los que se ponen ante los toros, pero a partir de esa regla sin excepción, hay que imprimir al arte de torear la personalidad, estilo, temperamento, improvisación, motivos y sentimientos de cada cual.
Otra sugerencia a los toreros; cuando hablen o se explique, borren de su vocabulario las palabras “divertir” o “disfrutar”, y que no sea banal la palabra “importancia”. El personal –incluidos ustedes- disfrutan y se divierten con amigos, romances, hijos, nietos, con gracioso espontáneos o profesionales, hubo tiempos en que casi todos también nos divertíamos con los fantásticos, entretenidos y casi olvidados toreros cómicos en fiestas y verbenas.
Ustedes son protagonistas de un ritual melodramático que para definirlo y sentirlo de verdad requiere de palabras más profundas, completas, rotundas y casi enigmáticas. Y eso de: “he estado importante” o “mi faena ha sido importante”, es… primaria pedantería. Aunque sea cierto, la importancia la han de dar los compañeros, espectadores y observadores… y usted se siente orgulloso, realizado o satisfecho de ser torero. Las frivolidades están fuera de lugar, siempre, en los acontecimientos taurinos.

Belmonte en Pamplona, cuando era más importante torear que "disfrutar"
Los toreros no deben olvidar que su evolución ha de ser de menos a más en todos los órdenes, y más, para llegar a las metas que solo la solera da a las obras y artistas que lo merecen. Otros asuntos, son, que las ambiciones o las circunstancias sean propicias para llegar y mantenerse. Pero, los principios y responsabilidades han de ser respetuosas y transparentes con el único arte vivo que hay.
Hay que ser sensatos, tonterías… las menos o las justas. Opinar de novilleros y becerristas es casi imposible por los enredos, oportunistas, oportunidades y dineros que se manejan en su formación. Los dirigentes y asesores del galimatías montado y desmontado son los que tienen que dar explicaciones. Sí, el panorama es borroso y desolador, hay un páramo lleno de confusión y carencias… como los gérmenes del sistema casi integral y global que nos camela, insulta, reprime y oprime. ¿O no? Sí, hay libertad de expresión, la prueba son estas reflexiones que suscribo, pero no sirven para nada, o sirven para que algún cobarde intente agredirme.

Paco Camino... "otra" forma de citar, cargar, mandar... y torear. Técnica y estética puestas al servicio del toreo
Los toreos son derivados de los toros y de los toreros. Afortunadamente, dentro del erial que he descrito, quedan ¿residuos? del toreo trascendente, auténtico y bello. Mérito y honor a los que lo practican porque la tendencia es el destoreo. Esa pierna contraria escondida; esos múltiples pasos atrás o a los lados; esos pitones que no llegan o se pasan en tamaño y…; ese enlazar los pases al hilo de las astas; ese “toreo” en paralelo o hacia las afueras; esa cicatería en el toreo de capote; esos inicios de faena sin probar y dominar a los toros; ese desconocimiento de la lidia más elemental; esa reducción de tres actos –puyas, banderillas estoques y todas las suertes que enriquecen, complementan y adornan los “trastos” de torear- a la faena de muleta es un error y un horror para el futuro de los toreros. Es más, sin esos ingredientes precisos y auténticos el toreo no es el toreo, es un sucedáneo que lo aproxima al destoreo. Es decir, lo que fue y ya no es. ¿Quién dice que la inmensa mayoría de toreros torea mejor que nunca? ¿Quién me asegura que interpretar treinta lances puros de capote y de muleta tiene más riesgo que pegar sesenta muletazos? ¿El toro es mítico y el torero héroe?
Con y sin ánimo de ofender, hemos presenciado más el pegapasismo que el arte de torear. El público no es tonto, ha ido de más a menos en las taquillas.
¿Qué destacar de la feria de San Isidro, corrida de la Prensa, corrida de la Beneficencia y de las verbenas del “Arte y la Cultura o de la Comunidad”?

Fernando Sánchez en su sensacional para al último de Cuadri (Foto: las-ventas.com)
Dos imágenes inéditas o casi inéditas para los anales de la historia de Las Ventas y de la Tauromaquia. Una, el “chulesco”, original, andarín y garboso par de banderillas de Fernando Sánchez, digno de llevarlo a la ilustración de carteles por parte de pintores y fotógrafos para inmortalizarlo. Dos, Fernando Sánchez y sus compañeros de cuadrilla, menos un picador, dando la vuelta al ruedo como premio a su excelsa labor con el consentimiento y generosidad de Javier Castaño, su jefe de filas, que esperaba muleta en mano para continuar la lidia. ¿Qué me parece? Inédito, no se si fue correcta la vuelta, pero cada lidia tiene tres tercios o actos - como algunas representaciones escénicas- y hay que premiarlos juntos y por separado. Esas suertes de banderillas, varas y lidia obligan a superarse a los toreros de plata, y descalifican para siempre jamás a las “jóvenes generaciones” –palabras textuales de un buen mozo y compañero mío de tertulia radiofónica- que fundamentalmente valoran el toreo de muleta y la estocada. ¡Cómo están demasiadas muletas y estoques!
Lo demás, algo menos mal que el “San Isidro 2012. La peor feria de la historia”, título de un libro firmado por Rafael Cabrera Bonet y un servidor, donde explicamos y demostramos el fiasco del tripartito fracasado. No, no sé si Rafael estará de acuerdo en publicar otro con el continente y contenido de este año. Sería interesante para que mañana sepan dónde estamos y de dónde venimos. Los voceros del sistema son menos fiables.
2013 ha sido una feria de ferias y de verbenas normalita. Digo normalita porque el que tres figuras corten un total de cuatro orejas es normal. Que otras corten una, en dos o tres tardes, es menos que normal. O que una corte dos orejas a un toro de los ocho que ha lidiado no es para tirar cohetes. No hace tanto esos porcentajes de orejas se superaban con creces. Sí, me alegro que varios toreros españoles y “forasteros” hayan tenido éxitos en sus actuaciones. Se lo han trabajado, hace falta renovar y reciclar los escalafones superiores. ¡Ánimo a Fandiño, a todos los toreros heridos y dolidos!
Ocurre que estamos tan caninos de toros, toreros y toreos –y tantas otras cosas- que algunos cómplices o aprendices de opinión y divulgación pretenden hacer lo ordinario -de normal, común y frecuente- algo extraordinario. Liantes: ¿bien o mal intencionados?
Los resultados del ciclo primaveral 2013 han sido los mínimos que se pueden pedir a un acontecimiento taurino de ese calibre. De ahí para arriba el ritual de las siete de la tarde mantiene o crea afición. De ahí para abajo crea malestar y decepción en abonados y aficionados. “Al loro” con las urgentes y necesarias maniobras que se han de realizar de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo o como les da la gana; es lo que han venido haciendo y hacen dirigentes fatuos, hundidos y caducados. Hay que estar “al loro” desde el coro de los graderíos. Y “al loro” con el toro, torero y toreos falsos. Y miremos el panorama con inmediatez, pero sin perder perspectivas, todavía el arte de torear está en las manos de los de siempre, de sus vástagos y sus ¿fieles? Analicemos lo que han logrado. Esa es la cuestión a tratar y desmontar.

            Como primavera sin flores
            Como otoño sin colores
            Como verano sediento
            Como invierno hambriento
            Sin clima, sin filosofía
            Con pocas alegrías
            Así están las torerías
            Como campo helado
            Como genio olvidado
            Como nido sin crías
            Como alimentos sin garantía
            Con pocas simpatías
            Está la ciudadanía
            Sin moral, sin señal
            Todo, casi todo es artificial
            Hay que volver al manantial.

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